Socios y amigos de Elba Esther

03/03/2013
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Crecerá más aún el vomitivo linchamiento mediático de la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación desde aquel domingo 23 de abril de 1989, en que Manlio Fabio Beltrones por órdenes de Fernando Gutiérrez Barrios la condujo a la oficina de Carlos Salinas, y hasta el 26 de febrero pasado en que se materializó la decisión presidencial de encarcelarla, a pesar de que venden ruidosamente la versión oficial de las “sólidas motivaciones jurídicas” derivadas de la investigación financiera del celebérrimo, por incompetente, exprocurador mexiquense Alberto BazbazSacal, ahora titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de laSecretaría de Hacienda. Investigación que, por cierto, no realizó el hoy presidente del Senado Ernesto Cordero, cuando cobró como secretario de Hacienda de Felipe Calderón, porque “no encontramos elementos”.
 
El duopolio de la televisión y el Consejo Coordinador Empresarial, sólo a título de ejemplo, destacan en el linchamiento, cuando como factores de poder real, factico por supuesto, son superiores al de la profesora, denominada La Maestra, en términos de uso y abuso de la impunidad, pero también se sobreponen a lo que el grupo gobernante interpreta como razón de Estado, raíz del ajuste de cuentas entre éste y el grupo de la comiteca de Chiapas, mismo que todos dan por desmantelado cuando apenas comienza el largo proceso de desarticulación. Tal y como lo demuestran los herederos de Vanguardia Revolucionaria del SNTE, descabezada en 1989 por Gordillo, pero que en la actualidad es una corriente sindical, reconvertida e influyente, bajo la conducción del hijo de Carlos Jonguitud.
 
La demonización de la impresentable Gordillo Morales rindió tan buenos frutos que su misma hija Mónica Arriola, presidenta del Partido Nueva Alianza, la franquicia familiar, y senadora presentó el asunto como “personal”, mientras recibía abrazos de Emilio Gamboa y de legisladores de partidos distintos al tricolor, del que Elba Esther no sólo fue la secretaria general sino que allí la formaron y la forjaron como lideresa eterna del SNTE, hasta que se atravesó demasiado en el camino de Enrique Peña.
 
Y el secretario general ejecutivo del SNTE desde junio de 2011, Juan Díaz de la Torre, recibió el respaldo de Miguel Ángel Osorio para ser ungido en Guadalajara, Jalisco, como sustituto de Gordillo. El Maestro, o aspirante a serlo, ni siquiera se refirió a La Maestra por su nombre (igualito que Peña Nieto en su mensaje transmitido en cadena nacional), aunque la conquistó, políticamente por lo menos, bailando.
 
Cuenta Ricardo Rocha, un amigo de Elba Esther que no se travistió: Esperaban “que yo me le fuera a las mordidas a La Maestra”, y detalla que Juan Díaz “le lamía las botas Cuchí”. Hasta Jorge G. Castañeda, otro beneficiario como miles de intelectuales y trabajadores de los medios de comunicación, también pintó su raya con justificaciones que no hacen sino exhibir la miserable condición humana de los “amigos” de la lideresa en desgracia, por decisión de los que mandan en México tanto en forma institucional como de facto.
 
Finalmente, promover la tesis cuasi oficial de que el cacicazgo sindical y político de Elba Esther Gordillo era (y es) el principal valladar para que la educación en México remonte la inaceptable situación en que se encuentra, empezando por las carencias materiales básicas de una parte significativa de los planteles escolares, incluidos los capitalinos, constituye una simplificación extrema de una problema complejo y multifactorial. Y un factor es el papel que como promotor de la ignorancia desempeña el vigoroso e imparable duopolio de la televisión.
 
Utopía 1224
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