Grupo Tata: Zaratustra fue de la escuela y la filosofía al mundo de los grandes negocios

01/01/2008
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

 En los colegios secundarios se enseñan muchas cosas de tal manera que sirven para que, en el mejor caso, los alumnos las estudien de memoria y las olviden al otro día sin sacar de ellas conclusión alguna. Una de las tantas es el mazdeismo, la religión de los antiguos persas, la que predicó un profeta llamado Zoroastro que enseñó una doctrina dualista entre el bien (Ahura Mazda u Ormudz), el creador de las cosas, y el mal (Angra Manyu o Arhiman), la serpiente, hijos de Zervan Akarena, el tiempo infinito, aquél que se autoengendró.

 

Muy pocos en el mundo tienen idea de ello. A algunos más les suena la palabra Zaratustra, con la que también se conoce a Zoroastro, probablemente originario de Bactriana, en la zona del norte de Afganistán de donde algunos presumen que se expandió la original raza aria. Y como Zaratustra se lo conoce más porque el filósofo alemán de fines del Siglo XIX Friedrich Nietzsche escribió una obra trascendente, en un llano estilo novelesco titulada, precisamente, “Así habló Zaratustra”, en la que un personaje, tomando el nombre del viejo predicador, ensayó su teoría de que el hombre que conocemos es una especie en transición entre el mono y el superhombre.

 

El mazdeismo o zoroastrismo fue la creencia de los antiguos medos (hoy kurdos) y persas, desplazada por los musulmanes cuando la religión predicada por Muhammad ibn ‘Abd Allāh (Mahoma) pasó del Cercano Oriente y el Magreb a expandirse por el Oriente Medio. El viejo Imperio Persa se convirtió entonces masivamente al Islam y otro tanto ocurrió con Afganistán y el Imperio Mongol de la India. Los mazdeistas quedaron acotados a una muy reducida minoría, pero no desaparecieron perdidos en los libros de historia antigua. Zervan Akarena se encargó de preservarlos.

 

Y es así que hoy, en los comienzos del Siglo XXI, algunos de ellos se han convertido en personas de un gran poder económico, particularmente en la India. Una de esas personas adquirió gran notoriedad en los últimos días por hechos que tienen que ver con el conflicto que la India y Pakistán arrastran desde 1947, como fue la serie de atentados terroristas en Mumbai, por un lado, y, por otro, con la monumental crisis que afecta la economía mundial y que en el caso de la industria automotriz también ha llegado a la India. Se trata, nada menos, que del ingeniero y arquitecto Ratán Naval Tata, cabeza del poderoso conglomerado industrial, hotelero y demás, conocido como Grupo Tata.

 

 Ratán Tata, nacido en la mismísima Mumbai, capital financiera de la India , y que el próximo 28 de este diciembre cumplirá 71 años, entre otras cosas fue el creador del automóvil más económico del mundo, el modelo Nano, de la marca Tata. En 2005 fue distinguido por la revista Forbes como el empresario asiático más destacado y en 2000 fue condecorado por el gobierno de su país, en tiempos del derechista Atal Bihari Vajpayee. Luego de recorrer universidades estadounidenses como Cornell y Harvard recién ingresó para trabajar en el grupo familiar en 1962 y en 1992 asumió la conducción del mismo. Su nombre apareció en los medios cuando un grupo pro pakistaní hizo detonar explosivos e incendió el gran hotel Taj Mahal de Mumbai, el emblema del grupo en ese negocio con un costo de 183 vidas, entre ellas 15 empleados. Allí se hizo presente en medio del proceso de recuperación policial del mismo para anunciar una multimillonaria reconstrucción de esa joya arquitectónica. Nada menos que 100 millones de dólares estadounidenses.

 

Aunque en menor proporción el apellido Tata apareció en los medios durante la semana pasada cuando el grupo anunció el cierre por tres días de su planta automotriz en Pune, ciudad del estado de Maharashtra cuya capital es Mumbai. Un hecho casi insignificante en el marco de la crisis mundial de ese sector productivo si se lo compara con el virtual estado de quiebra del gigante estadounidense General Motors o con los problemas de otras firmas del llamado Primer Mundo. En lo que iba del año Tata había anunciado inversiones por u$s 3.800 millones en la producción automovilística de los cuales 1.500 millones están destinados al desarrollo de la planta de Pune (inversión ahora también paralizada) y la producción del Nano, cuyo costo al público es de u$s 2.500, y otros 2.300 millones para adquirir en el Reino Unido las emblemáticas fábricas de Land Rover y Jaguar.

 

El Grupo Tata fue fundado, con la instalación de un taller textil, en 1860 por Jamsetji Tata y actualmente posee 98 empresas en todo el planeta, agrupadas en siete sectores: comunicaciones y sistemas de información; ingeniería; materiales; servicios; energía; productos de consumo, y químicos. Su facturación anual es del orden de los u$s 22.000 millones y representa el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) de la India. Además de la cadena Indian Hotels, cuya bandera es el Taj Mahal de Mumbai, y de Tata Motors, líder automotriz en la India , el Grupo es el mayor productor de té del mundo a través de Tata Tea; también posee la principal empresa asiática de servicios informáticos, la Tata Consultancy Services; y con la Tata Steel ocupa el segundo lugar entre los productores de acero de la India y uno de los primeros del mundo. En este último, a raíz de la crisis recesiva, despidió este año algunos centenares de trabajadores en su planta de hojalata en Gales, Reino Unido. El Grupo sostiene en materia cultural el Instituto Tata de Investigación Fundamental, de Mumbai y como curiosidad se señala que en los últimos 75 años ninguna de sus empresas ha sufrido huelgas, en tanto que es famosa su política anticorrupción que sanciona gravemente a aquellos que se atreven a pedir comisiones.

 

Pero en Mumbai, además de otros ricos, aunque no tanto como Tata, hay otros zoroastristas famosos como el director de orquesta y violinista Zubin Mehta, hijo de Mehli Mehta, el fundador de la Orquesta Sinfónica de Mumbai. Y aunque no indio sino tanzanio, en el mundo de la música también brilló el mazdeista Farrokh Bomi Bulsara, conocido como Freddy Mercury, nacido en la isla de Zanzíbar, en el Océano Indico.

 

Según el último censo, de 2001, en la India existían 69.901 parsis, nombre con el que se los conoce también, que sumados a unos 5.000 en Pakistán y otros 25.000, aproximadamente, en el resto del mundo, hacen un total de unos 100.000 seguidores de las enseñanzas de Zoroastro en el mundo moderno. Una cifra que muestra un proceso de retroceso ya que la misma, algunas décadas atrás, era solo la de los que habitaban la India.

 

  1. Fernando Del Corro es  Periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Colaborador de la cátedra de Deuda Externa de la Facultad de Derecho (FD) de la UBA. De la redacción de MERCOSUR Noticias.

https://www.alainet.org/fr/node/131303?language=es
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS