Mandela: el luchador, el símbolo de paz

06/12/2013
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Nelson Mandela merece todos los homenajes que se le hagan y muchos más, porque fue un luchador consecuente con sus ideales y un líder que fue capaz de conducir a su pueblo a un proceso de reconciliación y eso que parece tan fácil de decir es supremamente difícil de hacer, porque choca con la pequeña mezquindad que siempre acompaña a los seres humanos.
 
Mandela no se puede desligar de su historia de luchador político y social, fue un dirigente importante de su partido político, el Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en ingles) que había sido creado a comienzos del Siglo XX para luchar contra la segregación racial y social de los negros, lo que se conoce como el apartheid. Mandela inicia su vinculación al ANC en 1942 y es uno de los fundadores de la Liga Juvenil del ANC en 1944.
 
Mandela dirige a partir de 1961 el recién creado brazo armado de su partido, el ANC, denominado “Lanza de la nación” con el cual desarrollo la lucha armada contra el régimen del apartheid. En 1962 sale de su país para recibir entrenamiento militar y buscar apoyos para su lucha y es detenido por primera vez y condenado a cinco años de prisión por incitar a la violencia; enviado en 1963 a la cárcel  de alta seguridad  de Robben Island donde se le inicia el proceso de Ravonia donde junto con otros nueve líderes de su partido, el ANC, es condenado a cadena perpetua por sabotaje y por supuesto catalogado como terrorista. Permanece en prisión veintisiete años hasta que es dejado en libertad en 1990, luego de que su partido político, el ANC, ha sido legalizado ese mismo año.
 
Pero lo importante a destacar en la vida de Nelson Mandela es como un líder que ha estado dirigiendo la lucha política y armada contra un régimen de minorías blancas, que ha pasado un buen trecho de su vida en las prisiones de su país, logra convertirse en el gran líder que va a conducir el proceso de negociación de su partido con el régimen del apartheid y lograr dirigir la transición hacia un régimen político que deja atrás ese pasado de exclusión; para ello no va a permitir que la lógica de la venganza y el odio se impongan sobre la del perdón y la reconciliación. En 1993 recibe el Premio Nobel de Paz con el Presidente De Klerk y en 1994 es elegido como el primer Presidente negro de una Suráfrica democrática y justamente acompañado como fórmula vicepresidencial con De Klerk. Extraordinario ejemplo de reconciliación de esos dos dirigentes. Luego como Presidente de su país va a lograr que la Copa Mundo de rugby de 1995 se convierta en un factor para consolidar la unidad nacional de su pueblo.
 
Justamente la grandeza de Mandela está en que a pese a su condición de líder político de las luchas de su país, incluido el uso de la violencia y de haber pasado un largo tiempo en la cárcel, tiene la capacidad para dejar atrás el odio y el deseo de venganza y logra conducir a las mayorías negras de su país a refundar un nuevo Estado en el cual tanto negros como blancos puedan vivir sin matarse y para ello fue fundamental el proceso de verdad y perdón que se adelantó usando como instrumento fundamental la Comisión de Verdad y Reconciliación que le permitió a los surafricanos hacer la transición política y social hacia una sociedad verdaderamente democrática.
 
No se trata de pretender calcar a Mandela y la historia surafricana; lo que debemos es aprender las lecciones de cómo los surafricanos liderados por Mandela pudieron superar la exclusión y la violencia y hacer nuestra propia tarea, con nuestras especificidades.
 
- Alejo Vargas Velásquez es Profesor Universidad Nacional
https://www.alainet.org/es/articulo/81501
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