IV Conferencia Internacional de Vía Campesina

Agri-Cultura es cultura

18/06/2004
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  • Opinión
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El mundo rural es cuna de miles de culturas diversas que han florecido en todas partes del mundo. No obstante, sus múltiples expresiones creativas han sido ninguneadas por las sucesivas relaciones de dominación, que históricamente han sojuzgado al campesinado. La actual divinización de lo urbano, que lo ubica como el único avance societal posible, devalúa como nunca antes a las culturas del campo, ubicándolas en el rincón de lo rezagado, inviable, fuera de época. De hecho, estas no son parte de los cálculos del negocio cultural y es explícita la expectativa de que, con la homogenización que acarrea la globalización neoliberal, desaparecerá hasta el rastro de estas, como se espera lo hará la propia vida en el campo. Por eso, la importancia acordada por la Vía Campesina a la valoración cultural es no sólo una forma de resistencia sino una propuesta de avanzada, que tiene que ver con su búsqueda de alternativas afincadas en las prácticas de la gente. Inspiradas inicialmente por el monumental desarrollo de las místicas, que consisten en cortos momentos que combinan expresiones culturales de distintas vertientes con el espíritu militante, integradas a toda actividad por el Movimiento Sin Tierra de Brasil –MST-, estas artes son ahora parte de la cultura mundial de la Vía Campesina. Por su parte, el inspirador de este proceso, el MST de Brasil, no solo rescata la importancia de la cultura a través de los rituales de mística, sino que ésta es parte integral de su proyecto de sociedad. A través de la producción y difusión de espectáculos, festivales, discos, videos, el movimiento impulsa un vasto programa de redención de las diversas expresiones culturales campesinas de ese país, en particular aquellas que no tienen un espacio en los medios tradicionales. Así, la creatividad ocupa un lugar clave en las nuevas formas de acción y resistencia. Sus expresiones son participativas, están acompañadas de una desacralización del escenario y una democratización de la puesta en escena. Son innovadoras pues, por primera vez, se fusionan en una idea, propuesta, ritual o acto, expresiones, sonidos, e instrumentos, provenientes de los más recónditos lugares campesinos del planeta. Se trata de creaciones colectivas, basadas en el rescate de las culturas y en la incorporación de nuevos valores, imágenes, mensajes, como por ejemplo la integración entre las generaciones o la igualdad entre los géneros. A veces, la puesta en escena intercala técnicas ancestrales con el actual multimedia u otras tecnologías, pero en todos los casos los elementos de la naturaleza y las expresiones de las distintas cosmovisiones siempre son el centro. Siendo el rescate de la cultura campesina un aspecto esencial de un proyecto amplio de sociedad, vemos también como reconocidos/as creadores/as, músicos/as, fotógrafos/as, cineastas, artistas plásticos/as se suman a éstas luchas ya sea contribuyendo a la preservación de las memorias del proceso, aportando con la difusión de las ideas o compartiendo su creación con los movimientos. Pero, la creatividad campesina se expresa, también, en el surgimiento de una estética militante, en el desarrollo de símbolos y en una manera común de hacer las cosas. Semillas, tierra, alimentos, flores, banderas, canastas, sombreros, arte-sanía, ocupan siempre un lugar especial en los espacios comunes; esto es parte de la estima colectiva y del sentido de humanidad que caracteriza la nueva cultura campesina, generada en torno a la propuesta de globalizar la esperanza y las luchas, ambas a la vez.

https://www.alainet.org/fr/node/110186
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