William Godnick

La falta de jefes de hogar genera violencia juvenil

25/04/2008
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  • Opinión
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La violencia no viene en el ADN, sino que se aprende. Centroamérica, con sus conflictos armados y sus opresiones económicas ha sido, por años, una escuela de violencia. Y sus jóvenes, los mejores alumnos.

De allí que hablar de violencia en las escuelas en esta región resultaría irrisorio: los establecimientos educativos, allí, son parte de calles violentas, familias violentas, economías violentas, política violenta.

William Godnick es un especialista en estos temas. Nació en Bahamas, se crió en los Estados Unidos, pero ha recorrido el mundo trabajando temas vinculados a la resolución de conflictos mediante el uso de la fuerza. Es miembro de la organización británica Internacional Alert y acredita un fuerte trabajo en materia de control de armas, siendo autor de numerosos libros y documentos editados en varios idiomas.

Como investigador, Godnick desarrolló gran parte de su trabajo en los países de Centroamérica.  Allí, dice, la violencia se exporta en formato de pandillas o maras, tal su denominación local. Habla de políticas erróneas de los Estados y hasta de la complicidad de los docentes en los enfrentamientos entre grupos de estudiantes.

Aquí nos traza, sintéticamente, una historia del nacimiento de las pandillas juveniles, su expansión y su incidencia.

- ¿Cuánto de la violencia que producen los jóvenes cree que es aprendida de los adultos?

- Hay que reconocer que el fenómeno de las maras en Centroamérica proviene de un conjunto de factores convergentes y a través de una historia fluida. Tomando el ejemplo de El Salvador tenemos que decir que la guerra de los 80 mató y desplazó una cantidad de gente hacia los Estados Unidos. Los salvadoreños en Los Ángeles, California, crearon sus pandillas como un mecanismo pragmático de supervivencia ante las pandillas afroamericanas y mexicanas.

Luego, las autoridades gringas empezaron a deportar importantes cantidades de ellos a El Salvador. Allá llegaron sin poder hablar bien ni el inglés ni el castellano pero con doctorados en delinquir y destinados a la exclusión.

- ¿Por qué se conoce la violencia de las maras o pandillas como fenómeno excluyente?

- En El Salvador de los años 90 encontraron un terreno fértil para reproducirse: una explosión demográfica, el crecimiento del narcotráfico y sicariato involucrando a jóvenes y excombatientes de la guerra y una gran falta de oportunidades de empleo y estudio. O sea, problemas comunes en los países en vías de desarrollo pero con particularidades más violentas en El Salvador.

- ¿Cómo fue la expansión en la región?

- Las pandillas expandieron hacia Guatemala, Honduras y el Sur de México. Su forma de tatuarse, desde los pies hasta la cabeza me parece un grito que busca la atención de la sociedad pero genera rechazo. Ahora dicen que se tatúan menos para no ser identificados como mareros (pandilleros). Por alguna razón el fenómeno no ha sido tan drástico en Nicaragua que también tuvo guerra y es el país más pobre. Algunos consideran que en Nicaragua el tejido social construido durante el Sandinismo y una sociedad más igualitaria en cuanto al trato entre las personas de diferentes clases sociales.

- ¿Ha tenido oportunidad de trabajar con jóvenes violentos y conocer por qué lo hacen?

- Tuve la oportunidad de visitar, a lo largo de una década, al pueblo salvadoreño de La Libertad. Allí vi jóvenes pobres aficionados al surf meterse en la marihuana, pero luego en el crack y finalmente en las pandillas. Pienso que es la falta de oportunidades, el escape y la posibilidad de conseguir dinero fácil de la droga y una falta bastante evidente de hombres jefes de hogar para dar estabilidad a los hijos.

- ¿Conoce planes que hayan trabajado con éxito el tema de la violencia juvenil desde la escuela? ¿Puedes comentarnos algunos casos?

- En El Salvador paralelamente surgió un fenómeno de pandillas estudiantiles entre distintos colegios  de la capital que luego se volvió una guerra mayor entre colegios nacionales y técnicos. Auque hubieron algunos muertes a causa de armas de fuego la mayoría de la violencia involucraba armas blancas y otras armas artesanales. Los escenarios de guerra eran los partidos de fútbol y las rutas de transporte a la escuela. Causó un terror total porque si te encontraban un grupo de estudiantes de la banda opuesta te golpeaban y te quitaron la ropa en la calle y llevaron tu insignia como un trofeo de guerra.

- ¿De qué manera intervinieron los adultos, los docentes por ejemplo?

- En algunos casos los profesores eran cómplices. El gobierno de El Salvador quería aplicarles la misma ley de mano dura que implementaban contra las maras, pero FLACSO (la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), UNICEF (el departamento de las Naciones Unidas para la Infancia) y la Dirección de Juventud del Ministerio de Educación hicieron un trabajo muy juicioso para comprobar al gobierno que era un fenómeno distinto a las maras.

- ¿En qué consistió esa tarea?

- Primero, era la exclusión del estudiante con vínculos directos con las maras. Segundo, la mayoría no eran de los mas pobre sino de la clases media y trabajadoras urbanas. Tercero, muchos entraron a la universidad después de terminar la secundaria y dejaron la actividad pandillera. El gobierno no tuvo otra opción que dejar al Ministerio de Educación enfrentar el problema en vez de la policía. Sin embargo, me quedo con la inquietud si estos jóvenes reproducen la violencia aprendidas luego en otros escenarios como el hogar.

Fuente: MDZ on line
 http://www.mdzol.com/mdz/nota/43269

https://www.alainet.org/fr/node/127375?language=en
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