No a la Mina en Esquel
16/03/2003
- Opinión
Viajando desde El Bolsón a Esquel puede verse en la ladera montañosa de
la pintoresca ruta las leyendas del NO a la MINA. Se trata de la
negativa a la explotación del Oro que intentan los inversores canadienses
de la Meridian Gold, que cuenta con el respaldo del Gobierno de la
Provincia del Chubut y los capitales locales interesados en los negocios
directos o indirectos que suponen traerá a Esquel la producción minera.
Es un NO que grita el pueblo patagónico desde su organización en Asamblea
Popular.
Ya en la ciudad, el grito del NO se lee en el pavimento de las calles y
puede leerse desde cualquier parte mirando al cerro. La agitación por el
NO se huele por doquier. Es que 5000 manifestantes en las calles, o
reuniones con centenares de vecinos autoconvocados en asamblea todos los
viernes, no constituyen un paisaje común en la vida cotidiana en esta
tierra de la inmensidad omnipresente de la naturaleza y el aire puro.
Este lugar que "elegimos para vivir", según sostienen varios migrantes
que luchan junto a la generación creciente de nacidos y criados en la
Patagonia.
Es que la identidad patagónica está siendo amenazada por la ofensiva del
capital, y la mina El Desquite es un mojón en la extendida zona de cateos
mineros que apuran inversores externos bajo la lógica mercantil de la
ganancia, aunque ello conlleve el riesgo de la contaminación y la
depredación de las riquezas naturales contenidas en la inexplotada región
del sur argentino. La complicidad de comerciantes y empresarios,
incluidos algunos medios de comunicación en la zona y la funcionalidad de
los políticos tradicionales (UCR en el gobierno provincial y PJ en el
local) contrastan con la voluntad asociada de un pueblo para constituirse
como sujeto histórico para resistir el avasallamiento y defender un
perfil comunitario al calor de la movilización.
Quiénes alientan la materialización de la inversión minera aseguran un
impacto en la reactivación de la economía lugareña y con incidencia en la
promoción del empleo. Defienden un saldo fiscal favorable para el Estado
local y provincial derivado de las regalías. Sustentan un perfil
productivo cuyas características asumen internacionalmente grandes
empresas capital intensivas y de "enclave", con escasa incidencia de
promoción regional.
Omiten deliberadamente que la situación actual de pobreza, desempleo y
achique del mercado interno (local y nacional) se vincula a una política
sustentada desde el genocidio y que tuvo como instrumentos privilegiados
la legislación financiera (1977) y de inversiones externas (1980)
establecidas en la gestión de Videla y Martínez de Hoz y que hoy
subsisten. Ambas fueron el marco legal para una política de
transnacionalización de la economía argentina que facilitó el movimiento
internacional de capitales, con el endeudamiento externo, la
liberalización de trabas a la salida de divisas y la sustitución de
producción local por extranjera con su secuela en el desempleo. Es el
camino que explica la extranjerización de la banca, la industria, los
servicios y las tierras. Así se explica la presencia dominante de los
Soros, Benetton o Turner, especialmente en la Patagonia.
Los promotores del sí escamotean el análisis del carácter dañino de la
industria minera desde el punto de vista ambiental. La tecnología a
utilizar dice un informe de la Secretaría de Provincias del Ministerio
del Interior de la Nación "es potencialmente peligrosa, pudiendo un
accidente -de los que hay antecedentes en otras explotaciones- generar
desastres ecológicos de proporciones. En algunos lugares esta tecnología
está totalmente prohibida. Hay experiencias de emprendimientos con
cianuro que han dejado residuos contaminados hasta 50 años después de
terminada la explotación. Adicionalmente, la gran cantidad de agua que
requiere puede producir una crisis en este sentido, como ya es el caso de
otras poblaciones patagónicas." Con respecto al agua, es destacable
considerar que la Cooperativa de Agua de Esquel interpuso una acción
negativa al informe sobre impacto ambiental elaborado por la empresa
canadiense, observando desde un informe técnico profesional innumerables
falencias. Ese accionar ha motivado nuevos estudios por parte de la
provincia y la empresa.
Entre los argumentos esgrimidos para obtener el si se propagandiza la
experiencia de Catamarca, que con similar tecnología explota la Minera La
Alumbrera en Andalagalá y que siendo la explotación de Minas y Canteras
el 3% con relación a la Industria manufacturera en 1996 en esa provincia,
desde 1998 la duplica. Pero claro, todos conocemos el escaso aporte de
la industria catamarqueña y la ínfima incidencia del emprendimiento en la
solución de la miseria y el desempleo en esa provincia.
El asunto es que más allá de la contaminación y la falacia del desarrollo
sustentado por inversores y apologistas, la realidad incluye la voluntad
asociada del pueblo para intervenir políticamente en el escenario local,
regional y nacional. Es que la Asamblea se vincula al fenómeno
asambleario derivado de los acontecimientos de diciembre del 2001 y la
crisis política del "que se vayan todos". Así, la movilización popular
le arrancó al Concejo Deliberante la convocatoria a la consulta popular
para el 23 de marzo.
El proceso de construcción ha hecho visible un renovado activismo social
que ya discute la proyección política del movimiento. No en vano
comenzaron las amenazas y provocaciones a los principales activadores de
la conciencia social. Es un fenómeno interesante donde se reciclan
antiguos militantes sociales o políticos y otr@s hacen sus primeras
experiencias de conflictividad contra las expresiones lugareñas del
bloque social dominante. Un movimiento social que ya tiene méritos
políticos y que necesita articular su No a otros, como el No a la Guerra
o el No al ALCA. Es el camino de su inserción en la disputa global,
contra el emprendimiento en Esquel y la ofensiva del capital en general.
El horizonte de politización y aporte a la construcción de alternativa es
lo que puede hacer trascender al movimiento, más allá del plebiscito y
del emprendimiento minero. Es sin duda un desafío para la izquierda
diversa contenida en la conflictividad de Esquel. Es al mismo tiempo una
señal de un ciclo de radicalización social en la Argentina, que es la
clave para asumir el reto de disputar consenso para la izquierda y
construir poder popular.
https://www.alainet.org/fr/node/107251?language=es
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