En Europa, los bancos cuentan 10 veces más que sus ciudadanos
04/07/2013
- Opinión
Roma, julio de 2013 -Durante la última cumbre de los jefes de Estado europeos a finales de junio en Bruselas, el tema principal fue el desempleo juvenil, que afecta hoy en día al 23 por ciento de la juventud europea, en el caso de España alcanzando 41 por ciento.
Anteriormente, la Organización Mundial del Trabajo (OIT) había publicado un dramático estudio que da cuenta de una generación perdida. Según sus proyecciones, la prevalencia de trabajos temporarios sin contribuciones sociales, significará que la generación que actualmente pretende entrar en el mercado de trabajo se jubile con una pensión de 480 euros.
Después de una larga discusión, los jefes de Estado europeos decidieron asignar 6.000 millones de dólares de fondos europeos a la lucha contra el desempleo juvenil. Y después de otra reunión bastante más corta, aprobaron un paquete de ayuda a los bancos europeos cifrado en 60.000 millones de dólares. Esto después de haber otorgado subsidios generosos en el pasado: solo el Banco Central Europeo entregó un billón de dólares a los bancos a costo nominal.
Todos los esfuerzos para crear un sistema bancario europeo bajo un regulador único han sido congelados en espera del desenlace de las elecciones alemanas del próximo mes de Septiembre. Como dijo un miembro de la delegación alemana (IHT, 28 de Junio): “Sabemos lo que tenemos que hacer: calmar a los mercados financieros. Pero no fuimos elegidos por los mercados financieros, sino por los ciudadanos alemanes.” Y, claro, no se ha realizado ningún esfuerzo en el sentido de explicar a los ciudadanos alemanes porqué es de su interés ser solidario con los países más frágiles de Europa.
La democracia, como la entendemos hoy en día, se basa en líderes que siguen el sentimiento popular, a expensas de un sentido de deber que empuje a los electores hacia un mundo de desafíos y visiones.
Y la cumbre se vio obligada a aceptar el chantaje del primer ministro Británico, David Cameron: O se mantienen los subsidios que Thatcher obtuvo en 1973, cuando insististeis en nuestra entrada a la Unión Europea, (que hace con que el Reino Unido sea un receptor neto de fondos europeos), o bloquearé el presupuesto europeo. Más una vez, esto se debe al crecimiento del electorado anti-europeo dentro del Reino Unido, que hace con que Cameron tenga que dar demostraciones de fuerza. Pero Cameron es uno de los mayores partidarios de los subsidios a los bancos, sin sorpresa, una vez que el sistema financiero representa 10% del Producto Interno Bruto (PIB) británico...
Estamos ante una situación muy curiosa, en la que Europa hasta ahora no solo gastó centenas de miles de millones de dólares en sus bancos, sino que incluso invitó al Fondo Monetario Internacional (controlado por los Estados Unidos) para que, junto con las instituciones europeas, maneje las crisis del continente. En un acto de independencia y resistencia a Estados Unidos sin precedentes, Europa rechazó un exhorto americano para reducir la austeridad y para implementar políticas de crecimiento como las que, hasta ahora con éxitos comprobados, han llevado a cabo Washington y Tokio. El punto común entre las tres entidades más poderosas del Occidente (Estados Unidos, Europa y Japón) ha sido su falta de voluntad e incapacidad para poner los bancos bajo control y reaccionar ante la sucesión de crímenes cometidos por éstos.
Los bancos centrales de todo el mundo se reúnen en el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea. Ahora, su Comité de Supervisión Bancaria lanzó una propuesta que aumenta la proporción entre el capital de los bancos miembro y el volumen de operaciones financieras que pueden llevar a cabo.
Uno de los indicadores establece que los bancos deben mantener una reserva de capital de "alta calidad", compuesta por acciones y ganancias no distribuidas, equivalente a siete por ciento de su exposición crediticia, que sube a nueve por ciento para las instituciones gigantes.
No es precisamente una proposición revolucionaria, y es criticada como insuficiente por muchos analistas y reguladores.
Así lo confirma el hecho de que la Reserva Federal estima que entre 90 y 95 por ciento de los bancos con activos inferiores a 10.000 millones de dólares ya respetan esos parámetros. Pues bien, incluso esta propuesta levantó una ola de protestas por parte de muchos bancos, temerosos de las supuestas grandes dificultades que encontrarán a la hora de reunir capital.
Bajo el viejo capitalismo, ninguna empresa funcionaría sin el capital adecuado a sus necesidades. En cambio aquí tenemos un nuevo sector económico que quiere jugar sin capital y que espera que el Estado lo rescate cuando las cosas salen mal. Entonces recordemos las veces que las cosas han salido mal sin que nadie haya terminado en la cárcel.
El 28 de Abril de 2002 el entonces Fiscal General de Nueva York, Eliot Spitzer, actuando a nombre de la agencia estatal reguladora Securities and Exchange Commission (SEC), condenó 10 bancos norte-americanos a pagar 1.400 millones de dólares de multa por actividades fraudulentas. Pasado un año, el SEC descubrió que de entre 15 entidades financieras investigadas al azar, 13 habían cometido varios fraudes.
En 2010 Goldman Sachs aceptó una multa de 550 millones de dólares para evitar un juicio por fraude. En julio del año pasado el Senado de EEUU presentó un informe de 335 páginas sobre el banco británico HSBC, el mayor de Europa. Durante años, éste facilitó el lavado de dinero ilícito por parte de traficantes de drogas y otros criminales.
Por ejemplo, el banco envió 60.000 millones en dinero efectivo, por tierra y aire, de las cuentas de traficantes de droga mexicanos a su sede en Nueva York. La multa fue de 1.900 millones de dólares. Y unos meses más tarde, en Noviembre del 2012, la SEC multó a la SAC Capital en 600 millones de dólares. Ese mismo mes el banco británico Standard Chartered fue multado en 667 millones de dólares.
En Febrero pasado el Banco Barclays anunció haber puesto aparte 1.165 millones de euros para hacer frente a multas por “transacciones ilícitas” (este banco es ahora objeto de una investigación por un sospechoso aumento de capital de 8.400 millones de euros en 2008). Y en marzo último Citigroup aceptó una multa de 730 millones de dólares por “vender inversiones basura a clientes desprevenidos.” Y estos sólo son los casos más clamorosos, habiendo muchos, pero muchísimos más, involucrando incluso al banco japonés Nomura.
Todos sabemos que la crisis en la que nos encontramos (según los optimistas terminará en 2020, según los pesimistas en el 2025), originó en los diez mayores bancos estadounidenses que decidieron vender bonos tóxicos certificados por las agencias de rating Standard & Poor’s y Moody. Los contribuyentes americanos donaron 750.000 millones de dólares a los bancos, mientras que Londres tuvo el mismo gesto hacia el HSBC, Royal Bank of Scotland, Barclays Bank y Northern Rock.
Entre 2003 y 2007, a medida que se extendía el desastre financiero, los cinco grandes (Goldman Sachs, Merril Lynch, Morgan Stanley, Lehman Brothers y Bearn Sterns) pagaron 3.000 millones de dólares a sus ejecutivos. En 2008 recibieron 20.000 millones de dólares al mismo tiempo que sus bancos sufrían pérdidas de 42.000 millones de dólares.
Todo esto fue certificado por Standard& Poor’s y Moody’s, que controlan 75% del mercado mundial. Ahora a S&P se le exige que pague 500 millones de dólares. ¿Pero qué decir de los millones que perdieron sus puestos de trabajo? ¿Y los millones de jóvenes que no ven futuro alguno en sus vidas? Es la misma historia de siempre: si robas pan, vas a la cárcel, si robas millones, no te pasa nada… y si robas millones en un banco, menos razón aún para preocuparse.
Entretanto, en la cumbre europea la prioridad sigue siendo la distribución del dinero de los contribuyentes, por mucho que se mantenga la retórica del desempleo juvenil. Al fin y a al cabo, lo que realmente importa a los líderes europeos es asegurar la reelección…
- Roberto Savio es Fundador y presidente emérito de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service) y publisher de Other News.
https://www.alainet.org/es/articulo/77411
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