Sociología del recalentamiento climático

19/04/2007
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  • Opinión
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El mundo se encuentra actualmente inmerso en una lucha en que está en juego la sobrevivencia de la humanidad. Esta lucha se ha enardecido en los últimos años debido a la agudización de la contradicción entre la organización social de la producción y la capacidad reproductora de la naturaleza. Cada año que pasa esta organización social - el capitalismo - extiende su brazo destructor a sectores cada vez más amplios del planeta.

La teoría de la economía política plantea que la contradicción entre sociedad y naturaleza es el resultado del crecimiento geométrico de la población cuyas necesidades no pueden ser satisfechas por el crecimiento mucho más lento de las riquezas que ofrece la naturaleza.

La crítica a la economía política demostró que esta teoría estaba equivocada. En su lugar, la crítica a la economía política presentó una teoría capaz de demostrar que la verdadera contradicción era entre el capitalismo y la naturaleza. Además, explicó cual era la naturaleza de la contradicción entre el capitalismo y el trabajo.

La contradicción no es entre consumidores y naturaleza. La contradicción tampoco es – mucho menos - entre población y naturaleza. La contradicción es entre capitalismo y naturaleza.

El capitalismo es un sistema orientado a crear excedentes o ganancias que son acaparados por un sector muy pequeño de capitalistas. Tecnicamente, el capitalismo sólo necesita dos elementos para producir ganancias:
Por un lado, trabajadores.
Por el otro lado, naturaleza.

A los trabajadores el capitalismo los explota. Esto quiere decir que el capitalista le paga a un trabajador un salario (lo que necesita para satisfacer sus necesidades inmediatas) y se queda con el resto de la riqueza que produce (la plusvalía, el excedente o la ganancia).

En el caso de la naturaleza, el capitalismo se apropia de ella sin devolverle algo en cambio. La forma de organización social capitalista le arranca a la tierra sus bosques, acaba con los ríos, vacía los océanos y destruye la atmósfera. A cambio no le devuelve recurso alguno.

Las arremetidas del capitalismo agotan lentamente la fuerza de trabajo. En el caso de la naturaleza, en los últimos años su destrucción tiende a acelerarse y cada día es más obvia.

¿Porqué se agudizó en los últimos años la crisis ambiental? La respuesta se refiere a lo antes explicado:
En primer lugar, los trabajadores se han organizado y han logrado incrementar su ingreso a costilla de las ganancias de los capitalistas. Para suplir esa pérdida, el capitalista impone dos soluciones. Por un lado, incrementa su apropiación de la naturaleza introduciendo tecnologías más eficaces para saquear las riquezas planetarias. Por el otro, “flexibiliza” la fuerza de trabajo reduciendo la participación de los salarios en la distribución de las riquezas.

Hace apenas varias décadas, los gobiernos capitalistas creían que la fuente de trabajadores era inagotable e, igualmente, la naturaleza era infinita. Los capitalistas creían que siempre habría un fondo disponible de trabajadores para ser explotados. Igualmente, pensaban que las riquezas que ofrecía la naturaleza nunca se agotarían.

En la actualidad, se sabe que estas fórmulas de los ideólogos capitalistas son falsas. Carecen de sustento. La fuerza de trabajo para surtir el mercado capitalista tiene un límite. De igual manera, la apropiación de la naturaleza por parte del capitalismo también tiene sus límites.

En el caso de la naturaleza, la existencia de la tierra, de las aguas y del aire están siendo objeto de un reto agonizante por parte del capitalismo. Las tierras y las aguas parecen encontrarse en su límite. Todo indica que la apropiación indebida del aire ya superó el límite.

La destrucción del aire por el sistema de apropiación capitalista tiene dos indicadores muy claros:
Por un lado, la destrucción de la capa de ozono.
Por el otro lado, el recalentamiento climático.

Veamos esta destrucción punto por punto, tanto a escala global como en Panamá. A escala global se le puede dar seguimiento a tres elementos objeto de destrucción sistemática por el sistema de apropiación vigente.

1. La depredación de los recursos terrestres. Un buen indicador es la desaparición de los bosques en el hemisferio norte. Sólo quedan algunas áreas boscosas en Siberia (Rusia) y China.
2. La contaminación de los océanos. Un buen indicador es la desaparición de los arrecifes.
3. La contaminación del aire. La contaminación se puede medir siguiendo las emisiones sin control de las industrias, de los vehículos motorizados y de las residencias. Un buen indicador es el calentamiento del clima y el deshielo del Artico.

En el caso de Panamá la situación es igualmente peligrosa.
1. La disminución de la cubierta boscosa del territorio nacional ha disminuido rapidamente desde principios del siglo XX. En 1900 el 95% del territorio estaba cubierto por bosques. En 1950 era el 75%. En 2000 sólo el 40 por ciento del territorio estaba cubierto por bosques. A este ritmo en 2040 no habrán bosques en el país.
2. La contaminación de los ríos de la ciudad de Panamá es un fenómeno galopante. En 1900 no existían ríos contaminados. En 1975 el 40% de las aguas de los ríos estaba contaminada. En 2005 el 80% por ciento de las aguas de los ríos está contaminado.
3. En el caso del aire, en 1950 no existían puntos críticos en la ciudad de Panamá. En 1975 apareció un punto crítico. En 2000 ya existían 5 puntos críticos en la Capital caracterizados por niveles de contaminación del aire peligrosos para la vida humana.

- Marco A. Gandásegui, hijo, sociólogo panameño, es directivo del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), “Justo Arosemena”. Intervención en la Feria Ambiental – Popular, Mercado y Calentamiento Global en panamá, Paraninfo Universitario, Universidad de Panamá, 21 de abril de 2007.
https://www.alainet.org/fr/node/120691?language=en
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