La oposición afgana

29/10/2001
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Los EEUU se han propuesto remplazar a los talibanes (a quienes inicialmente vieron con buenos ojos cuando éstos tomaron el poder) por sus antiguos enemigos (a quienes los aliados de EEUU, Pakistán y Arabia Saudita, colaboraron en deponer). En esta nota examinaremos los distintos grupos de la oposición afgana y ver hasta que punto pueden viabilizar Afganistán sin los talibanes. La Alianza Norteña La única fuerza armada anti-talibán es la Alianza Norteña. Esta controla un décimo del territorio afgano. Su nombre oficial es el Frente Unido Islámico para la Salvación de Afganistán, tiene unos 20,000 combatientes y está conformada por numerosos partidos. Sus componentes más importantes son tres y cada uno de éstos cuenta con su respectivo mini-estado propio apoyado en una nacionalidad diferente y en un territorio no necesariamente contiguo. Estos son: i) 'Jamiat-I Islami' (Sociedad Islámica), compuesta esencialmente por: tadjikes (la segunda etnia afgana más importante: 25% de la población). ii) Jumbesh-I Milli (Frente Nacional), compuesta esencialmente por uzbekos (10% de la población). iii) Hizb-I Wahdat (Partido de la Unidad), compuesta exclusivamente por hazaras chiítas (12% de la población). La Sociedad Islámica contiene la mayor parte de los combatientes y las armas de la Alianza. En sus filas están Borhanuddin Rabani, quien fuera presidente del Afganistán post-soviético en 1992-96 y quien sigue reconocido en dicho cargo por la mayor parte de países, y el general Fahim, quien ha reemplazado a Ahmed Massoud, principal líder militar de la Alianza, cuando éste fue asesinado 2 días antes del macro-atentado del 11 de septiembre. Algunos creen que dicha muerte fue una señal para lanzar la acción de los aero-pirátas suicidas. Ismail Khan, quien fuera el 'emir' de la ciudad occidental de Herat pertenecía formalmente a dicho partido aunque abiertamente chocaba con Massoud y opera en un distinto frente y basado en otras etnias. El Frente Nacional es acaudillado por el general Dostum, quien apoyó al antiguo gobierno pro-soviético y a las fuerzas soviéticas hasta 1992. Luego, gracias a la traición que éste hizo al gobierno de Najibulla los 'mujahedines' capturaron Kabul. Él se ha aliado con y ha guerreado contra todas las fracciones en esta guerra (incluyendo a los talibanes). Pese a reinvindicar su carácter fuertemente mahometano este es el partido menos religioso de todos y el que menos coerciones pone sobre las mujeres. El Partido Unidad aglutina a 7 fracciones pro-iraníes bajo el timón de Karim Khalili. Es la fuerza que representa a la primera minoría religiosa (musulmanes chiítas) y abarca un abanico desde fuerzas fundamentalistas que quieren emular a los radicales ayatolas iraníes hasta nacionalistas persas moderados. La alianza es sumamente heterogénea. Carece de un programa y de una clara coordinación entre sus fuerzas. Lejos de haber una única administración de la Alianza en los territorios que ésta controla cada uno de sus integrantes tiende a dirigir autoritariamente las zonas que posee. La Alianza ha tendido a estar apuntalada por el eje Irán-Rusia-India-nuevas repúblicas del Asia Central mientras que el eje pro-estadounidense Pakistán-Arabia Saudita financió y armó a los talibanes para que les depusiese. Pakistán, el principal aliado norteamericano en la región, no quiere un gobierno de la Alianza. Rusos e iraníes tienen agendas diferentes. Irán quiere estabilizar su frontera oriental, proteger a los chiítas afganos y es muy severo con los narcotraficantes afganos. Hoy en día el principal productor del opio afgano son los dos mayores partidos de la Alianza, quienes, a su vez, también han masacrado a chiítas afganos. Los bombardeos norteamericanos tienden a ayudar a las fuerzas uzbekas y tadjikes, pero no a los chiítas hazaras de Unidad, a quienes Washington ve con recelo por sus vínculos con Irán. Los 3 principales componentes de la alianza tienen una larga historia de rivalidades armadas y de matanzas perpetradas entre ellos. En la actualidad habría una carrera para ver quién avanza posiciones o conquista la estratégica ciudad de Mazar e-Sharif entre las fuerzas de Dostum y las de Fahim. Los Pashtues Ninguno de los tres principales partidos de la Alianza tiene mayor ascendencia sobre la población pashtú (dos quintos del Afganistán). Los pashtúes siempre han sido la mayoría en todo el arco que va desde el sur hasta el noreste de Kabul. Los pashtúes se consideran el alma de Afganistán y ser la única etnia centrada en Afganistán. Los demás grupos étnicos están ligados a países vecinos (Irán, Uzbekistán, Tadjikistán, Kirguistán y Turkmenistán). Los pashtúes han visto con mucho resentimiento el gobierno de 1992-96 de las fuerzas que hoy conforman la Alianza Norteña. Por primera vez en 3 siglos Kabul fue liderada por otras minorías no pashtúes y la ciudad y el resto del país fueron vandalizados por bandas que se dedicaban al saqueo y las violaciones. Kabul fue completamente minada y arrasada. El grueso de los pashtúes preferiría a los talibanes, que representan a su nacionalidad y quienes garantizaron orden y el cese del bandolerismo, antes que a la Alianza Norteña. Entre los pashtúes y las etnias persas (como tadjikes y hazaras) hay mucha rivalidad, pues los primeros han resentido el hecho que un dialecto persa (el dari) haya sido la lengua franca y de la corte, en detrimento del pashtú. Los EEUU se ha dado cuenta que la única manera que habría de derrotar a los talibanes y hacer un gobierno amplio afgano que les reemplace sería construyendo un ejército pashtú anti-talibán. Los dos grandes líderes militares pashtúes que pudiesen haber hecho una oposición armada a los talibanes son Gulbuddin Hekmaytar y Abdul Haq. El primero ha sido el líder de los fundamentalistas más radicales y del que fuese el principal partido armado opositor a los soviéticos. Hekmaytar y lo que hoy es la Alianza Norteña destrozaron Kabul en sus luchas internas que se solucionaban temporalmente haciendo espúreas coaliciones gubernamentales. Rabani logró derrotar a Hekmaytar gracias a la ayuda talibán y éstos le pagaron el favor echándolo de Kabul. En la actualidad Hekmaytar sostiene que el principal enemigo es la intervención estadounidense y ha llamado a defender al gobierno talibán contra Washington y la Alianza. Haq era un comandante pashtú con mucha ascendencia. Los EEUU lo consideraban como el mejor líder militar aliado que tenían en Afganistán. Haq consideraba que la intervención estadounidense en su país no haría más que dificultar la labor de la oposición y ayudar a los talibanes a legitimarze. En vez de bombardear Afganistán y hacer aparecer a los talibanes como los defensores de la patria, Haq era partidario de lograr un levantamiento interno armado. Para él la Alianza, apoyada en etnias no pashtúes, era incapaz de derribar al Talibán, lo cual solo podría ser materializado por una nueva insurgencia que partiese de las tierras pashtúes. Después del 11 de septiembre él regresó de uno los emiratos árabes para crear un frente en Afganistán, pero los talibanes lo capturaron y ejecutaron. La figura pashtú más importante es la del ex rey Zahir (87 años). Él vive exiliado en Roma desde 1973 y su contacto con el nuevo azotado Afganistán es limitado. Carece de un aparato armado. Si bien es popular dentro de los pashtúes su lengua es el persa dari. Todos los components de la Alianza han estado históricamente contra él. Los fundamentalistas no quieren una monarquía sino una teocracia dominada por el clero. Los pro-iraníes apoyan al régimen de los ayatolas que depusieron al Shá de Teherán y que no quisieran volver a poner otro en el trono de Kabul. El Frente Nacional de Dostum apoyó a la república hasta que ésta fue depuesta en 1992. Para poder congraciarse con los EEUU y ofrecer una alternativa anti-talibán la Alianza ha hecho un pacto en Roma con el ex rey pero éste es frágil y el propio Zahir dice que no quisiera volver al trono sino dar paso a una gran asamblea de notables y jefes tribales y religiosos. Pir Sayed Ishaq Gailani es un líder religioso pro monárquico pashtú que lidera un movimiento por la paz y la unidad nacional en Peshawar (Pakistán occidental) que acaba de reunir 800 líderes afganos en un cónclave. Gailani no es un combatiente y no tiene mayor poderío bélico. Además, él es enemigo de la Alianza. Talibanes Y Anti-Talibanes Los talibanes tomaron el poder en 1996 gracias al dinero saudita, con el apoyo logístico pakistaní y con las abiertas simpatías de diplomáticos y petroleros estadounidenses (como la multinacional Unocal). Hoy en día los EEUU están armando a quienes ellos ayudaron a derrocar. El argumento en favor de colaborar con la Alianza es que los talibanes protegen a Bin Laden, son narcotraficantes o imponen una sociedad medievalista tan hostil a las mujeres. Sin embargo, quienes primero trajeron Bin Laden a Afganistán son los miembros de la Alianza. Bin Laden no tuvo nada que ver con la formación de los talibanes ni cuando éstos tomaron Kabul. Es mas, Bin Laden tendió a escaparse de los talibanes que eran musulmanes más conservadores antes que radicales. Los talibanes se fueron aproximando a Bin Laden en la medida que no encontraban reconocimiento internacional y éste les ofrecía colaboración económica y militar, además de dar sus servicios de construcción. Los talibanes en ningún momento han dicho que se niegan a entregar a Bin Laden. Su jefe Omar abiertamente condena los atentados perpetuados contra los EEUU producido durante y antes del 11 de septiembre. Después de la destrucción de las torres gemelas él negó el derecho de Bin Laden a lanzar 'fatwas' (dictámenes religiosos) y ha ofrecido entregarlo a una corte musulmana internacional en caso que se presenten pruebas. Mas, EEUU no logra presentar éstas ni quiere otra alternativa que no sea entregarle directamente a Bin Laden a quien ya han sentenciado, sin previo juicio, a muerte. En cuanto a la producción del opio es cierto que éste fue la principal base económica local de los talibanes pero en la siembra del 2000 Kabul ordenó la erradicación de todos los cultivos. Afganistán, de ser el productor del 70% del opio mundial, pasó a tener un residuo insignificante de esta material prima de la heroína. La única región donde el opio triplicó su producción fue en los territorios controlados por la Alianza. Los talibanes llevan a cabo un sistema de fanatismo religioso que obliga a las mujeres a abandonar sus empleos y escuelas, y les obliga a salir a la calle completamente cubiertas y en compañía de un pariente masculino. Sin embargo, las restricciones a las mujeres fueron iniciadas por Rabani y el grueso de la Alianza. Los 'mujahedines' se rebelaron contra la república entre otras cosas porque ésta estaba liberalizando a las mujeres. Las huestes de Rabani asesinaban maestras y destruían escuelas de niñas. Abdul Sayyaf, uno de los principales líderes de la Alianza, no solo que fue uno de los primeros amigos de Bin Laen sino que echaba ácido a las mujeres que andaban sin velo. Por extraño que parezca la insurgencia talibán se inició para defender a unas mujeres que habían sido violadas. El talibán se ha mostrado muy estricto en proteger al sexo femenino de todo asalto sexual, pero lo ha hecho de esta una perspectiva retrógrada. Para ellos la mujer solo debe ser tocada o vista por su marido, y por ende debe ser completamente relegada de la vida política y laboral. La mayor obra de destrucción de Afganistán probablemente fue perpetrada más por las masacres entre diversas fracciones mujahedines (talibanes y Alianza Norteña) que como efecto de la guerra contra la intervención soviética. Los talibanes en todo momento habían querido congraciarse con los EEUU. Su caudillo Omar les decía que el tipo de sociedad que ellos proponían era similar al de Arabia Saudita, el país que tanto los financió e inspiró y que es tan aliado de los EEUU. Posibles escenarios El actual giro de la política estadounidense frente a Afganistán se basa en un solo eje: acabar con Bin Laden. Esta consideración única les está llevando a no tomar el panorama en su conjunto. Lo más probable es que el caos afgano se profundizará. Los EEUU inicialmente querían hacer una operación de captura de Bin Laden, pero dada la complejidad del problema lo que están produciendo es un cambio de gobierno, el mismo que solo puede ser garantizado por años de permanente presencia militar. Si no se quedan en Afganistán hay el riesgo que el agujero negro que es hoy en día Afganistán termine devorando a los países vecinos y que Pakistán o el Asia central sea devorado por nuevas guerras internas. Si se quedan hay el riesgo que genere un nuevo rechazo nacional. Afganistán fue el país que derrotó a los ejércitos invasores de las dos grandes potencies europeas; Rusia y Gran Bretaña. Los EEUU podrán generar más anticuerpos. Los talibanes no pudieron avanzar sobre las zonas predominantemente no pashtúes del norte y difícilmente ocurrirá lo opuesto en relación a la Alianza en las zonas pashtúes. Existe la posibilidad de regresar a un escenario similar al de 1992 en el cual el país quede fragmentado en regiones dominadas por señores de la guerra. Una alternativa podría ser mantener controladamente esas regiones otorgándoles cierta autonomía pero en base a crear un gobierno amplio sobre su cabeza. El problema es que todo nuevo gobierno afgano será débil por su base étnica y social, y por estar a merced de las diversas presiones de los países vecinos. ¿Tiene la Alianza Norteña algún norte viable? Es probable que si los talibanes pierdan Kabul habrá un nuevo gobierno amplio que podrá deshacerse mientras que nuevas resistencias armadas o grupos tras señores de la guerra sigan accionando. Ningún grupo armado de oposición podrá gobernar por sí solo a Afganistán. Realizar elecciones en un país que no tiene tradiciones parlamentarias fuertes y está lleno de bandas armadas puede resultar problemático. La Lorga Jirga, la gran asamblea de notables que propone el ex rey, es fundamentalmente un mecanismo pashtú, y, en caso de darse, no será garantía que todos lo que asistan a ella converjan en un gobierno amplio. Hace 10 años EEUU bombardeó desmesuradamente a Irak pero al final se desistió en querer derrocar a Hussein y dejó que éste aplaste o neutralice las insurgencias de los kurdos del norte y de los chiítas del sur. Entre todos los males Washington parece que prefirió mantener unido a un Irak debilitado bajo Saddam antes que permitir que éste se desintegre pues ello podría ayudar a Irán a potenciarse y podría crear presiones independentistas en el Kurdistán turco. En el último lustro los talibanes, pese a su oscurantismo medieval, fueron los únicos en garantizar cierto orden en el grueso del Afganistán. Su derrocamiento podría acentuar tendencias centrífugas. Para evitar que eso suceda los EEUU deberían quedarse muchos años en la zona con lo que se pone en riesgo que se repita la historia de cuando británicos y soviéticos salieron derrotados y humillados de su mediterráneo y montañoso país. Isaac Bigio: Investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences.
https://www.alainet.org/fr/node/105473?language=en
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS