Contra pobreza y violencia
Marcharon miles de mujeres
23/10/2000
- Opinión
Más de mil razones para erradicar la pobreza y la violencia movilizaron, el
pasado 17 de octubre, a unas 20 mil mujeres de todas partes del mundo, hacia las
instituciones financieras internacionales en Washington y hacia las Naciones
Unidas en Nueva York, a donde encaminaron, además de una amplia gama de
propuestas de soluciones globales, cientos de ánforas llenas de firmas de
respaldo, que sintetizan el apoyo ciudadano para que los cambios sugeridos se
concreticen en todas partes. Simultáneamente, en casi todos los países se
celebraron marchas, actos culturales y simbólicos, conferencias, ruedas de
prensa y muchas acciones más, para subrayar los matices locales de las
soluciones a la violencia y la pobreza levantadas por la Marcha de las Mujeres.
Los numerosos pronunciamientos formulados en esta macro-movilización mundial
enfatizan en la necesidad de repensar la gestión de lo mundial, volcándola hacia
una visión de desarrollo inclusiva, que reduzca las polarizaciones socio-
económicas y fundamente una democracia participativa, que cuente con las
mujeres, tanto en lo local como en lo global.
Sin embargo, como lo señaló Francoise David, de la Federación de Mujeres de
Quebec, entidad impulsora de la iniciativa, aunque las instituciones visitadas
"no se comprometieron a cambiar el modelo, ni condonar la deuda externa de los
países pobres, ni a adoptar ideas redistributivas, y que seguramente no
concuerdan en todo con las propuestas encaminadas", las mujeres lograron no solo
visibilizar su poder de movilización mundial, sin precedentes en la historia,
sino poner sobre el tapete que las soluciones para erradicar la violencia y la
pobreza existen, pero que la diferencia radica entre la adopción de un enfoque
de justicia universal y otro de mercado, basado en principios excluyentes, que
beneficia a unos cuantos.
Paz con diversidad
La Marcha de las Mujeres, cuyo proceso mundial inició hace un par de años,
visibilizó también que la exclusión de las mujeres no es nueva, pero si lo es la
mundialización de una visión autoritaria que atribuye al mercado -basado en la
lógica del lucro privado-, el poder de decisión tanto sobre las relaciones
humanas como sobre la ideología que rige desde la gestión de los países hasta
las orientaciones de los propios organismos internacionales.
Por eso mismo, en las calles y en las entrevistas con las instituciones, las
mujeres clamaron por la democratización de la ONU y de las instituciones
financieras internacionales y pidieron que estas se avoquen a los objetivos para
los que fueron creadas: velar por el bienestar de la humanidad, que comprende,
entre otros, tanto la justicia económica como la paz mundial.
Y, justamente, en lo que a paz se refiere, para las manifestantes ésta tiene que
ver también con lo personal y con un presente posible, pues solo si se aplicaran
los principios de convivencia señalados en el marco de los derechos humanos, la
violación, las agresiones domésticas, el incesto y otros males, serían ya parte
del pasado. Pero, no solo que estos no se cumplen sino que las propias
instituciones encargadas de promoverlos tienen en la mira las soluciones bélicas
y la carrera armamentista, que redundan en más violencia colectiva e incrementan
la visión de que los problemas se resuelven con autoritarismo e imposiciones, lo
que por lo general afecta directamente a las mujeres en todas las esferas de sus
vidas.
Las declaraciones y propuestas que resultaron de la Marcha enfatizan también en
el derecho a la diversidad, un ejemplo de ello fue la movilización de Nueva
York, que estuvo encabezada por centenas de amerindias, para quienes la
sobrevivencia de sus pueblos, como entidades colectivas, es un requisito
indispensable de sus derechos ciudadanos, pues ellas se resisten a ser "una más"
del modelo universalizado de mujer homogénea global .
Es también parte de esta visión de diversidad, la reivindicación del derecho a
la multiplicidad de culturas, opiniones, expresiones espirituales, orientaciones
sexuales, organizaciones familiares, formas de pensamiento y expresión, y por
eso, el mensaje de la presencia de camerunesas, palestinas, peruanas,
quebequenses, y cientos de otras nacionalidades, marchando juntas, cada quien
con su estilo pero con prioridades comunes, fue claro y contundente.
"Probablemente, tengamos que volver a marchar cientos de veces hasta que
nuestras propuestas sean tomadas en cuenta por las instituciones, por ahora
podemos decir que por lo menos fuimos escuchadas y que vivimos esta gran
experiencia de solidaridad entre nosotras", dijo Francoise David al clausurar la
marcha en Nueva York.
De hecho la Marcha tan solo comenzó, pues desde ya su comisión internacional,
además de evaluar lo realizado, está ahora mismo, planteando algunas ideas para
el seguimiento, que permitirá sin duda capitalizar la fuerza que estas mujeres,
por convocatoria propia, levantaron en el mundo entero.
https://www.alainet.org/fr/node/104899
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