Escaramuzas previas
24/11/2007
- Opinión
Quito
Correa usó una denominación para identificar el rol que jugaría la Constituyente, cuando la bautizó, a la usanza islámica, como "la madre de todas las batallas" para desterrar "la larga noche del neoliberalismo" y forjar una sociedad socialista por la revolución ciudadana: Es obvio que los afectados por las pérdidas de privilegios y del control de los mecanismos de poder, empiecen a desatar escaramuzas, antes de que sea tarde.
Fácil, si se cuenta con el poder mediático y con los conocidos voceros, dando rienda suelta a perversas imaginaciones para mantener en susto a la población: desde el rumor de que van a quitar la "patria potestad" para apoderarse de los niños, hasta el rumor de que llegaba a la provincia de Esmeraldas un SUNAMI que ahogaría a todos los cristianos, menos a los de Alianza País, protegidos por el manto de Correa.
En toda guerra las escaramuzas sirven para tantear la fortaleza del adversario, descubrir sus puntos débiles, saber dónde se debe golpear con artillería pesada, cuando llegue el momento.
La escaramuza inicial se centra a estimular las posibles diferencias, controversias y contradicciones entre los miembros de la mayoría adepta al Presidente, empezando por tratar de calentarle la cabeza al jefe de su bancada, Alberto Acosta, y ponerlo contra Correa; luego desatar un celo de género (en la convicción de que las mujeres son celosas) para ver si son hombres o mujeres lo que dirigen las comisiones; más tarde, un conflicto generacional para poner a los jóvenes contra los viejos; y, finalmente, provocar confrontaciones por desacuerdos en temas sensibles, no constitucionales, pero cuyas definiciones provocan sustos intrascendentes: que si ponen el nombre de Dios; que si el aborto debe ser consentido; que si son centralistas o autonomistas; que si son una aplanadora al estilo derechoso; que si toman en cuenta a las minorías etc. etc.
Desde luego que la escaramuza principal gira en torno a la legalidad, legitimidad, procedencia y mecanismo para mandar al Congreso al silencio, aunque ese paso ya no tiene retroceso.
La verdadera batalla será librada cuando alguna de las resoluciones de la ANC llegue a tocar el bolsillo de los poderosos. Allí la batalla será de padre, hijo y espíritu santo.
Por ahora son escaramuzas para que cunda el pánico. Payasos.
- Alfredo Vera, escritor, periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación
http://alfredovera-ecuador.blogspot.com
Correa usó una denominación para identificar el rol que jugaría la Constituyente, cuando la bautizó, a la usanza islámica, como "la madre de todas las batallas" para desterrar "la larga noche del neoliberalismo" y forjar una sociedad socialista por la revolución ciudadana: Es obvio que los afectados por las pérdidas de privilegios y del control de los mecanismos de poder, empiecen a desatar escaramuzas, antes de que sea tarde.
Fácil, si se cuenta con el poder mediático y con los conocidos voceros, dando rienda suelta a perversas imaginaciones para mantener en susto a la población: desde el rumor de que van a quitar la "patria potestad" para apoderarse de los niños, hasta el rumor de que llegaba a la provincia de Esmeraldas un SUNAMI que ahogaría a todos los cristianos, menos a los de Alianza País, protegidos por el manto de Correa.
En toda guerra las escaramuzas sirven para tantear la fortaleza del adversario, descubrir sus puntos débiles, saber dónde se debe golpear con artillería pesada, cuando llegue el momento.
La escaramuza inicial se centra a estimular las posibles diferencias, controversias y contradicciones entre los miembros de la mayoría adepta al Presidente, empezando por tratar de calentarle la cabeza al jefe de su bancada, Alberto Acosta, y ponerlo contra Correa; luego desatar un celo de género (en la convicción de que las mujeres son celosas) para ver si son hombres o mujeres lo que dirigen las comisiones; más tarde, un conflicto generacional para poner a los jóvenes contra los viejos; y, finalmente, provocar confrontaciones por desacuerdos en temas sensibles, no constitucionales, pero cuyas definiciones provocan sustos intrascendentes: que si ponen el nombre de Dios; que si el aborto debe ser consentido; que si son centralistas o autonomistas; que si son una aplanadora al estilo derechoso; que si toman en cuenta a las minorías etc. etc.
Desde luego que la escaramuza principal gira en torno a la legalidad, legitimidad, procedencia y mecanismo para mandar al Congreso al silencio, aunque ese paso ya no tiene retroceso.
La verdadera batalla será librada cuando alguna de las resoluciones de la ANC llegue a tocar el bolsillo de los poderosos. Allí la batalla será de padre, hijo y espíritu santo.
Por ahora son escaramuzas para que cunda el pánico. Payasos.
- Alfredo Vera, escritor, periodista ecuatoriano, ex ministro de Educación
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https://www.alainet.org/fr/node/124424
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