Las Olimpiadas
“En el nido de pájaro” esta el huevo de la serpiente
07/08/2008
- Opinión
Miles de deportistas están presentes en Beijing en la espectacular presentación e inicio de las Olimpiadas en China. Llevan sus ilusiones y compromiso de representar a sus países y lograr alcanzar el podio de la victoria deportiva.
La alegría, el colorido y la organización es difundida a todo el mundo. China es el centro de la mirada internacional. Una mirada en la superficie de los acontecimientos deportivos, pero sin mirar la otra cara del problema que son las graves violaciones de los derechos humanos cometidos por el régimen chino.
Todo esto me lleva a hacer memoria y pensar en el Mundial de Futbol realizado en la Argentina en el año 1978 durante la dictadura militar que violaba los derechos humanos, provocando miles de muertos y desaparecidos, torturados, niños secuestrados y desaparecidos. Muchos luchadores de conciencia, contrarios a la dictadura estábamos en las prisiones y campos clandestinos de detención en todo el país y otros miles de compatriotas tuvieron que salir del país hacia el exilio para salvar sus vidas. La dictadura aprovechó el mundial de futbol para “limpiar su imagen” ante el mundo y pregonaba, “los argentinos somos derechos y humanos”.
Hoy esa situación, y en otro contexto se repite con los Juegos Olímpicos en China, un país que viola sistemáticamente los derechos humanos, que comete un genocidio y etnocidio contra el pueblo tibetano, sembrando miles de muertos, torturados y exiliados.
Es necesario preguntarse cómo el Comité Olímpico puede designar como sede a un país que viola los derechos humanos y separar el deporte de las condiciones de vida de los pueblos. Uno de los argumentos que esgrimen es que no hay que “contaminar el deporte con la política”. Pretenden hacer abstracción de las olimpiadas ocultando y desconociendo la grave situación interna del país. Es una actitud hipócrita de los dirigentes del Comité Olímpico, de su Presidente, Jacques Rogge a quien no les interesa en absoluto la vigencia de los derechos humanos y de los pueblos, pareciera que están más allá de toda ética, valores y responsabilidad.
No podemos callar frente a las graves violaciones de los derechos humanos en China. Como no podemos callar las violaciones de los derechos humanos de los Estados Unidos en Irak, Afganistán por más poderosos que sean. Nos transformaríamos en cómplices silenciosos y por omisión, de las injusticias.
Es un momento de reflexión y es necesario denunciar y reclamar al gobierno de China que respete el derecho del pueblo tibetano, que abra instancias de diálogo y solución al grave problema que vive ese pueblo sometido e invadido.
En el magnífico estadio Nido de Pájaro, se anida el huevo de la serpiente, por más escenario y esplendor que ponen en el desarrollo de las Olimpiadas. Y es necesario que el periodismo independiente, los medios internacionales de comunicación, gobiernos, organizaciones sociales y comunidades religiosas se pronuncien reclamando al gobierno chino el derecho del pueblo tibetanos a su autodeterminación, a encontrar caminos de convivencia y el respeto a su religión y cultura.
El Dalai Lama durante largos años viene reclamando un diálogo fraterno y positivo para alcanzar una solución justa y digna. Hasta ahora el gobierno chino se ha negado a recibirlo y continúa con su decisión de someter y destruir al pueblo tibetano. Los ojos del mundo están mirando a China y es necesario reclamar que las Olimpiadas, esa justa deportiva mundial, tiene por objetivo fundamental la hermandad y la Paz entre los pueblos.
Si esos objetivos se cumplieran sería un gran aporte a toda la humanidad y los Juegos Olímpicos cumplirían sus objetivos en bien de la China, el Tibet y el mundo. Esperamos con esperanza que la convocatoria olímpica sirva para afianzar la Paz y desterrar del Nido de Pájaro el huevo de la serpiente.
Hacemos un llamado a la comunidad internacional, a las iglesias, organizaciones sociales a pronunciarse y reclamar al gobierno chino una pronta solución con el pueblo del Tibet
La alegría, el colorido y la organización es difundida a todo el mundo. China es el centro de la mirada internacional. Una mirada en la superficie de los acontecimientos deportivos, pero sin mirar la otra cara del problema que son las graves violaciones de los derechos humanos cometidos por el régimen chino.
Todo esto me lleva a hacer memoria y pensar en el Mundial de Futbol realizado en la Argentina en el año 1978 durante la dictadura militar que violaba los derechos humanos, provocando miles de muertos y desaparecidos, torturados, niños secuestrados y desaparecidos. Muchos luchadores de conciencia, contrarios a la dictadura estábamos en las prisiones y campos clandestinos de detención en todo el país y otros miles de compatriotas tuvieron que salir del país hacia el exilio para salvar sus vidas. La dictadura aprovechó el mundial de futbol para “limpiar su imagen” ante el mundo y pregonaba, “los argentinos somos derechos y humanos”.
Hoy esa situación, y en otro contexto se repite con los Juegos Olímpicos en China, un país que viola sistemáticamente los derechos humanos, que comete un genocidio y etnocidio contra el pueblo tibetano, sembrando miles de muertos, torturados y exiliados.
Es necesario preguntarse cómo el Comité Olímpico puede designar como sede a un país que viola los derechos humanos y separar el deporte de las condiciones de vida de los pueblos. Uno de los argumentos que esgrimen es que no hay que “contaminar el deporte con la política”. Pretenden hacer abstracción de las olimpiadas ocultando y desconociendo la grave situación interna del país. Es una actitud hipócrita de los dirigentes del Comité Olímpico, de su Presidente, Jacques Rogge a quien no les interesa en absoluto la vigencia de los derechos humanos y de los pueblos, pareciera que están más allá de toda ética, valores y responsabilidad.
No podemos callar frente a las graves violaciones de los derechos humanos en China. Como no podemos callar las violaciones de los derechos humanos de los Estados Unidos en Irak, Afganistán por más poderosos que sean. Nos transformaríamos en cómplices silenciosos y por omisión, de las injusticias.
Es un momento de reflexión y es necesario denunciar y reclamar al gobierno de China que respete el derecho del pueblo tibetano, que abra instancias de diálogo y solución al grave problema que vive ese pueblo sometido e invadido.
En el magnífico estadio Nido de Pájaro, se anida el huevo de la serpiente, por más escenario y esplendor que ponen en el desarrollo de las Olimpiadas. Y es necesario que el periodismo independiente, los medios internacionales de comunicación, gobiernos, organizaciones sociales y comunidades religiosas se pronuncien reclamando al gobierno chino el derecho del pueblo tibetanos a su autodeterminación, a encontrar caminos de convivencia y el respeto a su religión y cultura.
El Dalai Lama durante largos años viene reclamando un diálogo fraterno y positivo para alcanzar una solución justa y digna. Hasta ahora el gobierno chino se ha negado a recibirlo y continúa con su decisión de someter y destruir al pueblo tibetano. Los ojos del mundo están mirando a China y es necesario reclamar que las Olimpiadas, esa justa deportiva mundial, tiene por objetivo fundamental la hermandad y la Paz entre los pueblos.
Si esos objetivos se cumplieran sería un gran aporte a toda la humanidad y los Juegos Olímpicos cumplirían sus objetivos en bien de la China, el Tibet y el mundo. Esperamos con esperanza que la convocatoria olímpica sirva para afianzar la Paz y desterrar del Nido de Pájaro el huevo de la serpiente.
Hacemos un llamado a la comunidad internacional, a las iglesias, organizaciones sociales a pronunciarse y reclamar al gobierno chino una pronta solución con el pueblo del Tibet
https://www.alainet.org/fr/node/129153
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