Ecuador: Volver a nuestras raíces
“Hoy, en estas elecciones, depende de nosotros desterrar un capitalismo que nos destruye cada vez más como personas, comunidades y pueblos.
- Opinión
Termina la campaña electoral. Cada uno iremos haciendo nuestra evaluación. ¿Qué es lo que está claro? ¿Qué es lo que está confuso? ¿Dónde está lo esencial?... para confirmar nuestro voto responsable.
Está claro que todas las encuestadoras dan por muy probable el triunfo de la lista 1: Aráuz-Rabascal, en primera vuelta, con un puntaje mayor al 40% y un mínimo de 10 puntos superiores al de Guillermo Lasso. Está claro también que el gobierno de Rafael Correa es reconocido nacional e internacionalmente como el más favorable a los sectores populares en 190 años de vida republicana. Está claro que el gobierno de Lenin Moreno, con sus mentores Lasso, Nebot y Bucaram, es el peor de la historia ecuatoriana. Está claro que los medios de comunicación comerciales son los grandes promotores del odio a Correa, de las mentiras contra él, del apoyo incondicional al presidente Moreno… con sus locutores que no saben ahora cómo tapar las verdades nacionales con más mentiras, engaños y rabias. Está claro también que el asesinato del periodista Efraín Ruales, además de acallarlo, sirve para desviar la atención que los ecuatorianos tenemos puesta sobre las elecciones. Sí, en todo eso esta campaña electoral revela la clara realidad de nuestro país.
Ahora lo que aparece como confuso está en la cabeza de los indecisos y de un gran número de gentes de los sectores populares que creen ciegamente lo que pregonan, por una parte, los corruptos medios de comunicación y los farsantes ricos del país para resolver los problemas económicos y sociales, cuando son ellos mismos que, durante los últimos 4 años, los provocaron y los siguen promoviendo. Lastimosamente una amplia franja de la población prefiere las novelas, la cerveza, el futbol, la farándula, los chismes y las mentiras a un análisis de las causantes de su situación de pobreza progresiva. Se parecen a pájaros enjaulados que tienen miedo a salir la puerta abierta de la jaula que ha sumido en la esclavitud mental. Tampoco encuentran en la fe motivos suficientes para recobrar su dignidad y emprender un camino de lucha y de fraternidad que las haga personas dignas y felices. Sí, ¡todavía cuánta confusión nos revela esta campaña electoral!
Estamos en la dramática situación en la que se juega el futuro del país sea hacia más capitalismo con mayor pobreza, sea hacia más rebelión y empoderamiento de un camino hacia más justicia, dignidad y equidad. Para confirmarnos en optar por un Ecuador más justo, digno y equitativo, hay que volver a lo esencial. Y lo esencial siempre estará relacionado con nuestras raíces, o sea, en la identidad indígena, ya que en nuestro país, la inmensa mayoría de los ecuatorianos tiene sangre indígena que corre en sus venas. Se puede resumir este esencial indígena en 3 rasgos principales: la prioridad de la comunidad sobre el individualismo destructora, la armonía con la naturaleza como fuente de vida y salud, y la comunión un Dios amoroso presente en la vida cotidiana.
Por una parte, todo ha sido hecho para que nos identifiquemos con “nuestro padre español” que es principalmente violencia, saqueo y machismo. Tenemos que identificarnos con “nuestra madre indígena y nuestra madre naturaleza” para recuperar nuestra capacidad de fomentar procesos económicos de compartir equitativo, procesos políticos de participación activa, procesos culturales de expresión creativa y procesos religiosos conformes a nuestra historia originaria. Por otra parte, el cristianismo, después de siglos de colonialismo e imposiciones ajenas, ha comenzado a optar, desde unos 50 años, no sólo por respetar la identidad indígena, sino reconocer sus grandes valores y su sabiduría milenaria, asumirla y promoverla como un camino de liberación, dignidad y felicidad para los pueblos latinoamericanos y los del orbe todo.
Todos estamos llamados a ir hacia este esencial indígena y fomentarlo en nuestra vida personal, familiar, profesional, social, económica, política y religiosa… si queremos salir del atolladero en el que nos quieren mantener. Los Indígenas tienen que seguir proclamando y promoviendo el valor universal de su cosmovisión. Los mestizos tienen que rechazar al “padre español” enquistado en su cerebro y elegir las vivencias de la “madre indígena” hacia más comunidad, más amor a la naturaleza y más comunión con un Dios amigo y cercano. Los cristianos tenemos que asumir la espiritualidad indígena como camino liberador hacia el Reino inaugurado por un tal Jesús de Nazaret. Los negros complementarán esta gran minga nacional con sus valores humanos, culturales y religiosos propios porque, como enviados del Dios con rostro africano, nos pueden enriquecer hondamente a todos y todas.
Hoy, en estas elecciones, depende de nosotros desterrar un capitalismo que nos destruye cada vez más como personas, comunidades y pueblos, y fortalecer y purificar el proceso que vivimos durante 10 años, pero ahora con más participación, empoderamiento y ahínco. La próxima semana celebraremos el haber elegido lo nuestro y lo esencial. “¡No temas, pequeño rebaño, porque a Dios le ha parecido bien heredarte el Reino de Dios!”
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