El anexo secreto de Bush
23/08/2006
- Opinión
La convalecencia de Fidel Castro ha provocado en los grandes medios de
(des)información un aluvión de opiniones sobre la revolución cubana. La
mayoría transidas de una ignorancia supina hacia la realidad social de la
isla, comenzando por la estúpida idea de que la continuidad de la
revolución depende de la supervivencia de su líder histórico.
No existe diferencia entre el discurso de un iletrado como George W. Bush
y el igualmente rabioso de un escritor del fuste de Mario Vargas Llosa.
Predomina en ellos el odio y el deseo irrefrenable de liquidar lo antes
posible las extraordinarias conquistas culturales y sociales conseguidas
por el pueblo cubano. De Cuba lo que más temen es la telúrica fuerza
moral de su ejemplo en una circunstancia en que el orden imperial
presenta síntomas de grave resquebrajamiento.
De allí que carezca de sentido discutir sobre las probabilidades de que
los sectores más agresivos de Estados Unidos decidan acabar con la
revolución cubana mediante una intervención militar. Por que está claro
que no existe una vía distinta para intentarlo. Otra cosa es cuándo e
incluso si podrían llegar a ponerlo en práctica.
Tendrían que considerar varios factores. En primer lugar, el inigualable
grado de alistamiento existente en Cuba para derrotar un ataque yanqui,
basado en la concepción de “guerra de todo el pueblo”. Bush es un imbécil
pero en el Pentágono hay profesionales capaces que aconsejarían no
emprender esa aventura. El empantanamiento en Afganistán e Irak lleva a
suponer el supremo descalabro que implicaría para Estados Unidos agredir
a la isla. Además, la correlación política y militar de fuerzas en el
mundo es francamente desfavorable al imperio en la actualidad.
Sin embargo, este análisis tiene una enorme limitación y es que supone la
existencia de un pensamiento racional entre quienes hoy toman las
decisiones en Washington. Vienen a mi mente los analistas del Pentágono y
de la CIA citados por Seymour Hersh en un reciente artículo de The New
Yorker, quienes refiriéndose a la debacle del ejército de Israel en
Líbano le confiaban al autor que ni Cheney ni Rumsfeld sacarían las
debidas conclusiones respecto a lo que ellos definían como un ensayo
fracasado de la agresión que se prepara contra Irán. Estos tipos, le
dijeron a Hersh, sólo oyen lo que quieren oír. Tanta razón tenían que a
los pocos días salió Bush a proclamar la “victoria” de Tel Aviv sobre la
resistencia libanesa.
Es de esta premisa de irracionalidad nazi en la conducta de la pandilla
bushista de la que hay que partir para cualquier valoración sobre la
posibilidad de una agresión a Cuba. No en balde, al relatar las medidas
de preparación para la defensa de la isla tomadas ante la situación
político-militar creada por la enfermedad de su líder, el presidente en
funciones de Cuba, Raúl Castro, afirmó: “No podíamos descartar el peligro
de que alguien se volviera loco, o más loco todavía, dentro del gobierno
norteamericano”(www.granma.cubaweb.cu) .
Existen hechos concretos que no pueden obviarse. Cuba es el único país al
que Washington ha dedicado una comisión y un plan gubernamental
detallado, conocido en la isla como el Plan Bush, para producir el
“cambio de régimen” y regresarlo a la condición de colonia de Estados
Unidos. Asimismo, es el único país –excepto el Irak ocupado- para el que
la Casa Blanca ha nombrado un encargado de coordinar la “transición”. Por
si fuera poco, en días recientes designó también a un veterano oficial de
la CIA como responsable de coordinar el espionaje y la subversión de “la
comunidad de inteligencia” contra Cuba y Venezuela. Un cargo de esa
categoría se reservaba hasta ahora sólo para Irán y Corea del Norte,
integrantes, según Bush, del “eje del mal”.
Con Raúl Castro ha coincidido gran parte de lo más granado de la
intelectualidad progresista en el mundo al suscribir un llamamiento en
defensa de la soberanía de la isla(www.porcuba.org). Sus autores
denuncian el peligro de un anexo secreto en la segunda versión del Plan
Bush publicado en junio pasado. Y no es para menos. Si está fuera de toda
duda que en la isla no va a producirse la añorada sublevación contra el
gobierno, si la hostilidad de Estados Unidos durante casi medio siglo se
ha estrellado contra la resistencia cubana, si la retórica de Bush y sus
voceros contra Cuba es cada vez más agresiva. ¿Qué escenario puede estar
encaminado a crear el mencionado anexo que no sea el de una intervención
militar?
https://www.alainet.org/fr/node/116699?language=es
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