…¿Y los Derechos Humanos?
07/03/2008
- Opinión
Quito
En el baño de sangre que Uribe dispuso ocurra en suelo ecuatoriano, sus tropas masacraron y asesinaron a una veintena de seres humanos que dormían, la mayoría en paños menores, y dejaron abandonadas a 3 mujeres que pudieron haber muerto de no mediar la llegada de las patrullas ecuatorianas, que se movilizaron por disposición del Presidente Correa, mientras hacía una cadena nacional de prensa, cuando recibió la llamada mentirosa de Uribe
Todos los convenios universales que pretenden disponer normas de conducta ética y humanitaria durante una guerra, proclaman como delito de lesa humanidad que los contendientes rematen a un enemigo herido o lo abandonen para que muera desangrado.
Los Convenios de Ginebra (que datan desde el Siglo XIX), fueron ratificados en 1949 por 194 Estados y gozan de aceptación universal.
Uno de los Convenios fue suscrito para Aliviar la Suerte que Corren los Heridos: Aprobado el 12 de agosto de 1949 por la Conferencia Diplomática para Elaborar Convenios Internacionales destinados a proteger a las víctimas de la guerra, que entra en vigor el 21 de octubre de 1950. En lo principal dice: “Los miembros de las fuerzas armadas y las demás personas… que estén heridos o enfermos, habrán de ser respetados y protegidos en todas las circunstancias. Serán tratados y asistidos con humanidad por la Parte en conflicto que los tenga en su poder, sin distinción alguna de índole desfavorable basada en el sexo, la raza, la nacionalidad, la religión, las opiniones políticas o en cualquier otro criterio análogo, incluyendo los pertenecientes a movimientos de resistencia organizados”.
Los Convenios de Ginebra hacen una clara diferenciación entre el derecho “internacional humanitario” y el derecho de los “derechos humanos” que son dos ordenamientos jurídicos diferentes, pero complementarios.
Y hacen señalamiento como violación a esos derechos, el terrorismo de estado y el terrorismo insurgente y, como parte de ellos, los apresados sin fórmula de juicio, los torturados, los desaparecidos y los ejecutados o asesinados.
Sin embargo, con toda la amplitud y detalle que estos instrumentos analizan los crímenes de guerra, no llegan a concebir el asesinato a personas que están durmiendo y, peor aún, que estén en medio de la selva, en paños menores y sin zapatos, imposibilitados de ejercer el derecho a huir, sin que los asesinen por la espalda.
Desde el asesinato terrorista de la oligarquía en Colombia del líder Jorge Eliécer Gaitán con su derivación del “bogotazo”; las masacres de amplios sectores campesinos; los asesinatos masivos ejecutados por los paramilitares; y, todo lo acontecido en 50 años de guerra interna, enredados en el narcotráfico y blanqueo de dinero sucio, hace que en ese país, pocas gentes puedan hablar con autoridad moral, y el que menos puede hacerlo es Alvaro Uribe, vinculado por altos grados de consanguinidad y afinidad con el paramilitarismo.
No sorprende, entonces, que sus sicarios hayan asesinado 25 personas dormidas y hayan dejado botadas, desangrándose, a tres mujeres heridas, que ya habrían muerto si tropas del ejército ecuatoriano no las hubiesen encontrado, aunque los agresores si tuvieron acuciosidad y tiempo para dizque llevarse 3 computadoras blindadas. ¿Y los derechos humanos de esas 3 mujeres?
- Alfredo Vera, escritor, periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación
http://alfredovera-ecuador.blogspot.com
En el baño de sangre que Uribe dispuso ocurra en suelo ecuatoriano, sus tropas masacraron y asesinaron a una veintena de seres humanos que dormían, la mayoría en paños menores, y dejaron abandonadas a 3 mujeres que pudieron haber muerto de no mediar la llegada de las patrullas ecuatorianas, que se movilizaron por disposición del Presidente Correa, mientras hacía una cadena nacional de prensa, cuando recibió la llamada mentirosa de Uribe
Todos los convenios universales que pretenden disponer normas de conducta ética y humanitaria durante una guerra, proclaman como delito de lesa humanidad que los contendientes rematen a un enemigo herido o lo abandonen para que muera desangrado.
Los Convenios de Ginebra (que datan desde el Siglo XIX), fueron ratificados en 1949 por 194 Estados y gozan de aceptación universal.
Uno de los Convenios fue suscrito para Aliviar la Suerte que Corren los Heridos: Aprobado el 12 de agosto de 1949 por la Conferencia Diplomática para Elaborar Convenios Internacionales destinados a proteger a las víctimas de la guerra, que entra en vigor el 21 de octubre de 1950. En lo principal dice: “Los miembros de las fuerzas armadas y las demás personas… que estén heridos o enfermos, habrán de ser respetados y protegidos en todas las circunstancias. Serán tratados y asistidos con humanidad por la Parte en conflicto que los tenga en su poder, sin distinción alguna de índole desfavorable basada en el sexo, la raza, la nacionalidad, la religión, las opiniones políticas o en cualquier otro criterio análogo, incluyendo los pertenecientes a movimientos de resistencia organizados”.
Los Convenios de Ginebra hacen una clara diferenciación entre el derecho “internacional humanitario” y el derecho de los “derechos humanos” que son dos ordenamientos jurídicos diferentes, pero complementarios.
Y hacen señalamiento como violación a esos derechos, el terrorismo de estado y el terrorismo insurgente y, como parte de ellos, los apresados sin fórmula de juicio, los torturados, los desaparecidos y los ejecutados o asesinados.
Sin embargo, con toda la amplitud y detalle que estos instrumentos analizan los crímenes de guerra, no llegan a concebir el asesinato a personas que están durmiendo y, peor aún, que estén en medio de la selva, en paños menores y sin zapatos, imposibilitados de ejercer el derecho a huir, sin que los asesinen por la espalda.
Desde el asesinato terrorista de la oligarquía en Colombia del líder Jorge Eliécer Gaitán con su derivación del “bogotazo”; las masacres de amplios sectores campesinos; los asesinatos masivos ejecutados por los paramilitares; y, todo lo acontecido en 50 años de guerra interna, enredados en el narcotráfico y blanqueo de dinero sucio, hace que en ese país, pocas gentes puedan hablar con autoridad moral, y el que menos puede hacerlo es Alvaro Uribe, vinculado por altos grados de consanguinidad y afinidad con el paramilitarismo.
No sorprende, entonces, que sus sicarios hayan asesinado 25 personas dormidas y hayan dejado botadas, desangrándose, a tres mujeres heridas, que ya habrían muerto si tropas del ejército ecuatoriano no las hubiesen encontrado, aunque los agresores si tuvieron acuciosidad y tiempo para dizque llevarse 3 computadoras blindadas. ¿Y los derechos humanos de esas 3 mujeres?
- Alfredo Vera, escritor, periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación
http://alfredovera-ecuador.blogspot.com
https://www.alainet.org/fr/node/126184?language=es
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