El Ethos que busca

10/07/2003
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Fue obra de la razón crítica, articulada por los geniales filósofos Platón y Aristóteles, realizar el salto del "daimon" (la percepción ética de base) al "ethos" (sistema racional de principios). Con eso comenzó una gran aventura intelectual bajo cuya vigencia todavía estamos, aunque en su ocaso. Con la distancia de más de dos milenios, podemos intentar una lectura de ciego, captar las relevancias e identificar el perfil básico del ethos de nuestra civilización. La ética siguió el destino de la razón. La naturaleza de la razón es buscar y el ethos será un ethos que busca. La razón no se detiene delante de ninguna instancia. Por eso ella es, esencialmente, desacralizadora. Su expresión acabada se concretó en la razón instrumental-analítica cuyo producto mayor es la tecno- ciencia con la civilización que creo, hoy mundializada. Ella tiene inmenso alcance pero también límites. En primer lugar, se olvido del Ser (el todo) y se concentró en el ente (parte), considerándola la "realidad" más allá de la cual no existe nada más. El reflejo para la ética fue que no se atendió más a la "voz interior" (degradado el super-ego- psicológico, al interés de clase) para solo oír la voz de afuera, interiorizada, de la norma y del orden. En segundo lugar, siendo ilimitados los entes, ilimitados son también los saberes, olvidados de que son partes de un Todo. Realidad fragmentada, generó saber fragmentado y ética fragmentada en interminables morales, para cada profesión (deontología), para cada clase y para cada cultura. En tercer lugar, separo lo que en la realidad siempre se ve junto: Dios y mundo, razón y emoción, masculino y femenino, justo y legal, privado y público. La ética fue dividida en pública y privada, de las intenciones y de los principios, de los medios y de los fines. En cuarto lugar, el saber fue puesto a servicio del poder y poder usado como dominación. La ética se hizo instrumento de normatización del individuo, forzado a introyector las leyes para insertarse en la dinámica del proceso social, leyes por las cuales es fiscalizado o hasta sancionado. La sociedad se funda menos en la ética y en la ley que en la legalización de las varias prácticas personales y sociales aceptadas socialmente. En quinto lugar, fundada solamente en la razón crítica, la ética no consiguió consensos mínimos, asumibles por todos. Los imperativos categóricos como los de Kant permanecieron abstractos: "trate el ser humano siempre como fin, jamás como medio" y "actúe de tal manera que la máxima de su acción pueda valer como norma para todos". Son principios de la razón ilustrada, no de la común, de las mayorías. En sexto lugar, cerrada solamente al ámbito de la razón, la ética perdió el horizonte de la trascendencia que viene del espíritu y de su obra que es la espiritualidad, aquella dimensión de la conciencia que permite al ser humano sentirse parte del Todo y abrirse a él. Sin espiritualidad la ética se torna fácilmente moralismo y la ley, legalismo. En séptimo lugar, la ética perdió el corazón y el "pathos", la capacidad de sentir en profundidad al otro. Ella es egoísta, centrada en si misma. La ética surge y se renueva cuando el otro emerge, con quien convivo. Ella no presenta instrumentos internos que nos permiten dar respuestas a los graves desafíos actuales que tienen que ver con el futuro de la vida y de la humanidad. Necesitamos de un ethos que no solamente busca sino que también ama y cuida. (Traducción ALAI) * Leonardo Boff. Teólogo.
https://www.alainet.org/fr/node/107882?language=en
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS