¿Derrota de Joe Biden ante Merkel y Putin?

Acuciada por la elevada dependencia energética (más del 50%), la UE implementó una estrategia energética basada en los acuerdos preferenciales con Rusia y Argelia para el suministro de gas.

16/09/2021
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La escalada de los precios del gas y la electricidad habría sorprendido a Europa con las reservas de gas en mínimos históricos (60%) y habría escenificado el fracaso rotundo de las políticas energéticas de una Unión Europea incapaz de lograr la utópica autosuficiencia energética.

 

La isla energética de la Unión Europea

 

Uno los factores que más repercute en la dependencia energética de un país es la cantidad de petróleo y gas que debe importar para la industria y transporte, estando la media europea en el 52% y al ser Rusia el principal abastecedor de gas, petróleo y carbón de la UE (con un 42%, 33% y 26% respectivamente), se deduce que la UE sería una isla energética y sufriría de una rusodependencia energética severa.

 

Acuciada por la elevada dependencia energética (más del 50%), la alta volatilidad de los precios del gas y petróleo debido a factores geopolíticos desestabilizadores y la imperiosa necesidad de la garantía de un aprovisionamiento seguro de energía, la UE implementó una estrategia energética basada en los acuerdos preferenciales con Rusia y Argelia para el suministro de gas, en la utilización de obsoletas centrales nucleares en lugar de reactores atómicos de nueva generación EPR (European Pressurized Water Reactor)y en el extraordinario impulso de las energías renovables (1º productor mundial), con el objetivo inequívoco de lograr el Autoabastecimiento energético y de recursos hídricos en el horizonte del 2.030.

 

Asimismo, se aprobó el ambicioso Programa Europeo sobre el Cambio Climático en el horizonte del 2030 ( el Triple 30), con el compromiso de recortar las emisiones de dióxido de carbono en un 30%, mejorar la eficiencia energética en otro 30% y lograr que el 30% de la energía consumida proceda de fuentes renovables aunado con la Reorientación del Transporte de mercancías terrestres por las nuevas Autopistas del Mar y Vías férreas de Alta Velocidad mediante la imposición de tasas ecológicas al transporte por carretera y a los vehículos sin etiqueta ECO. Sin embargo, según Marie-Helene Fandel, analista del European Policy Centre, “la política energética de la UE adolece de una elevada dependencia del exterior debido a su escasez de recursos y su limitada capacidad de almacenamiento" lo que aunado con la incapacidad de los Veintisiete para desarrollar una verdadera política energética común, ralentizará todo el proceso y hará inviable la utopía de la Autodependencia energética europea en el horizonte del 2.030, de lo que sería paradigma la reciente escalada de los precios del gas y la electricidad en Europa.

 

Geopolítica del gas

 

Argelia exporta su gas a través de tres gasoductos: dos Argelia-España (uno de ellos pasando por Marruecos) que no están conectados a la red europea y un tercero Argelia-Túnez-Italia. Tras la crisis de Ucrania, los dirigentes de la UE habrían establecido como prioridad  la necesidad de mejorar la conexión gasista con la Península Ibérica mediante un gasoducto que conectara a España con Francia a través de Cataluña (gasoducto Midcat) mediante el cual España haría llegar a la red energética europea el gas de Argelia,(equivalente a la mitad del que llega desde Rusia a través de Ucrania), proyecto que habría quedado en el limbo  debido a la miopía de los reguladores europeos y que habría imposibilitado que el gas argelino fuera la alternativa europea a la rusodependencia energética.

 

El proyecto del gasoducto conocido como Nabucco West proyectado por EEUU para transportar el gas azerí a Europa a través de Turquía, Bulgaria, Rumania y Hungría y así evitar la rusodependencia energética de la UE fracasó al haberse inclinado Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán por el proyecto ruso del gasoducto South Stream y tras retirarse finalmente Azerbaiyán del proyecto en junio de 2013, siendo elegida la vía alternativa del gasoducto transadriático, (TAP, Trans Adriatic Pipeline), mediante el cual Azerbaiyán exportará su gas hacia Europa a través de Grecia, Albania e Italia pero que sólo puede transportar un tercio del proyecto Nabucco, por lo que no supone ninguna amenaza para los intereses de Rusia.

 

Por parte rusa, en el 2007 presentó el proyecto del gasoducto South Stream, gasoducto de 39.000 millones de dólares que recorrería Rusia, Bulgaria, Serbia, Hungría, Eslovenia e Italia y que debía comenzar a construirse en junio del 2014 garantizaba el suministro de gas ruso a la UE evitando el paso por la inestable Ucrania. Así, tras la crisis del gas del invierno del 2.006 y los recortes de suministro producidos en incontables países de la UE (el 80% del total del gas que la UE importa de Rusia pasa por Ucrania y abastece en más de un 70% a países como los Países bálticos,Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Austria, Hungría y República Checa ), pero dicho proyecto dormirá en el limbo de los sueños tras la negativa de Bulgaria a participar en el mismo debido a las presiones recibidas por parte de EEUU.

 

La coalición de intereses ruso-alemanes ideó el proyecto Nord Stream que conecta Rusia con Alemania por el mar Báltico, con una capacidad máxima de transporte de 55.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas al año y con una vigencia de 50 años. Dicha ruta se estima vital para Alemania y los Países Nórdicos, por lo que fue declarado de “interés europeo” por el Parlamento Europeo pero nefasta para la geopolítica de EEUU y crucial para la geoestrategia energética rusa. Así, con dicha ruta se cerraría la pinza energética rusa al descartar a las Repúblicas Bálticas y Polonia como territorio de tránsito, descartado asimismo el oleoducto BTC de filiación clintoniana. Rusia conseguirá así su doble objetivo geoestratégico de asegurar un flujo ininterrumpido de gas hacia Europa por dos vías alternativas, convirtiendo de paso en “islas energéticas” a Polonia y Ucrania.

 

Triunfo de Merkel y Putin

 

El objetivo inequívoco de Trump era sustituir la rusodependencia energética europea (30% del gas que importa la UE procede de Rusia) por la frackingdependencia, inundando el mercado europeo con el GNL (gas natural frackeado en EEUU y transportado mediante buques gaseros) para hundir los precios del gas ruso. Otro objetivo era impulsar la utilización de la técnica del fracking en todos los países de la Europa Oriental, el llamado “arco del fracking europeo” que se extendería desde los Países Bálticos hasta la Ucrania europea, pasando por Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria y que dependería de la tecnología de empresas estadounidenses como Chevron o Shell.  Así, Polonia aspiraba a convertirse con sus dos terminales en el principal centro de distribución del gas natural licuado (GNL) de importación en territorio europeo y tras denunciar que “dicho gasoducto podría fortalecer la dependencia de la UE del gas ruso y consolidar la posición dominante de Gazprom en el mercado europeo”. habría conseguido paralizar la construcción del citado gasoducto con el objetivo inequívoco de ralentizar hasta el paroxismo la construcción del Nord Stream 2.

 

Dicho gasoducto tiene una longitud  total de 1.200 Km con un coste estimado de unos 11.000 millones $, transportará por el Báltico directamente el gas ruso hasta Alemania y  cuando ya estaba construido en un 80% y en un desesperado intento para evitar su finalización, el Senado de EEUU aprobó el 17 de diciembre la Ley de Autorización de Defensa Nacional 2020 rubricada por Donald Trump que incluía sanciones económicas contra las empresas que participaban en la construcción del gasoducto  Nord Stream 2. Ello representaba un misil en la línea de flotación de la política energética diseñada por Alemania al declarar Angela Merkel que se trataba de “una declaración de guerra de EEUU contra Alemania”, tardía reafirmación de la soberanía alemana que consiguió que EEUU dejara de boicotear las obras y bendijera la culminación del proyecto gasístico que tendrá como efectos colaterales el fortalecimiento del Eje París-Berlín y el posterior acercamiento a Rusia.

 

Así, en su primera reunión con Joe Biden, Merkel le planteó la exigencia de la necesaria culminación de los trabajos de dicho gaseoducto para evitar la desafección europea hacia EEUU, por lo que Biden se vio obligado a bendecir la culminación de dicho proyecto gasístico para mantener los lazos afectivos con la Unión Europea e impedir la salida de Alemania y Francia de la órbita gravitatoria de la OTAN. Ello representaría un sonado triunfo de Merkel y Putin que se verá refrendado tras las elecciones alemanas y la previsible conformación de un Gobierno de coalición del SPD, los Verdes y la izquierda  con la retirada de las sanciones a Rusia y el comienzo de una nueva era paneuropea liderada por Francia y Alemania que acogerá bajo su paraguas a los países nórdicos y Repúblicas Bálticas, quedando los países del “arco del fracking europeo” (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría, Ucrania, Rumania y Bulgaria ) bajo la órbita estadounidense.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/213851?language=es
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