Europa confundida
01/04/2004
- Opinión
Giovanni Arrighi ha recurrido a la teoría del caos para
definir el período histórico que vivimos. Él nos habla de un
caos sistémico. Una situación en la cual el conjunto de
fuerzas sociales en presencia en la historia puede tomar un
número excepcional de caminos sistémicamente distintos, lo que
resulta en una salida histórica necesariamente imprevisible
para todas las partes.
En un libro sobre Auge y Decadencia del Neoliberalismo que
acabo de entregar a los editores brasileños llego a
conclusiones semejantes. La crisis del neoliberalismo en
curso ha dejado un vacío doloroso para todas las partes ya que
la ilusión de un pensamiento único continúa impregnando las
mentes mientras la realidad no tiene nada que ver con sus
primicias y sus conceptos o representaciones de la misma.
El neoliberalismo ya se agotó como posibilidad de política
económica. Es que él no es viable en sus fundamentos mismos
ya que trabaja con un modelo ideal de la realidad que
simplemente no tiene ningún fundamento en ella.
Los conceptos de libre mercado, de equilibrio perfecto, del
individuo posesivo y de una racionalidad fundada en la
adecuación de los medios a los fines originados en el siglo
XVII y XVIII son algunos de estos conceptos. En esta época
tenían un significado, en la medida en que reflejan la
voluntad de una nueva clase social de crear una sociedad
capitalista liberal, en la cual los individuos encontrarían
los medios para su pleno desarrollo.
La realidad histórica resultó totalmente diferente de lo que
se esperaba de la acción de la voluntad económica y política
para implantar estas primicias puramente lógicas que ya en
aquella época fueron transformadas en entes metafísicos, en
principios fundamentales de la "naturaleza humana".
Esta operación filosófica e ideológica era plenamente posible
cuando la búsqueda de una sociedad del libre mercado era un
objetivo. Pero ella se transforma en una caricatura cuando la
expansión de las relaciones de producción capitalistas por
casi todo el planeta resultó en un régimen de mercado
oligopólico o monopólico.
En este mismo periodo el capitalismo de Estado se convirtió en
la manera de operar del grande capital que comanda esta
sociedad. El Estado se convirtió en el capitalista colectivo.
Sin él no hay acumulación capitalista posible en el mundo de
los monopolios transnacionales o globales. Que es también el
mundo de los grandes sindicatos y de los partidos políticos
obreros o de asalariados en general.
Vemos también como el capital financiero, por su función
crucial en la organización de las relaciones sociales
mercantiles globalizadas en todo el planeta, supo poner a su
servicio este poder colosal del Estado contemporáneo
impulsando el endeudamiento público y el pago de las más altas
tasas de interés por el mismo.
¿Que se podría esperar de un proceso político real que
consistió en un verdadero asalto al Estado para convertirlo en
el instrumento privilegiado de la captación de todos los
ahorros de la población y de parte sustancial de su consumo
anterior en recursos fiscales que se transfieren al sector
financiero bajo la forma de pago de intereses por el Estado?
Para que el lector no quede con dudas muy posibles en este
contexto de manipulación brutal de la información en que
vivimos, le presentamos los siguientes datos de la OCDE.
Entre 1985 y 2003, los compromisos financieros líquidos de las
administraciones públicas de los países de la zona del euro
subieron del 32,7% del PIB al 52,9% del PIB. En el total de
los países de la OCDE (los llamados países industrializados)
subieron del 36,8% del PIB al 44,9%. Y esto no es aún más
grave por la reacción que el sistema económico viene
oponiendo, desde la crisis de octubre de 1987, a la expansión
impulsiva del capital financiero.
No es aquí el lugar para profundizar este análisis. En parte
él se encuentra en nuestro libro, cuyas tésis centrales
estamos discutiendo con los alumnos del doctorado que dirige
Pierre Salama en Paris XIII, en estos días, y debemos
continuar discutiéndolo con los componentes del seminario que
organiza UNCTAD India en Delhi a principios de abril.
Lo que choca en este momento es ver como opera en la vieja y
curtida Europa estas realidades paradojales. Desde Paris,
podemos apreciar este espectáculo impresionante del final de
un cuadro ideológico y de sus expresiones políticas y
económicas. En Francia, las elecciones regionales apuntan
hacia un desgaste colosal de la vieja derecha conservadora
francesa. Los socialistas vuelven a crecer a sus índices más
altos a pesar de la pérdida de confianza que la población les
demostró en las últimas elecciones presidenciales. Ellos
tienen que saber que este crédito tiene un límite. Y que lo
perderán definitivamente si se dejan llevar por los cantos del
sistema financiero y sacrifican las metas sociales a las
presiones del patronato francés en general.
De hecho, la población está exigiendo una clara política de
pleno empleo que tanto irrita al pensamiento económico
neoliberal. Los bancos centrales europeos continúan creyendo
en la necesidad de contener el crecimiento para impedir las
presiones inflacionarias intrínsicamente asociadas por ellos
al pleno empleo.
Mas dura aún ha sido la reacción de las fuerzas patronales en
general a las demandas de los trabajadores por la baja de la
jornada de trabajo, para que se distribuyan los resultados del
gigantesco aumento de la productividad de los últimos años a
toda la población y para que este aumento del poder productivo
de la humanidad no resulte en la desgracia del desempleo y sí
en la mejoría de condiciones de vida de la misma.
En vez de prepararse para el avance social resultante del
reinicio del crecimiento que se dibuja en el horizonte
económico internacional para estos próximos años, la
supervivencia del pensamiento neoliberal continúa poniendo en
cuestión las conquistas de los trabajadores durante los años
del Estado de Bienestar social.
Es esta contradicción que profundiza el malestar mundial.
Principalmente en el cuadro del intento desesperado de las
fuerzas de la ultraderecha norteamericana por salvar la fuerza
imperial de este país. El camino de la guerra insensata, del
gasto militar forzado, del déficit fiscal y comercial
incontrolable, de la crisis de largo plazo del dólar en este
contexto, al mismo tiempo en que se busca afirmar una
hegemonía unilateral de una facción de la clase dominante
estadounidense, todos estos factores transforman la coyuntura
mundial en un caos abismal.
Cercada por la necesidad de contener las aventuras del
unilateralismo de Estados Unidos, de contener el impacto de
sus investidas contra los pueblos musulmanes, de enfrentar la
competencia creciente de una Asia en expansión, de abrir
caminos más racionales para enfrentar el problema de la
pobreza mundial en expansión y el círculo de fuego de la
degradación ambiental, expuesta al enfrentamiento de las
confrontaciones étnicas que intentó suprimir durante su
ascenso como centro del imperialismo mundial, con la tarea de
asimilar a la población del Este europeo que no logra
integrarse en los patrones del capitalismo europeo con los
cuales las sedujo para abandonar el socialismo, en este
enmarañado tan complejo, Europa se encuentra realmente en un
momento difícil que expresa en realidad la crisis general en
que nos sumergimos toda la humanidad.
El 11 de marzo en Madrid con su desdoblamiento en la victoria
socialista en España es otro dato esencial para calcular los
vectores de esta coyuntura. Como parte de este proceso está
el desmoronamiento de la confianza en los medios de
comunicación, en los políticos en general y de la derecha
conservadora en particular. En este contexto se debe situar
la mantención de la alta votación del Frente Nacional en
Francia en las presentes elecciones regionales.
La amenaza de un fascismo europeo no es trivial en el contexto
de la expansión del integrismo islámico planetario con sus
métodos terroristas brutales y de la aventura gubernamental de
los integristas cristianos imperialistas en los Estados
Unidos. Esto ocurre mientras América Latina derrumba
gobiernos pro FMI para elegir nuevos gobiernos pro FMI, lo que
mina el fervor democrático de la región, por lo menos en su
forma electoral actual.
Amigo lector, tenemos una amplia tarea por delante para
superar el "stress" a que nos lleva esa situación.
Mantengamos los pies en la tierra y la cabeza bajo el control
de la razón. Ella no resuelve todo pero es por lo menos una
compañera necesaria cuando el suelo empieza a ceder.
* Theotonio dos Santos es profesor titular de la Universidad
Federal Fulmínense, Coordinador de la Cátedra y Red de la
UNESCO y de la Universidad de las Naciones Unidas sobre
Economía Global y Desarrollo Sostenible (www.reggen.org.br)
https://www.alainet.org/fr/node/109705
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