El futuro del Foro Social Mundial
16/02/2006
- Opinión
El FSM siempre fue una propuesta de futuro, nació mirando al futuro, tomó cuerpo pensando en él, pero también construyéndose en un presente trazado desde la crítica al modelo neoliberal, para desde ahí visualizar alternativas plurales, posibles y urgentes. Al abrir un escenario para mostrarlas, el Foro despejó la cortina que ocultaba que las alternativas se estaban pensando y forjando en todas partes, y que no hay una ni diez, sino miles de maneras de concebir el mundo.
El Foro nació robusto, heredero de luchas históricas conjugadas con las nuevas, emergió rico en ideas, en pensamiento crítico, en propuestas y acciones de cambio. Al plantear por primera vez un espacio mundial y heterogéneo, tuvo la virtud de permitir confluencias a lo grande y propiciar el restablecimiento de la conciencia colectiva de que los cambios son posibles y viables, desencadenando un proceso de un potencial transformador inagotable. El ritmo de su ebullición ha sido tal, que la abundancia de iniciativas, ideas y propuestas que se han expresado en estos cortos cinco años de vida, arrojan ya suficiente materia para decenios de debates.
La rápida emergencia de Foros regionales, nacionales y temáticos, pronto dio cuenta del surgimiento de un proceso anclado en realidades diversas, que se construyen desde cuestionamientos múltiples, pero que confluyen en las aspiraciones comunes de un mundo de paz, justicia, igualdad, derechos, diversidad, y de cambios radicales de las relaciones de poder patriarcales, clasistas, racistas y excluyentes.
El Foro visibilizó también que lo cotidiano es más político que nunca, y que los cambios se construyen desde transformaciones que involucran a las personas y al conjunto de relaciones humanas, pero que para que estos sean posibles es preciso extirpar de raíz las relaciones desiguales en cualquier parte que éstas se manifiesten.
En su corta historia, el Foro ha transitado rápidamente de la puesta en evidencia de las abundantes relaciones de opresión, que acusan todas las relaciones humanas, hacia el desarrollo de alternativas que se postulan hoy como potentes motores de cambio, desde donde ha emprendido un proceso de desenvolvimiento de estrategias para encaminarlas.
Es esto último, justamente, pieza sustancial de los debates sobre su futuro, asunto ineludiblemente vinculado a su primer postulado: la lucha contra la globalización neoliberal y las posibilidades de su concreción.
Pero el camino a seguir apela a una mirada a su identidad, definida no sólo por los contenidos de la Carta de Principios sino por un proceso vivo generado por las dinámicas sociales que lo componen. La pluralidad es un elemento fuerte de su identidad compleja y rebelde a la vez.
Los orígenes del Foro son, sin duda, las causas de justicia presentes, pendientes e impostergables: las luchas de los pueblos, de los sectores excluidos y discriminados, de defensoras/es de visiones integrales, intelectuales, medios de comunicación alternativa, y de un amplio conglomerado que abarca a todas y todos quienes adhieren a sus principios de cambio. No obstante, el potencial de éstos no puede ser mirado sólo desde el ángulo matemático, pues sumar es importante pero lo es más aún el encuentro, la confluencia de propuestas y acciones, el enriquecimiento del lenguaje común en símbolos y prácticas, el delineamiento de agendas concretas en las cuales se reflejen las aspiraciones colectivas.
Mas, ¿cuáles son sus ideas de cambio? Son muchas y diversas, su punto de convergencia es la lucha contra el modelo, la creación del Otro Mundo Posible imaginado como incluyente, solidario e igualitario. Por eso mismo, el Foro concebido como espacio amplio donde convergen movimientos sociales, iniciativas, propuestas, redes, organizaciones y hasta individuos, emprende ahora el desafío de debatir sobre las distintas formas de hacer las cosas, de visualizar acciones y hacer que los cambios sean posibles.
¿En qué realidades se mueve el Foro? Lo hace en cientos de contextos, que enfrentan un momento clave: el del afianzamiento de la globalización neoliberal, mercantil, patriarcal, depredadora, homogenizadora, forjada desde los llamados dueños del mundo, liderada por un puñado de corporaciones transnacionales, por el capital financiero, por las élites antiguas y nuevas, que han redoblado su arremetida para controlarlo y poseerlo todo con una codicia más grande que nunca.
Hablar del futuro del Foro mantiene entonces implícita la decisión de considerar hacia dónde quiere ir. Para responder a esto, están sobre la mesa decenas de posibilidades, cada una con sus correspondientes responsabilidades políticas, con actores que las postulan y sustentan desde sus propias realidades y proyecciones.
Para unos/as puede ser un espacio de encuentro anual y permanente, que a modo de “feria de alternativas”, permita que año tras año se pongan en escenario una multiplicidad de expresiones, ideas y propuestas, a cuyo término cada quien vuelva para su casa, en unos casos con la sensación de que haber participado en los debates y experiencias es per-se una contribución a la construcción de los cambios; en otros, con la insatisfacción ante la brecha entre esto y sus expectativas de encaminamiento de la agenda urgente de transformar las cosas, a través de propuestas y acciones concretas, aquí y ahora.
Para otros/as puede también ser un espacio que, además de generar encuentros y confluencias en el desarrollo de actividades, facilite la identificación de momentos de luchas comunes, de causas interrelacionadas, que encuentren una expresión en momentos y contextos claros.
Hay también quienes lo visualizan a la vez como un punto de partida y de llegada, para la creación de un proceso de lucha definida claramente por una agenda concreta de lucha contra el capitalismo.
El Foro puede ser lo que ya es y muchas cosas más, todas importantes, todas trascendentes, pero su reto central radica, insistimos, en el encaminamiento del principal propósito de su convocatoria: la resistencia a la globalización neoliberal, que difícilmente podrá lograrse a través de una “feria de alternativas”, ni de una gran mesa de debates, ni de llamamientos a movilizaciones desconectadas entre sí, ni de experimentos metodológicos para el buen encaminamiento del Foro evento, cuya cristalización no está desvinculada de las relaciones de poder y económicas intra-foro. Pues mientras esto sucede, el modelo podrá tranquilamente continuar consolidándose.
Pensar en el futuro del Foro llama también a echar una mirada a su origen, signado por una contrapuesta a la reunión de las élites en Davos y la necesidad de subvertir las relaciones de poder desde horizontes múltiples, asunto que tiene aún mayor sentido cuando las instituciones del sistema -la OMC, las Instituciones Financieras Internacionales y aquellas que se pretenden lideres de la gobernabilidad mundial- se robustecen entre ellas y apuntalan sólidos mecanismos para garantizar el dominio del mercado como hecho irrevocable, aún con el riesgo de que desaparezca el planeta y todo lo que él contiene.
¿Podrá el Foro definir colectivamente puntos de encuentro o convocatoria mundial para que las luchas que se despliegan en todas partes tengan expresiones en uno o algunos momentos clave y logren por allí mayor repercusión?. Podrá poner en perspectiva una agenda y convocatorias comunes que interrelacionen las resistencias a las distintas vertientes opresivas del modelo? ¿Podrá el Foro priorizar en su agenda vibrantes cuestiones de dignidad, soberanía, justicia, paz? El sentido común dice que sí, el sentido político de la convocatoria de lucha contra el modelo también, y de hecho esto ya sucede, pero aún no es parte de sus propósitos explícitos.
Claro que el Foro no puede suplantar a los movimientos y sus acciones, ni retroceder hacia enfoques de línea única o instancia suprema; su reto es el de crearse como sujeto de cambio, haciendo que su rico acumulado de propuestas e ideas permita el avance de la lucha contra el modelo. Ese reto creativo conlleva algunas definiciones y la aceptación colectiva de que el Foro ya no es solo un evento sino un proceso, y que como tal no puede circunscribirse a la simple convocatoria.
Los tiempos del Foro
También están en debate los tiempos del Foro, cuyo análisis alude a las distintas nociones de tiempo que existen en el mundo. No hay un tiempo único, distintas civilizaciones, culturas y hasta movimientos, que somos parte del proceso, vivimos bajo nociones diferentes de tiempo. Homogenizar los tiempos diversos a la propuesta de una sucesión de eventos, contradice el principio plural del Foro.
Pero en fin, en los tiempos del Foro hay los tiempos de los encuentros, los de las luchas, los de las prácticas y los de los debates, todos ellos interrelacionados. El desafío radica en cómo combinar los tiempos de las luchas de proceso con los de los encuentros; en cómo hacer que aquellos de los encuentros no desbalanceen a los primeros y que, al contrario, robustezcan las luchas que tienen terrenos marcados y agendas especificas.
Distintos movimientos sociales que participamos activamente en el Foro, venimos planteando desde hace ya algún tiempo la idea de que los tiempos del Foro no contradigan aquellos de las luchas, las acciones de los movimientos, sus ritmos y posibilidades. Incluyendo las facultades económicas de los/as más excluidos. La situación de la Vía Campesina, uno de las más importantes movimientos del mundo, ilustra esta situación. Solo mirar lo más notorio de su agenda mundial de los dos meses recientes, marcados por una importante movilización en diciembre, pautada por su agenda de lucha contra la OMC en Hong Kong, y dos foros policéntricos, en dos continentes diferentes en enero. Varias preguntas se imponen al respecto, entre ellas el cómo hacer para que las luchas sean un espacio común de los tiempos del Foro.
Autogestión y autoconvocatoria
El Foro ha surgido como una iniciativa autogestionada y auto convocada, esto es dimensión central de su propuesta innovadora y su carácter participativo. Pero ¿qué es la autoconvocatoria, qué es la autogestión, cuáles son sus características; sobre qué base se definen esos principios; cuáles son los principios de autonomía que predominan en el Foro? Obviamente al plantear esto desde la pluralidad las respuestas serán muchas. Es sin embargo necesario esbozar algunas cuestiones inherentes a las realidades que influyen en las definiciones.
La primera consiste en las relaciones de poder intra-foro, que como espacio heterogéneo es heredero de las brechas de desigualdad que él mismo quiere combatir. En los hechos, los actores del Foro son desiguales, llegan a éste con la carga de las brechas estructurales que escinden a las sociedades, que relegan a la categoría de minoría a las mayorías discriminadas, que legitiman la voz y presencia de lo asociado al poder. En ese contexto, reducir la construcción del espacio a la autogestión y autoconvocatoria de desiguales sin tomar medidas concretas para viabilizar la igualdad sólo puede reproducir en lo alternativo las dinámicas discriminatorias.
La Política de Igualdad adoptada en el transcurso del 2005 por el Consejo Internacional del Foro, es un aporte significativo en el reconocimiento de que los cambios no pueden producirse por generación espontánea, pues dada la extensión de la cultura excluyente, racista, sexista, homofóbica, urbano-centrista, clasista, y las interrelaciones entre todas estas, se necesita aún más. ¿No podrá el Foro reconocer que hay grupos sociales que necesitan reparaciones, sobre los cuales la sociedad tiene una deuda social que debe pagarla de muchas formas y empezando en casa? Los pueblos indígenas, los/as afrodescendientes, las/os campesinos, las mujeres, las personas discriminadas por su orientación sexual, las y los relegados por distintos motivos, no podrán encontrar en el Foro un espacio de iguales, sin el riesgo de que la autoconvocatoria limite su participación o restrinja su autonomía?
Esto, tanto como la igualdad en la producción de discursos, metodologías y prácticas, ¿podrán continuar siendo dejados al azar de las circunstancias materiales y simbólicas que intervienen en la definición de quiénes edifican las reglas del juego del Foro y toman las decisiones?
El experimento del policentrismo
Estamos en la primera experiencia novedosa de los Foros Policéntricos, que coinciden con las iniciativas de procesos regionales, y esperemos que no los releguen, pues hasta aquí el surgimiento de los Foros regionales tuvo la virtud de generar una mirada de la globalización desde lo específico y de multiplicar, por esa vía, la idea de proceso basado incluso en las realidades y experiencias locales.
Sin embargo, en el desarrollo creativo del Foro, la coincidencia no deja de ser remarcable, pues son tres países del Sur: Venezuela, Malí y Pakistán, que han respondido a la convocatoria. Esto abre un horizonte para mirar hacia el Sur y desde el Sur, desarrollando una perspectiva que lo revalide como fuente de alternativas, que registre las múltiples visiones de futuro y de mundo que en él coexisten, pues es justamente aquí donde persisten milenarias propuestas cósmicas de un mundo diferente al nor-occidentalocentrista, que aún no se han expresado plenamente en el Foro.
Conclusión
El Foro es, sin ninguna duda, la mayor experiencia de ciudadanía planetaria que se haya conocido en la historia; su acumulado se beneficia de la riqueza de importantes trayectos de lucha y resistencia a la dominación antiguos y nuevos; su acervo de pensamiento crítico, alternativas y visiones de cambio, es una fuente propositiva inagotable; su carácter participativo, plural y diverso es terreno de construcción de nuevas prácticas de democracia. En síntesis, en su corta vida el Foro ha enrumbado un espacio de amplias posibilidades de lucha contra el modelo, cuyo crecimiento postula ahora la necesidad de inventar estrategias para organizar políticamente las resistencias al modelo y hacerlo desde la pluralidad, desde la diversidad, desde la expectativa que el propio Foro despertó a escala planetaria al afirmar que “Otro Mundo es Posible”. Hasta aquí el Foro ha logrado encarar con genio e ingenio la mayoría de los retos que conlleva su novedosa propuesta, así enfrentará, sin duda, el gran reto de asumir el papel de actor político que su propio desarrollo generó.
*Ponencia presentada en el Panel “El Foro Social Mundial Policéntrico: Futuro del Foro Social Mundial. Desarrollo y perspectivas de las resistencias mundiales al neoliberalismo”, VI Foro Social Mundial y II Foro Social Américas, Caracas, 25 de enero de 2006.
El Foro nació robusto, heredero de luchas históricas conjugadas con las nuevas, emergió rico en ideas, en pensamiento crítico, en propuestas y acciones de cambio. Al plantear por primera vez un espacio mundial y heterogéneo, tuvo la virtud de permitir confluencias a lo grande y propiciar el restablecimiento de la conciencia colectiva de que los cambios son posibles y viables, desencadenando un proceso de un potencial transformador inagotable. El ritmo de su ebullición ha sido tal, que la abundancia de iniciativas, ideas y propuestas que se han expresado en estos cortos cinco años de vida, arrojan ya suficiente materia para decenios de debates.
La rápida emergencia de Foros regionales, nacionales y temáticos, pronto dio cuenta del surgimiento de un proceso anclado en realidades diversas, que se construyen desde cuestionamientos múltiples, pero que confluyen en las aspiraciones comunes de un mundo de paz, justicia, igualdad, derechos, diversidad, y de cambios radicales de las relaciones de poder patriarcales, clasistas, racistas y excluyentes.
El Foro visibilizó también que lo cotidiano es más político que nunca, y que los cambios se construyen desde transformaciones que involucran a las personas y al conjunto de relaciones humanas, pero que para que estos sean posibles es preciso extirpar de raíz las relaciones desiguales en cualquier parte que éstas se manifiesten.
En su corta historia, el Foro ha transitado rápidamente de la puesta en evidencia de las abundantes relaciones de opresión, que acusan todas las relaciones humanas, hacia el desarrollo de alternativas que se postulan hoy como potentes motores de cambio, desde donde ha emprendido un proceso de desenvolvimiento de estrategias para encaminarlas.
Es esto último, justamente, pieza sustancial de los debates sobre su futuro, asunto ineludiblemente vinculado a su primer postulado: la lucha contra la globalización neoliberal y las posibilidades de su concreción.
Pero el camino a seguir apela a una mirada a su identidad, definida no sólo por los contenidos de la Carta de Principios sino por un proceso vivo generado por las dinámicas sociales que lo componen. La pluralidad es un elemento fuerte de su identidad compleja y rebelde a la vez.
Los orígenes del Foro son, sin duda, las causas de justicia presentes, pendientes e impostergables: las luchas de los pueblos, de los sectores excluidos y discriminados, de defensoras/es de visiones integrales, intelectuales, medios de comunicación alternativa, y de un amplio conglomerado que abarca a todas y todos quienes adhieren a sus principios de cambio. No obstante, el potencial de éstos no puede ser mirado sólo desde el ángulo matemático, pues sumar es importante pero lo es más aún el encuentro, la confluencia de propuestas y acciones, el enriquecimiento del lenguaje común en símbolos y prácticas, el delineamiento de agendas concretas en las cuales se reflejen las aspiraciones colectivas.
Mas, ¿cuáles son sus ideas de cambio? Son muchas y diversas, su punto de convergencia es la lucha contra el modelo, la creación del Otro Mundo Posible imaginado como incluyente, solidario e igualitario. Por eso mismo, el Foro concebido como espacio amplio donde convergen movimientos sociales, iniciativas, propuestas, redes, organizaciones y hasta individuos, emprende ahora el desafío de debatir sobre las distintas formas de hacer las cosas, de visualizar acciones y hacer que los cambios sean posibles.
¿En qué realidades se mueve el Foro? Lo hace en cientos de contextos, que enfrentan un momento clave: el del afianzamiento de la globalización neoliberal, mercantil, patriarcal, depredadora, homogenizadora, forjada desde los llamados dueños del mundo, liderada por un puñado de corporaciones transnacionales, por el capital financiero, por las élites antiguas y nuevas, que han redoblado su arremetida para controlarlo y poseerlo todo con una codicia más grande que nunca.
Hablar del futuro del Foro mantiene entonces implícita la decisión de considerar hacia dónde quiere ir. Para responder a esto, están sobre la mesa decenas de posibilidades, cada una con sus correspondientes responsabilidades políticas, con actores que las postulan y sustentan desde sus propias realidades y proyecciones.
Para unos/as puede ser un espacio de encuentro anual y permanente, que a modo de “feria de alternativas”, permita que año tras año se pongan en escenario una multiplicidad de expresiones, ideas y propuestas, a cuyo término cada quien vuelva para su casa, en unos casos con la sensación de que haber participado en los debates y experiencias es per-se una contribución a la construcción de los cambios; en otros, con la insatisfacción ante la brecha entre esto y sus expectativas de encaminamiento de la agenda urgente de transformar las cosas, a través de propuestas y acciones concretas, aquí y ahora.
Para otros/as puede también ser un espacio que, además de generar encuentros y confluencias en el desarrollo de actividades, facilite la identificación de momentos de luchas comunes, de causas interrelacionadas, que encuentren una expresión en momentos y contextos claros.
Hay también quienes lo visualizan a la vez como un punto de partida y de llegada, para la creación de un proceso de lucha definida claramente por una agenda concreta de lucha contra el capitalismo.
El Foro puede ser lo que ya es y muchas cosas más, todas importantes, todas trascendentes, pero su reto central radica, insistimos, en el encaminamiento del principal propósito de su convocatoria: la resistencia a la globalización neoliberal, que difícilmente podrá lograrse a través de una “feria de alternativas”, ni de una gran mesa de debates, ni de llamamientos a movilizaciones desconectadas entre sí, ni de experimentos metodológicos para el buen encaminamiento del Foro evento, cuya cristalización no está desvinculada de las relaciones de poder y económicas intra-foro. Pues mientras esto sucede, el modelo podrá tranquilamente continuar consolidándose.
Pensar en el futuro del Foro llama también a echar una mirada a su origen, signado por una contrapuesta a la reunión de las élites en Davos y la necesidad de subvertir las relaciones de poder desde horizontes múltiples, asunto que tiene aún mayor sentido cuando las instituciones del sistema -la OMC, las Instituciones Financieras Internacionales y aquellas que se pretenden lideres de la gobernabilidad mundial- se robustecen entre ellas y apuntalan sólidos mecanismos para garantizar el dominio del mercado como hecho irrevocable, aún con el riesgo de que desaparezca el planeta y todo lo que él contiene.
¿Podrá el Foro definir colectivamente puntos de encuentro o convocatoria mundial para que las luchas que se despliegan en todas partes tengan expresiones en uno o algunos momentos clave y logren por allí mayor repercusión?. Podrá poner en perspectiva una agenda y convocatorias comunes que interrelacionen las resistencias a las distintas vertientes opresivas del modelo? ¿Podrá el Foro priorizar en su agenda vibrantes cuestiones de dignidad, soberanía, justicia, paz? El sentido común dice que sí, el sentido político de la convocatoria de lucha contra el modelo también, y de hecho esto ya sucede, pero aún no es parte de sus propósitos explícitos.
Claro que el Foro no puede suplantar a los movimientos y sus acciones, ni retroceder hacia enfoques de línea única o instancia suprema; su reto es el de crearse como sujeto de cambio, haciendo que su rico acumulado de propuestas e ideas permita el avance de la lucha contra el modelo. Ese reto creativo conlleva algunas definiciones y la aceptación colectiva de que el Foro ya no es solo un evento sino un proceso, y que como tal no puede circunscribirse a la simple convocatoria.
Los tiempos del Foro
También están en debate los tiempos del Foro, cuyo análisis alude a las distintas nociones de tiempo que existen en el mundo. No hay un tiempo único, distintas civilizaciones, culturas y hasta movimientos, que somos parte del proceso, vivimos bajo nociones diferentes de tiempo. Homogenizar los tiempos diversos a la propuesta de una sucesión de eventos, contradice el principio plural del Foro.
Pero en fin, en los tiempos del Foro hay los tiempos de los encuentros, los de las luchas, los de las prácticas y los de los debates, todos ellos interrelacionados. El desafío radica en cómo combinar los tiempos de las luchas de proceso con los de los encuentros; en cómo hacer que aquellos de los encuentros no desbalanceen a los primeros y que, al contrario, robustezcan las luchas que tienen terrenos marcados y agendas especificas.
Distintos movimientos sociales que participamos activamente en el Foro, venimos planteando desde hace ya algún tiempo la idea de que los tiempos del Foro no contradigan aquellos de las luchas, las acciones de los movimientos, sus ritmos y posibilidades. Incluyendo las facultades económicas de los/as más excluidos. La situación de la Vía Campesina, uno de las más importantes movimientos del mundo, ilustra esta situación. Solo mirar lo más notorio de su agenda mundial de los dos meses recientes, marcados por una importante movilización en diciembre, pautada por su agenda de lucha contra la OMC en Hong Kong, y dos foros policéntricos, en dos continentes diferentes en enero. Varias preguntas se imponen al respecto, entre ellas el cómo hacer para que las luchas sean un espacio común de los tiempos del Foro.
Autogestión y autoconvocatoria
El Foro ha surgido como una iniciativa autogestionada y auto convocada, esto es dimensión central de su propuesta innovadora y su carácter participativo. Pero ¿qué es la autoconvocatoria, qué es la autogestión, cuáles son sus características; sobre qué base se definen esos principios; cuáles son los principios de autonomía que predominan en el Foro? Obviamente al plantear esto desde la pluralidad las respuestas serán muchas. Es sin embargo necesario esbozar algunas cuestiones inherentes a las realidades que influyen en las definiciones.
La primera consiste en las relaciones de poder intra-foro, que como espacio heterogéneo es heredero de las brechas de desigualdad que él mismo quiere combatir. En los hechos, los actores del Foro son desiguales, llegan a éste con la carga de las brechas estructurales que escinden a las sociedades, que relegan a la categoría de minoría a las mayorías discriminadas, que legitiman la voz y presencia de lo asociado al poder. En ese contexto, reducir la construcción del espacio a la autogestión y autoconvocatoria de desiguales sin tomar medidas concretas para viabilizar la igualdad sólo puede reproducir en lo alternativo las dinámicas discriminatorias.
La Política de Igualdad adoptada en el transcurso del 2005 por el Consejo Internacional del Foro, es un aporte significativo en el reconocimiento de que los cambios no pueden producirse por generación espontánea, pues dada la extensión de la cultura excluyente, racista, sexista, homofóbica, urbano-centrista, clasista, y las interrelaciones entre todas estas, se necesita aún más. ¿No podrá el Foro reconocer que hay grupos sociales que necesitan reparaciones, sobre los cuales la sociedad tiene una deuda social que debe pagarla de muchas formas y empezando en casa? Los pueblos indígenas, los/as afrodescendientes, las/os campesinos, las mujeres, las personas discriminadas por su orientación sexual, las y los relegados por distintos motivos, no podrán encontrar en el Foro un espacio de iguales, sin el riesgo de que la autoconvocatoria limite su participación o restrinja su autonomía?
Esto, tanto como la igualdad en la producción de discursos, metodologías y prácticas, ¿podrán continuar siendo dejados al azar de las circunstancias materiales y simbólicas que intervienen en la definición de quiénes edifican las reglas del juego del Foro y toman las decisiones?
El experimento del policentrismo
Estamos en la primera experiencia novedosa de los Foros Policéntricos, que coinciden con las iniciativas de procesos regionales, y esperemos que no los releguen, pues hasta aquí el surgimiento de los Foros regionales tuvo la virtud de generar una mirada de la globalización desde lo específico y de multiplicar, por esa vía, la idea de proceso basado incluso en las realidades y experiencias locales.
Sin embargo, en el desarrollo creativo del Foro, la coincidencia no deja de ser remarcable, pues son tres países del Sur: Venezuela, Malí y Pakistán, que han respondido a la convocatoria. Esto abre un horizonte para mirar hacia el Sur y desde el Sur, desarrollando una perspectiva que lo revalide como fuente de alternativas, que registre las múltiples visiones de futuro y de mundo que en él coexisten, pues es justamente aquí donde persisten milenarias propuestas cósmicas de un mundo diferente al nor-occidentalocentrista, que aún no se han expresado plenamente en el Foro.
Conclusión
El Foro es, sin ninguna duda, la mayor experiencia de ciudadanía planetaria que se haya conocido en la historia; su acumulado se beneficia de la riqueza de importantes trayectos de lucha y resistencia a la dominación antiguos y nuevos; su acervo de pensamiento crítico, alternativas y visiones de cambio, es una fuente propositiva inagotable; su carácter participativo, plural y diverso es terreno de construcción de nuevas prácticas de democracia. En síntesis, en su corta vida el Foro ha enrumbado un espacio de amplias posibilidades de lucha contra el modelo, cuyo crecimiento postula ahora la necesidad de inventar estrategias para organizar políticamente las resistencias al modelo y hacerlo desde la pluralidad, desde la diversidad, desde la expectativa que el propio Foro despertó a escala planetaria al afirmar que “Otro Mundo es Posible”. Hasta aquí el Foro ha logrado encarar con genio e ingenio la mayoría de los retos que conlleva su novedosa propuesta, así enfrentará, sin duda, el gran reto de asumir el papel de actor político que su propio desarrollo generó.
*Ponencia presentada en el Panel “El Foro Social Mundial Policéntrico: Futuro del Foro Social Mundial. Desarrollo y perspectivas de las resistencias mundiales al neoliberalismo”, VI Foro Social Mundial y II Foro Social Américas, Caracas, 25 de enero de 2006.
https://www.alainet.org/fr/node/118328?language=es
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