Articulando la resistencia al agronegocio energético

20/05/2008
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  • Opinión
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El jueves pasado, en el marco de la tercera edición de la Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas, tuvo lugar en Lima una actividad destinada al análisis de los combustibles de origen vegetal, titulada “Agrocombustibles; ¿para el beneficio de quién?-Resistencias al agronegocio energético”. En ella presentaron sus experiencias diferentes activistas de América Latina y Europa, ante una numerosa audiencia que participó activamente de las discusiones que se plantearon.

La actividad se abrió con la intervención de Christine Pohl, de Amigos de la Tierra Europa, quien puso énfasis en el rol de la Unión Europea en el financiamiento de los agrocombustibles, dando visibilidad al papel de los bancos europeos en la financiación de los mismos.

Posteriormente Kirtana Chandrasekaran, de Amigos de la Tierra Inglaterra, centró su exposición en explicar qué se hace en Europa con la soja importada de América Latina. Indicó que se utiliza principalmente par alimentar a los animales sin medir las consecuencias medioambientales que conlleva, destacando además que las enfermedades que a raíz de ello están desarrollando los animales le están costando a los gobiernos europeos millones de euros, que son gastos que se transfieren a la población.

Por otra parte, se cuestionó el por qué Europa es uno de los principales destinos de la soja, señalando principalmente tres razones para ello; su bajo costo -tanto como alimento para el ganado como para producción de agrocombustibles-; el que no existan aranceles aduaneros sobre la soja; y el que debido a los acuerdos internacionales, no se le permita a Europa producir su propia soja.

Chandrasekaran afirmó que las soluciones que se proponían al respecto consistían en que se disminuyera la importación de soja -lo que haría que se redujeran los subsidios que otorga el gobierno además-, a la vez que se proponía que se les pague el precio justo a los productores por la soja que producen, y que exista una mayor cooperación entre los grupos europeos y latinoamericanos.

Luego tomó la palabra Pablo Bertinat, del Taller Ecologista de Rosario, quien coordina el Área Energía del Programa Cono Sur Sustentable. Bertinat se refirió a la profundización del modelo sojero a través del impulso a los agrocombstibles, e indicó que Argentina exporta fundamentalmente harina de soja, y no aceite, por lo que se necesitarían varios millones de hectáreas más plantadas con soja para la producción de combustibles de origen vegetal.

Bertinat señaló que según se había estudiado, la mejor solución para contrarrestar el cambio climático era dejar el monte tal cual está, y no plantar soja o deforestar. Asimismo, se refirió a la pérdida de nutrientes del suelo por parte de la plantación de soja, y también reparó en la hidrovía, afirmando que es un ejemplo más de cómo el gobierno argentino pone dinero para mantener este modelo (dado que se proyecta que la soja que no se plante en Argentina puede venir a través de esta vía). Por último, indicó que Argentina importa gasoil (un combustible considerado “sucio”), para poder exportar combustible considerado “limpio”.

Acto seguido Tatiana Roa -de CENSAT-Agua Viva, Amigos de la Tierra Colombia- indicó que el impulso a los agrocombustibles en Colombia se dio a través de un marco legal que promovió la implantación de un porcentaje de etanol en la gasolina que se consumía, señalando luego que en el país hay especulación de proyectos tanto de caña de azúcar como de palma aceitera. Afirmó que existe un proceso de deterioro de las condiciones de trabajo de los cañeros, principalmente en el área del Valle del Cauca, agregando además que los ingenios cañeros consumen prácticamente la totalidad del agua de las cuencas hidrográficas de la región. Por último, dijo que se está generando una importante deuda al producir insumos para los agrocombustibles, perjudicando además a la producción nacional de alimentos.

Por su parte Ana María Lozano, de la también colombiana Comisión de Justicia y Paz, afirmó que fue hacia el año 1998 que se impulsó en Colombia la producción de palma, lo que trajo aparejados desplazamientos de comunidades de la Cuenca del Curvaradó -en el departamento del Chocó-, e incluso se registraron casos de asesinatos directamente vinculados a la expansión de este cultivo. Señaló que hay militares directamente implicados económicamente en la producción de palma, y que se sigue deforestando para avanzar en la siembra.

Como forma de resistir a este proceso, Lozano explicó que las comunidades que habitan en esa región han tenido un proceso de organización. En este sentido indicó que se habían realizado peregrinaciones, formas de resistencia que significaban un acto de dignidad para recuperar las tierras -porque las empresas productoras habían sellado los territorios de las comunidades-, así como también se había procedido a cortar hectáreas de palma, para poder habitar la tierra.

Acto seguido, dos miembros de las comunidades afectadas, Luis Alberto Renfería y Eustaquio Polor, indicaron que dos estrategias que habían utilizado eran la creación de zonas humanitarias, y el establecimiento de zonas de biodiversidad para recuperar un poco de lo que se perdió (a pesar de las amenazas recibidas por parte de las Águilas Negras, grupos armados que cuentan con la connivencia del Ejército colombiano). También indicaron que era el propio Estado el que los había desplazado con la excusa de combatir a la guerrilla, cuando en realidad lo que se quería era implantar la palma.

Posteriormente Mario Godínez, representante de CEIBA-Amigos de la Tierra Guatemala, indicó que hay varias especies que se utilizan en Centroamérica para producir agrocombustibles, de las cuales la más antigua es la caña de azúcar. Godínez explicó que el cultivo de la caña era emblemático, tanto por la degradación ambiental que causaba en las cuencas, como por el acaparamiento del mismo efectuado por cinco o seis familias de la región que concentraban un gran poder, y que se conocían popularmente como “los barones de la caña”.

El activista afirmó que actualmente este cultivo se está expandiendo hacia otros territorios, y que está buscando asentarse en tierras indígenas con miras que superan el acotado horizonte temporal de los agrocombustibles –que estarán en boga por pocos años más-, y que tienen como finalidad apoderarse de los recursos naturales de los territorios. En este sentido Godínez afirmó que estamos hablando de alianzas de capitales oligarcas que actúan a nivel regional, donde la producción de agrocombustibles es un argumento para el posicionamiento del capital en nuevos territorios.

Luego tomó la palabra Sergio Schlesinger, de Cono Sur Sustentable Brasil. Schlesinger señaló que el cultivo de soja tiene gran importancia en Brasil, y que la caña de azúcar que genera el etanol también se produce mucho; respecto a esto último indicó que se afirma que la caña crece sobre áreas delimitadas, explicando que aunque esto fuera cierto, lo que se ve es que el ganado bovino disminuye donde está la caña, y aumenta donde está la Amazonía. Asimismo, señaló que además está el problema de los monocultivos como el de eucalipto, que crece desplazando a la población; respecto a ello dijo que las áreas destinadas a la plantación de las que habla el gobierno brasileño tienen gente viviendo en ellas, por lo que hay problemas con esto. A su vez, afirmó que el cultivo de caña se expande en las áreas donde hay producción familiar de alimentos básicos.

Por su parte Gilmar Luiz Pastorio, de la Federación de los Trabajadores de la Agricultura Familiar de Brasil (FETRAF, por su sigla en portugués), indicó que dicha agrupación no está en contra de los agrocombustibles, sino que a lo que se opone es a que cualquier tipo de producción rivalice con la producción de alimentos de la agricultura familiar.

Acto seguido se presentó la situación en Uruguay. La exposición estuvo a cargo de Carlos Santos, de REDES- Amigos de la Tierra Uruguay, quien indicó que en ese país, la empresa que tiene la producción de etanol es estatal, por lo que la preocupación, más que hacia esta compañía –donde de cierta manera hay un control público- está dirigida a los otros modelos: uno es el sojero, y otro el forestal (principalmente de eucaliptos).En cuanto a este último, se indicó que tiene dos derivaciones; la biomasa, y el etanol derivado de la celulosa. Además, se afirmó que la caña de azúcar es marginal comparada con estos dos modelos.

Por último, hizo su intervención Thomas Fritz, del Centro de Investigación y Documentación Chile-América Latina (FDCL, por su sigla en alemán). Fritz indicó que en Europa no existe una postura tan clara con respecto a los agrocombustibles, y que no es posible decir que todos los movimientos sociales latinoamericanos están en contra de éstos. Por ello señaló que es necesario profundizar la postura respecto a los combustibles de origen vegetal, indicando además que es preciso pensar sobre algunas ideas que se han propuesto, como la moratoria a la producción de agrocombustibles, y las certificaciones sustentables que elaboran ciertas organizaciones de la sociedad civil.

Fuente: Radio Mundo Real
http://www.radiomundoreal.fm/rmr/?q=es
https://www.alainet.org/fr/node/127671?language=es
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