Reconvertir al SELA en el rostro humano y social de la integración regional

30/10/2007
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
La propuesta de convertir al Sistema Económico Latinoamericano (SELA) en un organismo coordinador del ala social de los procesos de integración para el desarrollo de la región, un lugar para sumar y hacer converger los diversos esfuerzos nacionales y subregionales y también los diferentes actores -gobiernos, organizaciones sociales, empresarios, órganos de los procesos de integración, gobiernos locales o territoriales y los propios organismos internacionales- sacudió de su modorra al más amplio organismo latinoamericano y caribeño.

Hija de la crisis, consecuencia de tantos desengaños, 32 años atrás, a iniciativa de Venezuela y México, surgía en Panamá el SELA con su doble desafío de la integración y el desarrollo de nuestros pueblos. Fue en esa misma Panamá que en 1826 Simón Bolívar lanzara su sueño de una América, nuestra patria Grande.

Tras dos décadas de logros, pese a ser el organismo regional con mayor número de miembros, el SELA fue perdiendo su fuerza, ante el interés de muchos gobiernos de buscar las soluciones a sus problemas en las recetas de los organismos multilaterales de crédito, logrando con ello ese enorme ejército de excluidos y marginados que hoy son realidades de nuestras naciones.

Pero, como decía Víctor Hugo, no hay fuerza mayor en la historia, que una idea a la que le ha llegado su hora. Y parece que la hora de recuperar el SELA como lugar para sumar y hacer converger los diversos esfuerzos nacionales y subregionales y también los diferentes actores de la integración para el desarrollo, como son los gobiernos, organizaciones sociales, empresarios, órganos de los procesos de integración, gobiernos locales o territoriales y los propios organismos internacionales.

La elección del próximo Secretario Permanente del organismo, a decidirse a finales de noviembre, deberá tener ahora por principal objetivo ejecutar el programa de cambios que, propuesto por el embajador argentino Hugo Varsky, quien en el seminario caraqueño representó a la Presidencia de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR, ha tenido el consenso del pleno del SELA.

Hasta ahora se ha presentado formalmente –y con gran despliegue: gira por los países, cóctel en Caracas- un solo candidato, el funcionario mexicano José Rivera, sin planes concretos y mucho menos renovadores. Ahora, se habla de la necesidad de reencauzar el SELA con programas y propuestas que modifiquen sustancialmente el posicionamiento del organismo y su situación estructural. La estrategia consensuada es aparentemente acordar primero el cambio del organismo, y después apelar a la conducción de Varsky.

Este ámbito que está vacío en la articulación de la región, es el que puede ocupar el SELA, un lugar de relevancia primordial en la arquitectura regional de la integración, para impulsar y darle un orden a todo este proceso aparentemente desordenado pero profundamente rico que vive la región respecto a la integración. Es que si no cambia, el SELA muere.

“No podemos construir el proceso de integración regional si la gente no está adentro. Y este es el desafío que está vinculado profundamente al rol también de los territorios, que es donde la gente vive, donde los actores están: las provincias, los estados, los municipios, las grandes ciudades. Yo creo que alrededor de todo esto, hay una gigantesca contribución que puede hacer el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe”, señaló el representante de la Presidencia del MERCOSUR ante el pleno del SELA.

Varski indicó que es imprescindible que los dirigentes sociales, los ciudadanos, sepan de qué se está hablando cuando se habla de la Organización Mundial de Comercio, de las negociaciones con la Unión Europea, de la Comunidad Andina de Naciones, del propio MERCOSUR. Y dejó en claro que para avanzar en la integración, y en definitiva hacia un desarrollo con equidad, hay que articular tres actores: los gobiernos, las organizaciones sociales y los órganos del proceso de integración. Si esos tres actores no actúan de consuno, dijo, se pierde capacidad negociadora hacia el interior y hacia el exterior del proceso. Y así, por ejemplo, se han desarrollado cumbres sociales dentro del MERCOSUR junto con la de los jefes de Estado y los directivos de los órganos de la integración.

Recalcó que en todos lados se está debatiendo esta problemática por parte de las organizaciones sociales y los órganos de la integración, donde existe un grado muy importante de coincidencias temáticas, de reivindicaciones y de reclamos notables entre todos estos actores sociales respecto al modelo de integración que queremos. Esas sensibles coincidencias temáticas, incluyen el cumplimiento de metas de desarrollo, entre otras, en el tema de reducción de la pobreza, salud, educación, equidad de género, pueblos originarios, juventud, discapacidad, recursos naturales, medio ambiente, integración cultural, rol del territorio, energía, etc.

En definitiva, ello expresa un notable entrelazamiento de búsquedas de participación, y de intereses de los actores reales del proceso de integración regional, sean estos los gobiernos, las más diversas organizaciones de la sociedad civil o los propios órganos de la integración regional.

Cabe recordar que en el Convenio de Panamá, constitutivo del SELA, lo social y lo económico tienen exactamente la misma importancia y, entre los propósitos fundamentales del organismo está coadyuvar a la articulación y convergencia de los procesos subregionales de integración. El nombre, Sistema Económico Latinoamericano nos llevó a tener una visión quizás demasiado economicista de los asuntos que deberían manejarse en el organismo, pero el convenio es muy claro, y todo el aspecto social vinculado al económico, puede hacer del SELA una institución decisivamente contributiva e imprescindible en el marco del conjunto de procesos para la construcción de nuestra arquitectura regional de integración.

Para Varsky, esto puede ser absolutamente significativo pero con esa multiplicidad de actores, de direcciones, de negociaciones múltiples, de diversos intereses. Entonces, la pregunta que surge es cómo hacer para que esta organización, con una magnífica infraestructura, juegue este rol tratando de articular a todo este fenómeno múltiple que he planteado.

Varsky señaló que se debe orientar un proceso de descentralización que permita efectuar actividades allí donde están las propias organizaciones sociales y donde se genera su vinculación con las instituciones de la integración, las que deberían tener en su propio ámbito, oficinas de enlace con el SELA.

Y, como ejemplo, indicó que el MERCOSUR está interesado en un enlace directo con el SELA si esta organización juega un rol de tal magnitud. Si eso pudiera hacerse en todos los procesos de integración, probablemente un núcleo pequeño pero eficiente de funcionarios en la sede caraqueña del organismo, podría jugar un rol de articulador, de necesaria convergencia de los esfuerzos individuales, bilaterales y subregionales de integración. Y si eso ocurre en el MERCOSUR, en la Comunidad Andina de Naciones, en la SIECA, en el CARICOM, en el ALBA, en la ALADI, incluso en los países individuales que quieran tenerlo, se contaría con una red de enlaces donde las organizaciones sociales, las de la pequeña y mediana empresa, las de las ciudades, las del campo, las de la ciencia y la técnica o de la educación, estarían enormemente satisfechos de tener un espacio como el SELA para compartir desafíos, intereses, demandas, añadió.

Varsky recalcó, asimismo, que esas grandes acciones necesitan además dos herramientas fundamentales: una que tiene que ver con la comunicación y con la difusión, y la otra con la capacitación de miles de dirigentes intermedios de los distintos rincones de cada país sobre conceptos, historia y mecánica de los procesos de integración, herramienta sustantiva para la transparencia y el debate orientado no solo a la comprensión sino a la participación social.

La propuesta se basa en la articulación y convergencia de lo social y económico, en profundizar el debate acerca de los modelos de integración que necesita América Latina y el Caribe, y dentro de ello la compleja problemática de la integración productiva y el rol importantísimo de las PYMES.

Pero incluye, asimismo, mucha más asociatividad, complementación, cooperación, comercio justo, lo que incorpora el análisis de nuevas formas y normas para estimular el comercio y los intercambios entre nuestras naciones, de modalidades de intercambio compensado que han empezado a aparecer con bastante fuerza en la región, la utilización de monedas nacionales como punto inicial para la emisión de una moneda regional. Estas son todas manifestaciones de lo que está ocurriendo de manera a veces dispersa y que necesitan por tanto articularse, explicó el diplomático argentino.

En su resumen ejecutivo, un documento presentado por la Secretaría Permanente del SELA señala que existe un consenso relativo acerca de que los instrumentos de política comercial deben ser complementados por otras políticas y por las instituciones públicas y privadas para que los países y sus sociedades puedan beneficiarse de las oportunidades abiertas por el comercio. Yo creo que este planteamiento es efectivamente clave.

Varsky señaló que en el MERCOSUR, el eje de complementación con lo comercial -dado el importante rol que las commodities juegan en las economías y el comercio- y dada la necesidad sustantiva de incorporar valor agregado, competitividad y tecnología, es imprescindible que junto a lo comercial, la integración productiva y social esté en el centro de nuestras preocupaciones.

La asociatividad y complementariedad que implica una visión de complementación productiva tiñe todo lo que tiene que ver con la propia lógica del comercio. Por eso, partiendo del punto de inflexión que constituyó el planteamiento en la Cumbre Hemisférica de Mar de Plata de no adherir al enfoque del ALCA, está el abordaje de las asimetrías, de singular importancia en toda la cuestión de las relaciones comerciales. Por otra parte, la visión de la integración energética, también tiene vinculación directa con el enfoque con que se abordan las relaciones comerciales.

Varsky señaló que la generación de infraestructura y energía para la integración, la creación del Parlamento del MERCOSUR, la inclusión de los partidos políticos y de la política en toda las discusiones y propuestas sobre inserción externa e integración; y la inclusión en el debate de la integración precisamente de todo lo relativo acerca del carácter y los contenidos de los acuerdos comerciales; son elementos fundamentales para tener una visión completa e integral de un proceso como la integración que es multidimensional y complejo.

Destacó como un hecho absolutamente trascendente la constitución del Banco del Sur, que tendrá sin duda incidencia en las visiones que hasta ahora hemos tenido sobre el modelo de integración a seguir y señaló que resultan relevantes para cómo abordar las negociaciones comerciales, el instituto social, el foro de Intendentes, Alcaldes y Gobernadores, el fondo para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que acaba de crearse en el MERCOSUR. En el SELA se le ha dado al tema de la pequeña y mediana empresa una importancia que vale la pena remarcar y todo esto se relaciona directamente con la construcción de UNASUR y el tema fundamental de la participación social, añadió el diplomático argentino.

Precisamente, el documento de la Secretaría Permanentes del SELA decía en una de sus partes que en América Latina y el Caribe hay un déficit de democracia, que se evidencia en la ausencia de canales adecuados para la participación de la sociedad civil en la formulación de la posición negociadora nacional, con algunas excepciones virtuosas. El debate se hace, con frecuencia, por la vía de la prensa sin que exista una efectiva contribución de las voces discrepantes a la posición negociadora oficial, resalta.

Varsky hizo un llamado vinculado al desafío de la participación social, la democracia y la transparencia en Latinoamérica y el Caribe, con la reconstrucción del tejido social, y con la incorporación de los actores necesarios al proceso de integración productiva para dar el valor agregado a nuestras commodities y poder tener otro lugar en las negociaciones económicas con el resto del mundo y en la economía mundial.

En definitiva, la articulación y la convergencia para la construcción de un espacio latinoamericano y caribeño, deben ser las guías que le permitan al SELA jugar el rol trascendente para el cual fue concebido. Existe una plataforma, un programa consensuado, el que presentó Varsky. Ahora las naciones deberán manifestar su voluntad política –más allá de los apurados respaldos de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Bolivia, República Dominicana y Surinam, entre otros- y darse esa oportunidad para que, sin duplicar esfuerzos ni presupuestos, la integración tenga rostro humano y social.

- Aram Aharonian es director de TELESUR.
https://www.alainet.org/fr/node/123984
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS