Colonialismo de la desinformación
13/08/2013
- Opinión
“Cómo disolver los actos corruptos de algunos medios de comunicación para propugnar un mundo mejor y más justo?. Por ética, debo lealtad a mi principio de ser militante de la verdad y no su intérprete”.
Son más de 20 años de vida periodística que llevo como firme militante en las filas del pueblo. Transitando por este vidrioso camino, es escalofriante constatar, que el contenido informativo de los medios de comunicación en su mayoría, están subordinados a quienes los financian, por consiguiente tienen la obligación moral de defender sus intereses.
Insisto, no existe la objetividad periodística, desde el momento en que se elabora la noticia se ingresa al campo de la subjetividad, porque cada ser humano, con su característica particularidad, evalúa la realidad. Lo que existe es el mecanicismo racional, es decir que el periodista trabaja y a cambio percibe un salario, en consecuencia tiene nomás que subordinarse a su jefe.
Ciertamente, el periodismo es una maravillosa profesión, fascinante y turbulento a la vez, y de alto riesgo por el tramo espinoso de recorrido en el afán de cazar la noticia. Y en ese afán, cuando la noticia no presenta las pruebas respectivas y lo damos por consumados, ahí cometemos los delitos formales de difamación, denigración, calumnias, injurias, etc.
Y lo más deplorable aún, es que cuando alguien quiere poner atajo a esto, levantan el grito al cielo y dicen que la libertad de expresión y de prensa está en riesgo, “nos están coartando la libertad de expresión”, indican los cínicos.
Hoy está en boga, exclamar hasta el hartazgo, que la libertad de prensa está en riesgo en Bolivia. Tamaño atrevimiento, que hasta la SIP (Sociedad Interamericana de la Prensa) en una muy clara injerencia similar a cualquier organismo norteamericano, que viola de manera flagrante la soberanía de nuestros pueblos, intentaba una vez más, inmiscuirse en nuestro país refrendando la amenaza de la libertad de expresión.
En un artículo anterior, me había referido a las funciones nefastas de la SIP, que tiene su escenario de acción en territorio norteamericano, actúa en consonancia y de la mano perversa del imperio del mal, calumniando permanentemente a gobiernos latinoamericanos que se resisten a caer en sus anzuelos.
Recuerdo cuando esta organización conspiradora llegó a Bolivia, afortunadamente el presidente Evo Morales no la recibió, lo cual celebro. No obstante, la SIP perversamente y como buena operadora del fascismo, realizó su romería de visitas con el gremio periodístico afines a ellos y con organizaciones sociales de oposición al gobierno actual.
Con seguridad también llegaron a parlamentarios, dueños de medios, y seguramente con representantes de la Iglesia que de un tiempo a esta parte, decidieron hacer política en Bolivia, en lugar de dedicarse a sus actividades pastorales como proclaman constantemente.
Por todo su accionar deleznable de la SIP, se puede asegurar con toda certeza, que esta organización se constituye en un órgano de inteligencia del gobierno de los Estados Unidos. Por su recorrido nefasto, esto ya es de vieja data, la SIP, viene interfiriendo en nuestros países de Latinoamérica, en una muestra clara de intento desestabilizador de la Democracia.
En un artículo de opinión yo me preguntaba: ¿dónde está la SIP, cuando algunos empresarios y dueños de los medios de comunicación manejan la agenda política, social y económica de nuestros pueblos en desmedro de las mayorías?
¿Dónde está la SIP, cuando sistemáticamente se pervierte el mensaje en los medios de comunicación, metódicamente se manipula la información?
¿Dónde está la SIP, cuando se ocultan verdades y se divulgan mentiras?
¿Dónde estaba la SIP, cuando en Honduras lo derrocaban a Manuel Zelaya y los medios de comunicación mostraban dibujitos, o en Paraguay con el golpe parlamentario para destituirlo a Lugo, donde los medios de comunicación, invisibilizaron las marchas de protestas del pueblo en las calles?
Ahora mismo, ¿con qué talla moral la SIP acusa a Venezuela de tener injerencia en los medios?
¿Con qué derecho este organismo señala que pese a tener "elecciones democráticas", hay países que no respetan la libertad de prensa y citan también a Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua?
¿Con qué derecho el presidente de la SIP, Jaime Mantilla, advirtió a nuestros gobiernos y dijo que en Latinoamérica existen “graves problemas” de libertad de expresión, debido a que los “poderosos no aceptan que haya quien les pueda contar la verdadera historia que ellos quieren ocultar”?
¿Por qué la SIP en lugar de inmiscuirse en nuestra autodeterminación soberana, no le pide con la misma vehemencia a su amo el imperio norteamericano que deje el terrorismo mediático que utiliza como arma política, y deje de mezclar la sangre con las lágrimas en nuestros pueblos?
Por favor no confundamos: La SIP está para defender el control de la información por parte de los mercaderes de la noticia y los mercachifles de la información que son los empresarios de los medios.
La SIP está para refrendar la guerra sucia en contra de nuestros Gobiernos democráticos de América Latina.
María Eugenia Claros Bravo
Directora Periódico Visión Z, Bolivia
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