Teotihuacán y la verdadera cara de Wal-Mart
29/09/2004
- Opinión
La construcción de un supermercado de Wal-Mart en la zona de
Teotihuacán despierta profundo rechazo aun sin conocer los
antecedentes. Supongo que es lo que se llama "sentido común".
Es decir, el común de la gente sentimos que Teotihuacán tiene
muchos y profundos significados, quizá no conozcamos todos,
pero sus extraordinarias pirámides y construcciones nos alertan
la memoria, el corazón y la mente.
Llama la atención que los propios funcionarios del Insitituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH) que dieron luz verde
a este proyecto; no hayan percibido algo tan obvio. Más aún
cuando esa zona arqueológica tiene hasta hoy en día un
vastísimo significado, sobre todo para los pueblos indios. Por
ello los marakames del pueblo wixarika (huicholes) llamaron a
hacer allí una ceremonia para resistir la contaminación
transgénica del maíz, otro elemento vital del corazón de
México. Por ello representantes de pueblos indios de América
del Norte llegan a este lugar a solidarizarse con la
resistencia de los vecinos de Teotihuacán que se oponen a la
obra. Diagonalmente opuesto, como un enfrentamiento entre los
poderes de la vida y la muerte en la Ciudad de los Dioses,
aparece el símbolo vacío del gigante Wal-Mart. Si todavía sin
conocer detalles provoca rechazo, conocer un poco más a esta
empresa lo fundamenta sólidamente.
Wal-Mart es actualmente la empresa más grande del mundo. Ocupa
el lugar 19 de las 100 mayores econo-mías del planeta,
superando a países como Suecia, Noruega y Arabia Saudita. Es la
mayor compañía de ventas directas al consumidor en Estados
Unidos, Canadá y México. En nuestro país tiene 54 por ciento
del mercado total, al ser dueña de Bodegas Aurrerá, Superama,
Suburbia, restaurantes Vips, El Portón y Ragazzi, además de
los almacenes Sam's Club y Wal-Mart. Esto le da un poder
tremendo sobre consumidores, proveedores, productores y
políticos.
Este imperio mundial ha sido construido sobre un historial de
violaciones a los derechos laborales, de intimidación y combate
a la sindicalización de los trabajadores, de discriminación
sexual y racial, de pagar salarios de hambre y de conseguir los
precios "más baratos" del mercado proveyéndose en maquiladoras
con condiciones de extrema explotación.
Desde 1995 ha enfrentado en Estados Unidos más de 70 procesos
legales por actividades antisindicales, así como múltiples
procesos en otros órdenes, incluyendo pagar multas de más de
120 mil dólares en tres estados por destruir y ocultar
evidencias en casos de demandas de clientes contra la empresa.
En otro caso, fue condenada a pagar 18 millones de dólares por
entregar evidencias falsas o incompletas sobre una mujer que
murió en un estacionamiento de la empresa.
The New York Times declaró en un editorial que la "wal-
martización de la fuerza laboral amenaza con empujar a miles de
estadunidenses a la pobreza" (15/11/03). En febrero de 2004
George Miller, congresista de Estados Unidos, dio a conocer un
informe sobre Wal-Mart, documentando muchos de esos abusos,
inclusive una denuncia anterior del Washington Post de que
utilizaba fuerza de trabajo infantil
((http://edworkforce.house.gov/democrats/releases/rel2104.html).
Entre muchos otros "premios", Wal-Mart fue nombrado en 2000
taller de sudor del año por Maquila Solidarity Network, de
Canadá. En 2003, la Organización Nacional de Mujeres de Estados
Unidos (NOW, por sus siglas en inglés), la nombró "mercader de
la vergüenza" por sus políticas de discriminación sexual contra
empleadas. Equal Rights Advocates, Impact Fund y Public Justice
Center han iniciado un procedimiento conocido como "acción de
clase" por discriminación sexual, que sería la mayor de la
historia contra una empresa privada, representando a más de 700
mil demandantes. Según el Wal-Mart Watch, organización civil
que publica denuncias de ciudadanos afectados por la empresa,
los almacenes de la trasnacional han tenido múltiples impactos
negativos en las comunidades donde se establecieron. Por
ejemplo, por cada dos empleos creados por esa empresa se han
destruido en promedio tres trabajos que ya existían en la
comunidad. Estos casos son apenas un botón de muestra de las
excavaciones arqueológicas en los cimientos de esta empresa que
quiere instalarse en uno de los sitios culturales más
importantes de México.
La resistencia de los vecinos de Teotihuacán, o la más reciente
en Atizapán contra la instalación de un Superama, adquieren así
una dimensión social que merece la solidaridad de todos. Son
ejemplos que lejos de tener un significado solamente local -o
como dijera a la prensa Raúl Argüelles, vicepresidente de Wal-
Mart México, de tratarse de "10 comerciantes locales que
sienten afectados sus intereses" (Reforma, 23/9/04)- encarnan
y unen a los millones de personas y cientos de comunidades que
han sufrido y resisten los embates de este gigante.
Según el INAH, la construcción es "legal" -no legítima-, y
entre otras cosas no molestaría al paisaje porque estará
"debajo del nivel del suelo". Lo cierto es que si el INAH y
otros funcionarios no reconocen las implicaciones reales de
este proyecto y lo echan atrás, lo que quedará debajo del nivel
del suelo es su calidad moral y profesional. Y al igual que el
crimen de la contaminación del maíz nativo, estará grabado a
fuego en la memoria colectiva.
https://www.alainet.org/fr/node/110627?language=en
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