Campañas, política y politiquería
20/12/2013
- Opinión
Nos preguntemos ¿Qué es una campaña política? A muchos les parecerá una pregunta superflua; porque la campaña está aquí, para que todos veamos cómo se despliega y qué ocurre: casi exactamente lo mismo que cada cuatro años. Nos enfrentamos a la misma avalancha de promesas y por supuesto, casi todas serán incumplidas. De nuevo los partidos gastarán enormes cantidades de dinero en propaganda vacía. El resultado es que, al final, seguiremos tan ignorantes de la realidad y tan decepcionados como antes.
A esa pregunta debemos agregarle algunas más, por ejemplo ¿Cuáles son las ideas, las propuestas o las motivaciones que provocan la participación de las personas y qué elementos positivos las llevan a inclinarse por algún partido o candidato? Esto complica la respuesta, porque ideas y programas están casi siempre ausentes de las campañas electorales y a lo sumo tienen un significado y una presencia remotas. De hecho, lo único significativo en las campañas, es que solo sirven para nombrar a los gobernantes del país, a los presidentes, diputados, alcaldes o regidores. Son ellos los que se encargan de la política y los ciudadanos vuelven a quedar al margen. Luego pasan 4 años y vuelta a lo mismo.
De modo que esa actividad fundamental que llamamos “la política”, queda reducida a un asunto de cada 4 años, donde los ciudadanos tenemos poco que ver. Luego las personas elegidas, se dedican en cuerpo y alma a atender sus propios intereses o los de las clases sociales que representan, dejando de lado las innumerables dificultades que sufren las grandes mayorías populares, los agricultores, las personas humildes y la clase media. Pero eso sólo lo descubrimos una vez que han sido elegidas y lo que descubrimos, demasiado tarde, es que los intereses ciudadanos les importan un pito.
La pregunta central es entonces ¿Por qué ocurre esto? Siendo algo tan evidente ¿Por qué transcurren prolongados períodos sin que nos percatemos que somos objeto de un engaño continuado y persistente? ¿Por qué los politiqueros nos hacen creer que ¡Ahora sí! ha llegado la hora de los cambios?
La respuesta nos parece sencilla. Todo esto ocurre porque casi no sabemos nada de política, porque creemos que la política es solo emitir un voto, oír un discurso y dar alguna opinión. Pero lo cierto es que LA POLÍTICA no es un juego, sino una actividad de primer orden, un acto de aprendizaje sobre la realidad económica y social, un mecanismo de acción y transformación permanente de esa realidad, lo que trae modificaciones profundas en nuestra propia conciencia ciudadana.
En síntesis, LA POLÍTICA es la actividad social más importante en una Nación, porque solo con ella es posible tomar las decisiones trascendentales que nos afectan a todos por años y años.
Por eso LA POLÍTICA ha sido transformada por los grandes intereses locales y foráneos que controlan la vida económica del país, en simple politiquería. Por eso se invierte en ella tanto dinero. La verdad sea dicha, LA POLÍTICA, en el sentido noble y cívico de la palabra, debería ser un tema de análisis de todos los días y no sólo un asunto de cada 4 años. No hablamos de sumergirnos en una campaña permanente, sino de vivir una educación cívica permanente, un examen y una toma de posición permanentes sobre el acontecer nacional. Pero los partidos no lo hacen; no les interesa.
Publicado en Prensa Libre 2013-12-16
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