Quito

Hace ya un buen rato la derecha y sus voceros vienen alertando y asustando a la gente común, haciéndoles sentir temor ante la posibilidad de que se avecine una política socialista que atente contra la propiedad privada.

Claro que un rumor perverso de esa naturaleza asusta a muchos ingenuos que creen que les van a quitar su casa, su automóvil, su chiquero o su gallinero, la panadería, su propiedad privada, porque, en la mayor de las mentiras, dizque eso es socialismo.

Grandes propietarios de bancos, fábricas, haciendas, medios de comunicación, etc. (bienes adquiridos a veces con recursos producto de la corrupción), enemigos del socialismo, suelen divulgar esas mentiras porque no quieren perder sus privilegios, quieren seguir explotando a sus trabajadores, sin pagar impuestos, comprando diputados para que hagan leyes de acuerdo a sus mezquinos intereses.

La propiedad, que es un derecho de posesión y usufructo sobre un bien físico, tangible, tiene variados conceptos o interpretaciones, con matices de legislación en cada sociedad. El bien puede ser de naturaleza mueble o inmueble. La primera gran diferencia de la propiedad de cuando es privada o pública. Y siendo privada, la segunda gran diferencia es cuando la propiedad privada pertenece a una persona natural o a una persona jurídica.

La propiedad pública, pertenece al Estado, es decir al gobierno nacional o seccional y a las instituciones descentralizadas o autónomas: Un parque, una escuela, un hospital, un sistema de alumbrado, la telefonía, las playas, los ríos, los bosques naturales, etc. etc. son bienes de propiedad pública, propiedad de todos los ciudadanos.

Ningún socialismo en el mundo ha intervenido alguna vez contra el derecho de la propiedad privada de personas naturales, que son las casas, los autos, las cocinas, los consultorios, etc. etc.

Sí ha habido problemas en algunos lugares donde ha imperado un régimen socialista, de cuestionamiento, investigación o procesos judiciales contra la propiedad de personas jurídicas, que son las empresas, las compañías, los consorcios, que llegan a convertirse en monopolios o en oligopolios.

En cualquier sociedad, como la ecuatoriana, más del 90% de la población llega a duras penas a tener una propiedad privada individual, derecho que no es ni será jamás intervenido por un estado socialista, porque esa propiedad no sirve de mecanismo de explotación de nadie.

La propiedad publica comunal, que es siempre colectiva, recibe, más bien, la protección y ayuda del Estado y es la que se prolifera en un régimen socialista que construye escuelas, colegios, parque, universidades, hospitales, etc. etc.

Que nadie se deje embaucar con las mentiras de que el socialismo, de cualquier siglo, haya podido antes o pretenda después, atentar contra la propiedad privada. Al contrario, la fomenta cuando quiere que cada familia tenga una vivienda propia.

- Alfredo Vera es periodista ecuatoriano.