Los días previos a esta Navidad del 2008, le han sido más que favorables por parte de la Unión Europea al presidente electo de Estados Unidos Barack Obama, respecto del cumplimiento de sus compromisos de campaña, mismos que sumados a su imagen de renovación y aireación del sistema caduco y enfermizo impuesto por el afortunadamente saliente, George W. Bush, le hicieron conquistar un triunfo democrático histórico que lo obliga a dar estricto acatamiento a los mismos.

Tres son los compromisos torales del nuevo gobierno estadounidense que iniciará, ante la mirada expectante de todo el mundo el 20 del entrante enero de 2009, todos ellos de carácter e influencia precisamente internacional y como consecuencia de los problemas heredados de la administración "bushianesca" ya considerada como la peor en la historia de la potencia del norte:

Estrategia singular para enfrentar con éxito la crisis económica mundial que detonara el propio Estados Unidos y la convirtiera en globalizada, habilidad diplomática para dar por terminadas las guerras intervencionistas de Irak y Afganistán y el cierre de la oprobiosa e ilegal cárcel de Guantánamo, que podría traer aparejado la entrega de ese pedazo de territorio a la soberanía de