El fiasco de la ENADE o empresarios no aptos para el desarrollo
15/10/2013
- Opinión
El 10 de octubre del año en curso, los empresarios guatemaltecos aglutinados en el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras –CACIF-, auspiciaron su foro anual Encuentro Nacional de Empresarios –ENADE-. Diez años de esta iniciativa.
Contaron entre sus invitados el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo Ponce De León; el profesional argentino especialista en desnutrición infantil, Abel Albino; el Jefe de la División del Sistema de Información para el Empleo en Colombia, Fernando Vargas y el estadounidense Jeffrey Puryear, vicepresidente para Política Social en el Diálogo Interamericano. Y, por supuesto la flor y nata de la sociedad burguesa de esta República Bananera, sin dejar de contar a los representantes de los partidos políticos que van desde los autodenominados centristas hasta los de extrema derecha como el que actualmente gobierna el país.
Los tres ejes de acción propuestos en la Enade 2013 para salir del subdesarrollo fueron: a) reducción de la tasa de desnutrición crónica en niños menores de cinco años, b) mejora de la calidad educativa con metas para elevar los resultados en Lectura y Matemática, y c) ampliar la cobertura de los centros técnicos y vocacionales.
Comenzamos con estos elementos para señalar que, a pesar de que este foro lleva 13 años de llevarse a cabo, sus resultados no han tenido el impacto esperado. No pasa de ser una reunión insubstancial de buenos propósitos de quienes tienen sumido al país en una crisis sucesiva de gobernabilidad cada vez más profunda.
Tomando en cuenta que es convocada por la oligarquía que esquilma este país, la palabra desarrollo se excluye a sí misma, por antonomasia. Esas tres metas planteadas llegan casi 70 años después, pues trazadas similarmente en los programa de los gobiernos revolucionarios de Juan José Arévalo Bermejo y Jacobo Árbenz Guzmán, a quienes aquellos miopes y retrógrados oligarcas sabotearon y derrocaron, hoy sus herederos tratan de relanzarlas queriendo abrogarse su autoría. Obviamente, despojándolas del elemento revolucionario que le imprimía una nueva estructura al país como es la Reforma Agraria. De ahí que, a pesar de sonar muy moderna no vaya más allá de ser un vetusto cascarón.
La iniciativa nace muerta tras discursos rezagados pues, los efectos de sus políticas egoístas, han modificado la vida de la población, hasta tocarla en su estructura misma. El daño que se ha hecho a la fuerza de trabajo no puede ser transformado en un lapso de 20 años, ni mucho menos. Necesita, algo más que una generación y con un esfuerzo constante. Por lo cual, tiene que basarse obligadamente en políticas de Estado y no en visiones cortoplacistas de cuatro años. Si esto fuera poco, su visión estrecha de apoyarse en la producción de materias primas y productos de agro exportación jamás podrán modificar el papel del país en el mercado internacional. Querer desarrollar un recurso humano con las mismas estructuras de poder y propiedad es ilusa. Hasta los países capitalistas más desarrollados tuvieron que aplicar, en su momento, reformas profundas como la agraria y el estímulo del mercado interno para salir de una forma de producir caduca y atrasada de carácter primario. Tuvieron que derrocar a su oligarquía y encumbrarse en una modernización burguesa. Sin embargo, a como están las cosas, por la relación que la nuestra tiene con el Imperio, es difícil llevar a cabo una revolución burguesa que tuviera como primer acción la distribución de la tierra ociosa en manos de esa clase trasnochada para proporcionar una base fundamental a los miles de campesinos con el objetivo de que estos pudieran, no solo abastecer el mercado interno, sino agenciarse de un ingreso suficiente para salir de la pobreza y pobreza extrema, que ayudaría a incrementar el consumo social. Eso, sin contar otro factor de esta época muy distante de la esgrimida en 1944 que la presenta ya muy tardía: la consustancial característica del capital que lo lleva a concentrarse y centralizarse.
Por esas estrecheces mentales, fue imposible situar el perfil en sus invitados acorde con la visión rimbombante de que tanto alardearon. Trajeron a personajes trasnochados, fracasados y corruptos como el ex presidente mexicano, Ernesto Zedillo, culpable de una de las crisis económicas más grandes que ha tenido su país en los últimos 50 años conocida como el Efecto Tequila, que no fue más que el abrazo a la política neoliberal dictada por los Chicago Boys, la cual sumió a nuestro vecino del norte en la pobreza de la mayoría de sus habitantes al devaluar su moneda frente al dólar para favorecer así a sus amigos exportadores. Ello, le valió a su gobierno, junto al de su antecesor, Carlos Salinas de Gortari, ser considerado uno de los más putrefactos y entreguistas del siglo XX en esta Latino América.
Los muchachos de la ENADE muy bien pudieran leer algo de la historia de América para saber que con el presidente nacionalista mexicano Lázaro Cárdenas se terminó el período de la los gobiernos de la Revolución mexicana. Ulteriormente de él, los gansters dentro de los que se cuenta su ilustre convidado. Pero bueno, de una clase ignorante y acomodada no se espera nada mejor. De esa cuenta, en Guatemala siguieron a pie juntillas esa política apátrida y servil, mandatarios de extrema derecha como Álvaro Arzú, Oscar Berger y el actual, Otto Pérez, quienes han llevado al país al borde de la debacle no solo económica, política, sino social y humanitaria.
Dejando de lado a tan insignes interfectos, también se invitó a un experto en desnutrición infantil que vino a repetir lo que ya se sabe ampliamente, como que, “la desnutrición, el hambre no se soluciona dando un pan o una sopa a un chico, sino llegar a la causa de ella. Trabajar con una generación completa”. ¡Guau, el descubridor de Sangri-Lá!. ¡Qué sería de Guatemala sin estos gurús! Tal es el caso de otro de los conferencistas, el señor Puryear, quien nos regaló una muestra de lo más encumbrado del pensamiento al expresar que: “mejorar la educación solo se logra cuando se combate el flagelo del hambre, ya que el desarrollo humano se establece desde el nacimiento y la obtención de nutrientes indispensables para afrontar las etapas de la vida”. Sin embargo, es importante puntualizar en una parte de su discurso: “no se debe educar solo a los niños y jóvenes sino también a los adultos”… “educar a quienes educan”. Ahora ya saben, el por qué de la Reforma Educativa de este gobierno, donde el sector empresarial es el que tiene la última palabra. Incuestionable, mucho menos dialogable. En ella se plantea que se debe educar a la población para evitar que piense, para que no se resista, para que se resigne, especialmente la rural, ante los planes de confiscación y despojo de sus propiedades que tienen preparados los oligarcas de la ENADE para vender el país a las transnacionales y ellos seguir gozando las prebendas de ese botín.
Del colombiano, ni hablar. Hubiera sido más sano y ejemplar invitar a alguien procedente de una nación más exitosa en la gobernabilidad, la soberanía y la distribución equitativa de su riqueza, como Noruega, Suecia, Dinamarca. Y, no un país convulsionado y con serias contradicciones expresados en conflictos sociales que aunados a una guerra interna que ya sobrepasa el medio siglo, desangran y estancan a Colombia. Un país con una clase dominante tan servil como la de acá que ha permitido, incluso, que Estados Unidos tenga más de 10 bases militares en su territorio, comprometiendo su propio futuro empleándola más de plataforma de agresión a sus vecinos que de desarrollo a sí misma y la región.
Para colocarle la tapa al pomo, al final del evento, se firmó un documento de compromiso por parte de los organizadores y los partidos políticos del país para impulsar los tres ejes del foro empresarial. Agrupaciones que ya saben ustedes, queridos lectores, son las que representan a los oligarcas en su mayoría. Y, las que no, proceden de estamentos de arribistas y oportunistas que empobrecen a la nación entera con la aceptación irrestricta de las líneas de dirección emanadas de esa oligarquía a través de transas y negocios obscuros que se basan en el chantaje y la extorsión, confluyendo en iniciativas que jamás favorecen a las mayorías. Al contrario, son de carácter expropiador como las que se dirimen en el Congreso con la Ley de Minas, la Reforma Educativa que establece la desaparición del magisterio con el eufemismo de modernización, la de Competitividad que se basa en la congelación del techo al salario mínimo, la paga de salarios miserables al margen de la ley, especialmente en el campo; y, la explotación inmisericorde de los trabajadores a través del alargamiento de la jornada de trabajo o incrementando su ritmo. Ejemplo, las maquilas locales y transnacionales.
Y otras agrupaciones, que aunque no puedan situarse dentro de las serviles de facto a la oligarquía, se han aclimatado a su juego y por lo mismo, el pueblo que lo sabe no les ha confiado su voto, por tanto, no tienen el peso significativo que los haga llevar a cabo negociaciones a favor de las mayorías.
La ENADE no es más que un evento donde los empresaurios quieren dar la pinta de modernos y preocupados por el bien de la población. Empero, no debemos olvidar que son estos mismos los que a diario causan infortunios a sus trabajadores con el mantenimiento de condiciones deplorables de trabajo criticadas, incluso, por la OIT; incumplen la ley que les dicta el pago del salario mínimo evadiéndolo, cada vez que pueden, especialmente en el campo. Los mismos que mienten descaradamente al descontar la cuota del seguro social a sus trabajadores pero no lo trasladan a la instancia correspondiente dejándolos desamparados ante la enfermedad común y los accidentes. Esos que mantienen un mercado cautivo a través de oligopolios y monopolios familiares negando la libre competencia de que tanto se jactan en sus diatribas libertarias. Los que evaden el pago total de sus impuestos a través del socavamiento de las políticas de salud y educación por medio de campañas altruistas que no abarcan la demanda total de esos servicios básicos, tales como la que existe contra el cáncer, la discapacidad, por un techo mínimo, contra el síndrome de Down, etcétera, ubicando a la iniciativa privada en esa imagen de altruistas y benefactores al tiempo que los enriquece con el juego de la caridad a través de sus franquicias. Los que hacen negocios con un Estado al que en sus teóricas disertaciones atacan pero en la práctica esquilman cuando van a la bancarrota o tienen problemas financieros.
Todos esos son los que vienen amasando enormes fortunas desde hace más de quinientos años. Por si esto fuera poco, sus familiares, amiguetes y ayudantes, los cuales, en su mayoría, ignorantes de procesos y mecanismos técnicos que solo proporcionan una educación media y superior, son los que, a través de sus partidos políticos que parasitan a costa del Estado, ocupan puestos claves en la administración pública, cobrando salarios que no están acordes a su formación y experiencia, usurpando calidades de profesionales cuando no lo son, lo que redunda en una sangría enorme para el erario público cuyo funcionamiento pagamos todos los trabajadores. Delito del cual son cómplices los Colegios de Profesionales al hacerse oídos sordos ante esos desmanes.
Esa plantilla de trabajadores paraestatales son los que en gran mayoría se ubican en el renglón 029, sobrepasando a los presupuestados en el renglón 011. Estos últimos, son quienes, generalmente, resultan reparando los desmanes y las gansadas que esos contratados por “cuello”, con sus excepciones, realizan, elevando exorbitantemente los costos de funcionamiento de un Estado demasiado burocrático por tal circunstancia. De esa cuenta, los gendarmes de la propiedad privada que hablan del tortuguismo estatal son los verdaderos culpables de su parsimonia y atrofia; de su desgaste y anacronismo.
Los mismos que no pueden competir en el extranjero pues, su valija de productos se reduce a materias primas sin valor agregado. Por ende, sin competitividad en un mundo globalizado y con necesidades tecnológicas. Incapaces de transformar una economía dependiente en una que comience a dar los pasos necesarios y firmes hacia la industrialización.
Los que, hasta el momento, no han podido diseñar una directriz modernizante dentro del mismo capitalismo, ahora quieren salvar al país. ¡Por favor! ¡Que pifia! Lo que pasa en realidad es que se han dado cuenta que la presión social está subiendo de tono y los trabajadores no están dispuestos a dejarse arrebatar su futuro. Y, a pesar de su aislamiento la vida les ha enseñado quienes son sus verdaderos enemigos.
Guatemala, octubre de 2013
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