“Vamos a dar un golpe a la extrema derecha y al imperio”
- Opinión
Santa Bárbara
El movimiento pro-derechos de los inmigrantes se extiende alrededor del mundo, encabezado por los y las inmigrantes latinos en Estados Unidos, quienes han desatado una lucha sin cuartel contra la represión, la explotación y el racismo que enfrentan habitualmente en este país. Una ola de protestas se extendió a lo largo y ancho de Estados Unidos en los primeros seis meses del presente año, culminando el Primero de Mayo con el “Gran boicot americano 2006/Un día sin los Inmigrantes”. Millones –quizás decenas de millones– de inmigrantes y sus simpatizantes, entre ellos sindicalistas, estudiantes, religiosos, y activistas comunitarios lograron paralizar el país ese día con el boicot del trabajo, de las escuelas, y del consumo. Las movilizaciones –las más grandes en la historia de EE.UU.– pusieron de relieve el grado de dependencia total que tiene la economía y sociedad norteamericana a la mano de obra barata del inmigrante.
Estas protestas son inéditas. La gota que derramó el vaso fue la introducción del proyecto de Ley HR4437, a mediados de marzo de 2006, en la Cámara de Representantes. La draconiana ley propuso la criminalización a los inmigrantes indocumentados, estableciendo como un delito criminal estar en los Estados Unidos sin documentación y estipulando una serie de medidas punitivas y represivas. El proceso legislativo se estancó frente a las protestas y no habrá nueva acción legislativa hasta después de las elecciones congresiles de este próximo mes de noviembre. Mientras, el gobierno y las fuerzas derechistas y anti-inmigrantes, espantadas por el fantasma de más alzamientos, intentaron retomar la iniciativa después del Primero de Mayo lanzando una ola represiva que incluye, entre otras cosas, la detención y deportación de miles de inmigrantes no documentados, el incremento del presupuesto y del número de efectivos de los cuerpos policíacos inmigrantes locales y federales, la reciente aprobación de una ley para la construcción de un muro de 700 millas en la frontera EE.UU.-México, y un repunte en las acciones de los grupos neo-fascistas como los “Minutemen.” Pareciera que, por el momento, ambos bandos –el gobierno y la derecha anti-inmigrante por un lado, y los inmigrantes y sus partidarios, por el otro– se miden en un tenso empate, cada uno recobrando fuerzas mientras planifican sus siguientes pasos.
El epicentro del movimiento ha sido Los Ángeles, cuna histórica de la población mexicana-americana, y actualmente domicilio de unos 10 millones de latinos. Decenas de organizaciones inmigrantes, religiosas, comunitarias, laborales y populares de la ciudad formaron, a principios del año pasado, la “Coalición 25 de Marzo,” agrupación que organizó las protestas losangelinas y además jugó el papel aglutinador a nivel nacional en el alzamiento popular.
Recientemente tuvimos la oportunidad de entrevistar a dos de los máximos dirigentes de la Coalición 25 de Marzo. Javier Rodríguez es el vocero de la Coalición. Nacido en Durango, México en 1944 de una familia de mineros y sindicalistas, su familia migró a EE.UU. en 1956 y casi de inmediato se integró a la lucha de los mexicanos residentes en Los Ángeles. El activismo le ha ocupado tiempo completo desde entonces, primero como participe en la causa de la liberación chicana y de los derechos civiles de las minorías, luego como organizador de varios sindicatos, y desde 1968 como líder del movimiento pro-inmigrante. Jesse Díaz nació en 1964 en los barrios populares de Los Ángeles en una familia chicana/mexicana-americana. Es el enlace de la Coalición con otras organizaciones pro-inmigrantes alrededor de EE.UU. y el mundo. Durante la jornada de protesta, entre marzo y junio de este año, viajó a decenas de ciudades en una febril movilización de las bases populares. Actualmente Rodríguez y Díaz están volcados en lo que podría ser el próximo hito en el movimiento: una movilización nacional e internacional programada para el Primero de Mayo de 2007.
ALAI: El congreso norteamericano aprobó, a finales de septiembre pasado, una ley para la construcción de un muro de setecientas millas a lo largo de la frontera de Estados Unidos-México. ¿Qué piensan ustedes de eso?
Javier Rodríguez: El muro que se aprobó, es parte de los esfuerzos de la clase dominante, de la clase política de este país para hacer varias cosas. Principalmente, es para promover la imagen de que nuestros pueblos, los inmigrantes que vienen del sur, representamos una invasión a los Estados Unidos, a la cultura, a la tradición, a sus trabajos, a sus tierras, a sus casas, a sus negocios. Eso no es cierto, no es una invasión. Al contrario, venimos aquí como parte de la clase trabajadora. Tradicionalmente a este país han venido inmigrantes. Pero los inmigrantes de ahora no venimos como en el pasado, para crear genocidio, para traer esclavitud, para exterminar a los indígenas, o a los americanos nativos de este país, como lo hicieron estos grupos dominantes cuando llegaron acá, como lo hicieron todas las fuerzas invasoras, colonizadoras, en las diferentes partes del mundo.
Nuestros pueblos vienen aquí porque son explotados, principalmente por las corporaciones internacionales y el imperio de los Estados Unidos. Esa muralla es una cortina de humo para tratar de engañar y de crear miedo, pavor entre la población inmigrante aquí que tanto se está organizando. Este año ha sido histórico para el movimiento. Y naturalmente que esa muralla es también una ofensa a los pueblos de Latinoamérica, al pueblo de México. Es una forma de agresión, una forma de enemistar y es una falta de respeto hacia la soberanía y hacia el pueblo mexicano y por extensión al resto de los pueblos.
Jessie Díaz: Sabemos que va a subir el numero de muertos con este muro. En 1994 implementaron la “Operation Gatekeeper” (Operación Portero, o Guarda-Barrera) con un desplazamiento militar represivo en la frontera. Eso obligó a los inmigrantes a cruzar en zonas más remotas, desde Calexico hasta Arizona, es decir, en el desierto, y había muchos muertos en esa proximidad. Ahora enfrentamos una extensión de 700 millas, la gente va a tener que cruzar en Nuevo México y en otras zonas más peligrosas. Nosotros sabemos que van a subir las muertes. En los ojos de la comunidad internacional, los gobernantes norteamericanos se ven como payasos con esto. Van a malograr las relaciones, no solamente con los mexicanos, con el gobierno mexicano y otros que apoyan a los inmigrantes, sino también con sus mismos aliados en la ámbito internacional.
ALAI: El pasado Primero de Mayo vimos una movilización histórica acá en los Estados Unidos. Salieron millones de inmigrantes y sus partidarios a la calle. Era la primera vez en la historia de Estados Unidos que tuvimos un paro nacional de esa magnitud. Poco después del “Gran Boicot Americano” el gobierno norteamericano desató una creciente ola de represión contra los inmigrantes, represión que aún va en aumento. ¿Podrían comentar al respecto?
Javier Rodríguez: La ola de represión la comenzaron inmediatamente después del 25 de marzo cuando por todo el país salimos varios millones de inmigrantes, residentes legales y ciudadanos -incluso líderes políticos, líderes sindicales, líderes de las iglesias- salimos a las calles en contra del infame proyecto de ley HR4437 que intentaba criminalizarnos. Después de eso, cuando vieron que los inmigrantes, que el movimiento podía salir a la palestra y luchar en contra de estas fuerzas anti-inmigrantes, empezó la represión. Esa represión continúa hasta la fecha. Se está dando. Por ejemplo, aquí en Los Ángeles, acaban de asignar cuatro equipos especiales para andar por los barrios visitando las casas. Tienen listas de gente y se están llevando a todos.
Jesse Díaz: Desataron una ola represiva porque, ¿qué más podrían hacer? Nosotros organizamos el paro con el mensaje de que si nos botan de este país la sociedad estadounidense se paraliza económicamente. Todo mundo vio el éxito que tuvimos. Y no éramos solamente los indocumentados. Marcharon con nosotros muchos participantes, hasta los mismos anglosajones. Cuando miraron todos estas movilizaciones se dieron cuenta que no podían tomar represalias así no mas. Así que esperaron y después iniciaron estas deportaciones de los inmigrantes.
ALAI: ¿Cuál es el siguiente paso para el movimiento?
Javier Rodríguez: Nuestra comunidad, nuestras organizaciones, nuestro liderazgo están viendo hacia el siguiente Primero de Mayo, porque el problema de los inmigrantes sin documentos, no regularizados, no se ha resuelto. Quieren darnos una muralla, quieren darnos leyes fascistas, pero vamos a intentar no permitir y al mismo tiempo hacer lo que otros años hicimos: obtener la regularización, la legalización que es la protección, es el empoderamiento de la gente. Por eso estamos luchando. Aquí estamos hablando de un estimado doce millones de inmigrantes indocumentados que no tienen esa protección. Y es a través de esa falta de protección que nos explotan, que nos atacan a nosotros. Porque al bajarle los salarios a ellos (los indocumentados) nos bajan los salarios a todos nosotros. Entonces, vamos a tratar de encontrar una movilización más amplia, mucho más onda, para el siguiente primero de mayo, porque para esa fecha creemos que vamos a estar frente al debate sobre la reforma migratoria, creemos que para el primero de mayo vamos a poder entrar otra vez al debate nacional aquí.
ALAI: ¿Estamos hablando del primero de mayo del 2007?
Javier Rodríguez: Sí, el primero de mayo del 2007. La movilización de este primero de mayo de 2006 la organizamos en un solo mes. En esta oportunidad para 2007 tenemos aproximadamente ocho meses. Ya lo estamos debatiendo en diferentes estados. Ya hay oposición de fuerzas moderadas pero los que estamos empujando vamos hacia delante y creemos que sí vamos a tener el mismo éxito pero mucho más rico y más amplio. Y si tuvimos apoyo de ustedes la vez pasada, esta vez tenemos más tiempo para organizarnos. Vamos a poder asistir a foros internacionales esta vez. Creemos que la comunidad internacional progresista que lucha por la soberanía, y que lucha contra el imperio, va a unirse a nosotros esta vez con más apego, con más arraigo, con más claridad. Y van a ver también cómo nosotros les vamos a dar un golpe a la extrema derecha aquí de este país y en contra del imperio.
Jessie Díaz: El primero el mayo de 2007 es un martes y queremos movilizarnos a Washington DC ese día. Se va llamar “La Marcha de Un Millón de Inmigrantes”, recordando un poco la “Marcha de un Millón de Hombres” que organizaron los afro-americanos hace unos años. Queremos organizar una marcha de un millón de trabajadores inmigrantes. Además, estamos sosteniendo discusiones para explorar la posibilidad de establecer en Estados Unidos un Partido de los Trabajadores. Vamos a convocar una conferencia en Washington D.C. para comenzar a hablar de este partido que reuniría, ojalá, a jardineros, campesinos, jornaleros (trabajadores inmigrantes temporales contratados por día), troqueros (conductores de camiones), los ex-braceros (el “Programa Bracero” fue uno de “programas de trabajadores huéspedes” más notorio en EE.UU., mediante el cual se trajo a millones de mexicanos como obreros temporales quienes luego fueron despedidos), etcétera. Estos serían la base del partido. Y también queremos lanzar un movimiento para que haya un “día del reconocimiento del inmigrante,” un día feriado acá en Estados Unidos para reconocer al trabajador inmigrante.
ALAI: ¿Podrías hablar un poco de la experiencia del inmigrante, del indocumentado aquí en los Estados Unidos? ¿Cómo es hoy en día ser inmigrante de los Estados Unidos, de experimentar esta ola de represión de la que usted habló? De este ambiente del nuevo muro de Berlín?
Javier Rodríguez: Mira, cuando eres inmigrante con papeles, documentado, o eres ciudadano, tienes más expectativas, tienes más futuro, tienes más claridad en lo que vas a hacer. No vives con el temor. No vives aterrorizado. No vives con esa psicología de que en algún momento te van a arrestar, te van a detectar en el trabajo, te van a detectar en la comunidad, en la escuela. Si eres hijo, si eres estudiante, vives con un complejo sicológico, que va contigo a los años, que lo cargas contigo a los años y te hace sentirte menos. O sea, es como la discriminación que enfrenta el indígena en nuestros países cuando va a la ciudad, cuando se integra a una escuela, cuando busca trabajo. Ese mismo sentimiento es lo que enfrenta el inmigrante indocumentado, es muy parecido, nomás que aquí el Estado te arresta y que te separa a tu familia...de repente tu que eres indocumentado, tienes tres hijos que son indocumentados y que te van a arrestar a ti y a tu esposo o a tu esposa y que te van a enviar y que tienes que arrancar a tus hijos de sus raíces naturales, de su comunidad, de su escuela, de su iglesia, de sus amigos, sus amistades, de sus parientes y llevarlos a otro lugar, arrancarlos del país donde vivían, hacia donde ellos (sus hijos) se van a sentir algo extraños y en una situación de mucha desventaja.
Las leyes o los principios progresistas deben determinar que después de dos años, tres años de haber estado, de haber emigrado a otro país, ya has sembrado raíces, ya tienes comunidad, ya tienes familia, ya tienes trabajo, ya tienes casa, ya pagas renta, ya pagas impuestos, ya estás establecido, y por la tanto ya tienes tus derechos. Y por lo tanto si este Estado (estadounidense) es respetuoso de los derechos humanos debe concederte la legalización, la documentación, la regularización, la protección a los inmigrantes indocumentados.
ALAI: ¿Qué aporte hacen los inmigrantes, los latinoamericanos radicados aquí, a la economía norteamericana?
Jessie Díaz: El argumento de ellos de que venimos a recibir y no aportamos nada a la economía es totalmente falso. Los estudios indican que los inmigrantes indocumentados ganan en su conjunto $240 mil millones dólares al año en concepto de salarios. De esa cantidad, nomás reportan $90 mil millones (ya que mucho trabajo indocumentado es informal) y solo reciben $5 mil millones en concepto de reembolsos. Sin el trabajador inmigrante, la economía norteamericana no se podría sostener. Y eso lo vimos. Logramos arrodillar al imperio por un día el pasado primero de mayo.
ALAI: ¿Cuáles son los desafíos principales que enfrenta el movimiento ahora en los Estados Unidos?
Javier Rodríguez: Lo más importante es la unidad, como en cualquier lucha de esta envergadura. Es costosa. Es difícil. (La unidad) viene en coyunturas, se amplía en coyunturas, se ensancha en coyunturas y se consolida en coyunturas también. Y en este momento, frente a la coyuntura actual, es lo que estamos tratando de hacer, de consolidarnos en agrupaciones nacionales para tener una coordinación. Y la coyuntura del primero de mayo de 2007 nos va a servir mucho porque va a ser el motor de unidad, así como fue la HR4437 que nos trató de criminalizar y que derrotamos. El próximo primero de mayo es otro sendero de la unidad, vamos a emprender esfuerzos para poder unirnos mejor y poder lanzar un mensaje nacional e internacional, un contra-ataque total en contra de la extrema derecha que en este momento ha tomado la ofensiva. Porque le quitamos esas iniciativas anteriormente y vamos a recuperar la ofensiva nosotros, ojalá así sea. El principal esfuerzo que debemos hacer es la lucha por la unidad entre nosotros.
ALAI: América Latina ha sufrido los estragos de las políticas neoliberales en los últimos años que ha dejado a los pueblos en una miseria cada vez mayor, en el desempleo y en el desamparo. ¿Cuál relación tienen esas políticas neoliberales con la problemática de la migración?
Javier Rodríguez: La relación directa es el factor internacional, el factor del imperio. Son políticas imperialistas. Es el neoliberalismo que ha creado esas condiciones para empujar al inmigrante. O sea estas políticas de la globalización buscan manipular la mano de obra, empujar la fuerza de trabajo hacia este país. Sino oficial, entonces extraoficialmente hemos tenido aquí por años el llamado “programa de trabajadores huéspedes”. (Los “programas de trabajadores huéspedes” se refieren al esquema que favorece el Estado norteamericano, en los que se otorga permiso al inmigrante a trabajar temporalmente en EE.UU., sin derechos ni residencia, y con la obligación de abandonar el país una vez que vence el contrato laboral). Quieren regularizar el suministro de mano de obra a través de estos “programas de trabajadores huéspedes” simplemente porque hay toda una demanda para esa mano de obra. Quieren regularizar el suministro sin otorgar la legalización, la residencia y los derechos.
Creemos que la raíz de la resolución de toda esta situación, la solución a los problemas de Latinoamérica, se está dando en el camino de Venezuela, es el camino de Evo Morales, el camino de Bolivia, es el camino de Argentina, es el camino de las tendencias progresistas, pro-soberanía de los pueblos, el respeto a sus naciones y en contra de los diseños de la política imperialista. No cabe duda, es la única solución que puede haber. Y eso es lo que esperamos, eventualmente que nuestros pueblos hermanos, los pueblos latinoamericanos, lleguen a ese camino.
Jessie Díaz: Los gobernantes norteamericanos en estos momentos tienen mucho miedo de los movimientos populares en América Latina. La movilización del primero de mayo acá vino a apoyar, a afirmar, el movimiento popular en América Latina. Nosotros acá vimos cómo cometieron el fraude en las recientes elecciones en México, cómo hacen la guerra sucia en América Latina. Estados Unidos y sus aliados se encuentran arrinconados en México, en América Latina.
William I. Robinson es profesor de sociología, estudios globales, y estudios latinoamericanos en la Universidad de California-Santa Bárbara. Xuan Santos es profesor adjunto de sociología en la misma universidad.
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