Cristal y metanfetaminas: nueva forma de control de los jóvenes
A las jóvenes pobres, estas drogas les hacen más llevadera la vida cotidiana de trabajo duro y los hace evadirse, ensoñar, enajenarse de su dura realidad.
- Opinión
Los homicidios dolosos siguen siendo una terrible plaga de las principales ciudades de México. El Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública acaba de publicar la lista de las cincuenta ciudades con mayor incidencia de este delito. Lo vuelven a encabezar Tijuana y Ciudad Juárez, ambas en la frontera con los Estados Unidos. Hay varias de las más grandes metrópolis del país y de las regiones de mayor desarrollo de la agricultura capitalista donde se concentran más las y los jornaleros del campo.
La explicación más recurrente, no sólo en los organismos de seguridad, sino también entre organizaciones de la sociedad civil es que el repunte de la incidencia delictiva se debe en buena parte al incremento del consumo del cristal, la droga sintética que sigue ganando mercados no sólo entre los consumidores urbanos, sino también en las zonas manzaneras donde hay un buen número de jornaleros agrícolas.
En una somera revista de prensa, reportan incrementos muy significativos en el consumo y en el tráfico del cristal y la disputa por sus mercados, un buen número de entidades federativas. A nadie extraña que en los estados fronterizos como Baja California y Chihuahua se presente este fenómeno, pero ahora también se detectan incrementos del consumo y de la violencia en lugares tan distintos como Mérida, Pachuca, La Laguna, Puebla, Zacatecas, Aguascalientes, (con incremento de violencia hacia la mujer), Tlaxcala, Coahuila, Nuevo León, Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Colima, Baja California Sur, Durango, Sonora y Sinaloa, Edomex, Querétaro.
El incremento del consumo del cristal tiene dos factores importantes: desde la oferta y desde la demanda: los cárteles que manejan esta droga sintética la importan por los puertos del Pacífico, sobre todo Manzanillo y Lázaro Cárdenas, la procesan, y la envían a los Estados Unidos, pero también distribuyen una buena parte en México. Gracias al cristal y luego al fentanilo han disminuido significativamente su dependencia del suministro de cocaína de Sudamérica y obtienen márgenes de ganancia mucho más altos, que pueden llegar hasta el 2 mil 700 por ciento, según la organización Insight Crime. (bit.ly/3x4BFwI)
Por el lado de la demanda, ¿por qué se expande tanto el mercado? Los jóvenes y los niños, y un número creciente de mujeres lo utilizan porque sacia el hambre, les ayuda a aguantar las largas y desgastantes jornadas de trabajo, les proporciona una satisfacción - que la vida y la sociedad les niega constantemente. Así sucede con los jornaleros agrícolas sometidos a extenuantes jornales hasta de 12 horas, y más recientemente con mujeres que, ante el sobre trabajo inducido por la pandemia, han tenido que echar mano del cristal para soportar mejor la fatiga, el dolor e incluso la violencia. Además de ese efecto de amortiguar el hambre y el dolor físico, el cristal o el fentanilo les generan un sentimiento de euforia, de poder, los hace sentirse por momentos partícipes del mundo de los narcos, de los admirados y a la vez temidos, de los que desafían al Estado, a la sociedad, a los ricos.
Evocando a Marx: el cristal y crecientemente el fentanilo, son el opio de los y las jóvenes pobres en dos sentidos: les hace más llevadera la vida cotidiana de trabajo duro y los hace evadirse, ensoñar, enajenarse de su dura realidad.
Así las cosas, el capitalismo actual ha encontrado en las drogas y en los narcotraficantes a unos grandes aliados. Le son funcionales en tres aspectos: diluyen las inquietudes e inconformidades de las clases trabajadoras. La indignación de los trabajadores se convierte en ansiedad, ya no por cambiar la sociedad explotadora, sino por conseguir la dosis diaria. La adicción es menos peligrosa que la Revolución. Una segunda ventaja es que, de estos jóvenes los cárteles pueden reclutar a su ejército de distribuidores y guardianes. Mejor sicarios que revolucionarios. La tercera ventaja es que, gracias a lo anterior, los cárteles ejercen un efectivo control del territorio. Mientras ellos lo tengan en su mano, no habrá revueltas, ni protestas, ni mucho menos movimientos contestatarios armados.
Ante la escalada de adicciones y la criminalidad que trae consigo, el desafío es cómo la sociedad organizada y el Estado vamos a responder con eficacia y sensibilidad. Cómo construir una estrategia de prevención efectiva de adicciones que atienda los factores sociales que incrementan su demanda. Para eso hay que construir con las y los jóvenes nuevos sentidos, nuevos proyectos de vida y hacerlos posibles. Y, por otro lado, y esto es obligación fundamental del Estado, atacar la oferta de fármacos, destruir las redes de negocios pantalla, los tentáculos locales de los cárteles, usando el mínimo de violencia legítima. Hay experiencias exitosas en ambos sentidos. Urgen convocatoria, diálogo, apertura y voluntad política.
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