Paulo Freire y las luchas populares en Sudáfrica

11/11/2020
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Mural de Paulo Freire en la entrada de la Escola Nacional Florestan Fernandes, del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Guararema, Brasil, 2018.
Ilustracion: Richard Pithouse
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El Instituto de Investigación Social Tricontinental publica un dossier sobre la larga trayectoria de Freire y su influencia en las luchas populares del país incluyendo entrevistas originales con militantes sudafricanos

 

Sudáfrica. Hoy, la oficina de Johannesburgo del Instituto Tricontinental de Investigación Social presenta un dossier que muestra la influencia de las ideas de Paulo Freire en las luchas del país, a partir de entrevistas originales con participantes en diversas luchas populares de Sudáfrica. Freire era un educador brasileño revolucionario cuya labor estaba vinculada a las luchas por la libertad y la dignidad humanas y cuyas ideas han influido en las luchas populares de todo el mundo. Casi cincuenta años después de que las ideas de Freire comenzaran a influir en lxs intelectuales y movimientos populares de Sudáfrica, siguen siendo pertinentes y poderosas.

 

En este dossier se esbozan los elementos clave de la biografía y el pensamiento de Freire y se traza el arco de su continua influencia en las luchas populares y los sindicatos de Sudáfrica. Incluye un examen detallado de la forma en que el pensamiento de Freire fue adoptado por Steve Biko y otrxs en el Movimiento de Conciencia Negra, y se trasladó, desde allí, al movimiento sindical, y luego a las luchas democráticas de masas de los años ochenta, y cómo mantiene una influencia en las luchas populares contemporáneas.

 

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Paulo Freire fue un educador revolucionario de Brasil cuyo trabajo estuvo ligado a las luchas por la libertad humana y la dignidad. Constantemente experimentaba y pensaba cómo conectar el aprendizaje y la enseñanza entre las personas pobres y oprimidas con la transformación radical de la sociedad. Para Freire, esto significaba luchar por un mundo donde todxs cuenten por igual y sean tratadxs con dignidad, un mundo donde el poder económico y el político estén profundamente democratizados.

 

Este dossier, que se basa en entrevistas con participantes en diversas luchas en Sudáfrica, muestra que las ideas de Freire han sido una influencia importante en el Movimiento de Conciencia Negra (BCM por su sigla en inglés), el movimiento sindical y algunas de las organizaciones asociadas con el United Democratic Front (UDF) [Frente Democrático Unido]. Sus ideas siguen teniendo influencia hoy en día, desde los sindicatos hasta las luchas de base.

 

De Brasil a África

 

Freire nació en Recife, una ciudad en el noreste de Brasil, en 1921. Después de sus estudios universitarios, se convirtió en maestro de escuela y comenzó a desarrollar un interés por enfoques radicales de educación, incluyendo proyectos de alfabetización de adultos. Freire consideraba que las organizaciones y luchas comunitarias y de los trabajadorxs tenían un papel vital para la formación de la conciencia crítica necesaria para superar la dominación y dependencia de las personas oprimidas.

 

En sus primeras obras, Freire escribió que la meta fundamental de la pedagogía radical es desarrollar una conciencia crítica en las personas. El método de compromiso dialógico, que desarrolló a partir de la década de 1950, se convirtió en una alternativa emancipatoria y progresista respecto a los currículos escolares dominantes patrocinados por el gobierno de los Estados Unidos a través de organismos como la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), una organización conocida por respaldar golpes de Estado contra gobiernos democráticamente electos en América Latina y otras regiones.

 

En 1964, los militares brasileños tomaron control del país con el apoyo de los Estados Unidos e impusieron una brutal dictadura de derecha. Freire estuvo entre las muchas personas arrestadas. Después de 70 días en prisión, fue liberado y obligado a abandonar el país.

 

Durante sus años de exilio continuó llevando a cabo su trabajo práctico en otros países de Latinoamérica, como Chile, donde escribió su libro más importante, Pedagogía del oprimido, y desarrolló programas de alfabetización de adultxs. También tuvo contacto significativo con las luchas por la independencia en África. Durante ese tiempo visitó Zambia, Tanzania, Guinea Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Angola y Cabo Verde. Se reunió con el Movimiento Popular por la Liberación de Angola (MPLA), con el Frente de Liberación de Mozambique y con el Partido Africano por la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC). Desarrolló programas de alfabetización de personas adultas en Guinea-Bissau, Tanzania y Angola.

 

Freire leyó extensamente sobre la colonización y sus efectos en el pueblo, incluyendo las obras de intelectuales revolucionarios africanos como Frantz Fanon y Amílcar Cabral. Él sentía una conexión especial con África y escribió que “como un hombre del noreste brasileño, estaba de alguna manera culturalmente ligado a África, especialmente a los países lo suficientemente desafortunados como para haber sido colonizados por Portugal”.

 

Freire fue también profundamente crítico del sistema capitalista, que explota y domina los cuerpos y las mentes de las personas oprimidas y es una fuerza poderosa que genera las condiciones materiales e ideológicas que dan forma a la dominación de la conciencia. Esta dominación —que por supuesto está entretejida con el racismo y el machismo— puede filtrarse en nuestro ser, en nuestras acciones y en la forma en que vemos el mundo. Freire sostenía que aprender a luchar para superar la dominación es un trabajo político difícil pero esencial, que requiere aprendizaje constante.

 

Tanto el énfasis de Freire en la importancia del diálogo como base para la conciencia crítica como su énfasis en el papel esencial de la lucha y la organización popular, se convierten en herramientas importantes en las luchas de base en Brasil en los años 70 y 80. En este período, en América Latina en general y en Brasil en particular, la educación popular se convirtió en sinónimo de movimientos populares que la utilizaron como su principal estrategia educativa, uniendo la práctica política y los procesos de aprendizaje.

 

En 1980 Freire regresó a Brasil, donde fue miembro activo del Partido de los Trabajadores. Cuando el partido ganó la alcaldía de São Paulo (una de las ciudades más grandes del mundo) en 1988, fue nombrado secretario de educación de la ciudad. Ocupó el cargo hasta 1991. Murió en 1997.

 

Pedagogía del oprimido

 

En 1968, mientras estaba en el exilio en Chile, Freire escribió Pedagogía del oprimido. Durante ese año hubo revueltas juveniles en varias partes del mundo. En Francia, donde la revuelta fue más intensa, muchxs jóvenes comenzaron a mirar el trabajo intelectual producido en las luchas armadas contra el colonialismo francés en Vietnam y en Argelia, incluyendo el trabajo de Fanon sobre la Revolución Argelina. Este giro hacia Fanon influyó en Freire también. En 1987 recordaba que: “Un joven que estaba en Santiago en una tarea política me dio el libro Los condenados de la tierra. Yo estaba escribiendo Pedagogía del oprimido y el libro estaba casi terminado cuando leí a Fanon. Tuve que reescribir el libro”. Freire fue profundamente influenciado por el humanismo radical de Fanon, sus ideas sobre el papel de los intelectuales universitarios en las luchas populares, y sus advertencias sobre cómo una élite entre las personas oprimidas podría convertirse a su vez en los nuevos opresores.

 

Freire escribiría muchos libros en los años venideros, pero Pedagogía del oprimido rápidamente se convirtió en un clásico revolucionario y ha seguido siéndolo. Este libro ha tenido un poderoso impacto en los movimientos populares en todo el mundo y sigue siendo la mejor introducción a las ideas de Freire.

 

En una charla en Durban en 1988, Neville Alexander —un intelectual radical importante en muchos campos, incluyendo la educación— explicó que: “para Freire, la diferencia decisiva entre los animales y los seres humanos consiste en la capacidad de los últimos para reflexionar directamente sobre sus actividades. Esta capacidad es, para él, el único atributo de la conciencia humana y de la existencia autoconsciente y es lo que permite que las personas cambien su situación”. En otras palabras, para Freire, todas las personas son capaces de pensar y el pensamiento crítico emprendido colectivamente es la base de la organización y la lucha.

 

Freire sostenía que la opresión deshumaniza a todo el mundo —tanto al oprimido como al opresor — y que las formas emancipadoras de política, es decir, las luchas de lxs oprimidxs por la libertad y la justicia, son en última instancia una demanda “por la afirmación de los hombres como personas”. Escribiría que “ahí radica la gran tarea humanística e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y a los opresores”.

 

Sin embargo, para Freire existe el peligro de que la persona que está oprimida y quiere liberarse pueda llegar a creer que, para lograrlo, debe ser como el opresor: “Su ideal es, realmente, ser hombres, pero para ellos, en la contradicción en que siempre estuvieron y cuya superación no tienen clara, equivale a ser opresores”[1]. Freire creía que la formación política durante una lucha es fundamental para ayudar a prevenir que entre las personas oprimidas se formen elites que se conviertan en nuevxs opresorxs, advirtiendo que “cuando la educación no es liberadora, el sueño de los oprimidos es ser el opresor”.

 

Para Freire, el punto de la libertad es permitir a todo el mundo ser plenamente humano, la lucha por la libertad debe acabar con todas las opresiones. Debe ser para la liberación de todxs en todas partes, no solo para algunos. No obstante, dijo, hay muchas razones diferentes por las que las personas oprimidas no siempre ven esto con claridad. A veces lxs oprimidxs no comprenden que están oprimidxs porque se les ha enseñado a creer que la forma en están las cosas es “normal” o es su culpa. Por ejemplo, se les enseña a creer que son pobres porque no tienen suficiente educación o que otros son ricos porque han trabajado más duro. A veces, se les enseña a culpar a otra cosa (como “la economía”) u otra persona (como “los extranjeros”) por su pobreza.

 

La verdadera liberación debe comenzar por ver claramente cómo son las cosas en realidad. Para Freire, esta es la razón por la que el cuestionamiento radical y colectivo, la discusión y aprendizaje son tan importantes. Argumentó que, al pensar cuidadosa y críticamente sobre cómo son realmente las cosas (nuestras vidas y experiencias reales), podremos llegar a ver la opresión con mayor precisión para poder luchar más efectivamente para ponerle fin.

 

La tarea política de fomentar el pensamiento crítico sobre nuestra situación no significa alentar a la gente simplemente a criticar todo; significa ir siempre más allá de lo que parecen las cosas, haciendo preguntas constantemente —especialmente preguntando ¿por qué?— para entender las causas fundamentales por las que las cosas son como son, especialmente las cosas que más nos importan. Hacer preguntas permite a las personas recurrir a su propia experiencia vivida y a sus propias ideas para encontrar respuestas a la pregunta de por qué se enfrentan a situaciones de opresión o injusticia. Esto es muy diferente de la educación tradicional, que trata de llenar las cabezas (¡aparentemente vacías!) de quienes aprenden con conocimiento que la o el poderoso profesor cree que necesitan. Freire escribió que “En la visión ‘bancaria’ de la educación, el ‘saber’, el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Donación que se basa en una de las manifestaciones instrumentales de la ideología de la opresión: la absolutización de la ignorancia, que constituye lo que llamamos alienación de la ignorancia, según la cual esta se encuentra siempre en el otro”. A este modelo de educación que asume que la o el profesor tiene todo el conocimiento y lxs estudiantes ninguno, lo denominó educación bancaria, porque se parece a una o un profesor depositando en una cuenta bancaria vacía. Freire escribió que:

 

Decirse comprometido con la liberación y no ser capaz de comulgar con el pueblo, a quien continúa considerando absolutamente ignorante, es un doloroso equívoco. Aproximarse a él y sentir, a cada paso, en cada duda, en cada expresión, una especie de temor, pretendiendo imponer su estatus, es mantener la nostalgia de su origen.

 

Esto es muy diferente de muchos programas de formación política organizados por ONG o pequeños grupos políticos sectarios, que asumen que las personas oprimidas son ignorantes e incapaces de pensar y que ellos llevarán el conocimiento a las personas. Freire argumentó que: “Del mismo modo, un liderazgo revolucionario que no sea dialógico con las masas, mantiene la ‘sombra’ del dominador dentro de sí y por tanto no es revolucionario, o está absolutamente equivocado y es presa de una sectarización indiscutiblemente mórbida”.

 

Freire también se dio cuenta de que las personas no pueden cambiar situaciones de injusticia y opresión solas. Esto significa que la lucha por la liberación tiene que ser colectiva. Sugirió que lo que llamó un “animador/a” podría ayudar. Un animador/a puede venir de fuera de la situación de vida de las personas pobres y oprimidas, pero juega un papel que ayuda a animar el pensamiento, la vida y la fuerza de las personas que están en esa situación. Un animador/a no trabaja para afirmar su propio poder sobre lxs oprimidxs, sino que trabaja para crear una comunidad de búsqueda en la que todas las personas puedan contribuir a desarrollar conocimiento y se pueda construir el poder democrático de lxs oprimidxs. Para hacerlo eficazmente se requiere humildad y amor, es crucial que la o el animador entre en las vidas y en el mundo de las personas pobres y oprimidas, y al hacerlo, entable un verdadero diálogo entre iguales.

 

Freire escribió:

 

El hombre radical, comprometido con la liberación de los hombres, no se deja prender en “círculos de seguridad” en los cuales aprisiona también la realidad. Por el contrario, es tanto más radical cuanto más se inserta en esta realidad para, a fin de conocerla mejor, transformarla mejor. No teme enfrentar, no teme escuchar, no teme el descubrimiento del mundo. No teme el encuentro con el pueblo. No teme el diálogo con él, de lo que resulta un saber cada vez mayor de ambos. No se siente dueño del tiempo, ni dueño de los hombres, ni liberador de los oprimidos. Se compromete con ellos, en el tiempo, para luchar con ellos por la liberación de ambos.

 

En un diálogo genuino, tanto la o el animador y quienes aprenden de entre lxs oprimidxs aportan algo al proceso. A través de este tipo de diálogo y de la reflexión colectiva, crítica y cuidadosa sobre la experiencia vivida, tanto quienes aprenden entre lxs oprimidxs como la o el animador se concientizan; en otras palabras, llegan a comprender realmente la naturaleza de la opresión. Pero, para Freire, no sirve solamente entender el mundo, “es necesario que la debilidad de los sin poder se transforme en una fuerza capaz de anunciar la justicia”.

 

Esta acción contra la opresión debe ir siempre unida a una cuidadosa reflexión sobre la acción y lo que ha sucedido como resultado de la acción. Acción y reflexión son parte de un ciclo de transformación constante que Freire, siguiendo a Marx, denominó “praxis”.

 

La importancia del pensamiento de Paulo Freire en Sudáfrica

 

Paulo Freire fue el teórico clave, si se quiere. Pero necesitábamos traer a Paulo Freire de Brasil al contexto sudafricano. No sabíamos nada de Brasil, por supuesto, con la excepción de lo que estábamos leyendo. No sé de ningún otro texto similar que pudiéramos haber utilizado en Sudáfrica en ese entonces como una forma de entender e involucrarnos en el contexto sudafricano.

 

Aunque Paulo Freire visitó muchos países en África, el Estado del apartheid no le habría permitido visitar Sudáfrica. Sin embargo, en sus libros habla de Sudáfrica y describe cómo lxs activistas sudafricanxs antiapartheid lo visitaron para conversar sobre su trabajo y lo que significaba en ese contexto. Muchos de los movimientos y organizaciones involucrados en la lucha contra el apartheid utilizaron el pensamiento y los métodos de Freire.

 

El Movimiento de Conciencia Negra

 

Aunque el Estado del apartheid prohibió Pedagogía del oprimido, circularon copias clandestinas. Para comienzos de la década de 1970, el trabajo de Paulo Freire ya había sido utilizado en Sudáfrica. Leslie Hadfield, una académica que ha escrito sobre el uso de la obra de Freire por el Movimiento de Conciencia Negra, sostiene que Pedagogía del oprimido llegó a Sudáfrica por primera vez a comienzos de los años 70 a través del University Christian Movement (UCM) [Movimiento Cristiano Universitario], que comenzó a desarrollar proyectos de alfabetización inspirados en Freire. El UCM trabajaba de cerca con la South African Students’ Organisation (SASO) [Organización de Estudiantes Sudafricanos], fundada en 1968 por Steve Biko, junto con otras figuras como Barney Pityana y Aubrey Mokoape. SASO fue la primera de una serie de organizaciones que juntas conformaron el Movimiento de Conciencia Negra (Black Consciousness Movement o BCM).

 

Ann Hope, una cristiana radical de Johannesburgo, y miembro de Grail, una organización cristiana de mujeres comprometidas con “un mundo transformado por el amor y la justicia”, conoció a Freire en la Universidad de Harvard en Boston en 1969 y lo vio de nuevo en Tanzania. Después de regresar a Sudáfrica en 1971, Biko le pidió que trabajara con lxs dirigentes de SASO durante seis meses con los métodos participativos del intelectual brasilero. Biko y otrxs catorce militantes recibieron capacitación en los métodos freireanos en talleres mensuales. Bennie Khoapa, uno de los principales líderes del BCM, recuerda que “Paulo Freire (…) causó una duradera impresión filosófica en Steve Biko”.

 

Entre estos talleres, lxs militantes hicieron investigación de base en las comunidades, como parte de un proceso de concientización. Barney Pityana recuerda:

 

Anne Hope dirigía lo que era esencialmente alfabetización, pero era una alfabetización de un tipo diferente porque era alfabetización de Paulo Freire, que realmente llevaba la experiencia humana a la forma de entender los conceptos. Se basaba en la experiencia y la comprensión de la vida cotidiana: qué impactos tiene en la mente, el aprendizaje y la comprensión que tenían.

 

Para algunos de nosotrxs, sospecho que fue la primera vez que nos cruzamos con Paulo Freire, para mí, ciertamente lo fue, pero Steve, Steve Biko era una persona de lecturas muy diversas, nosotrxs no sabíamos muchas de las cosas que Steve sabía. Así es que en sus lecturas se encontró con Pedagogía del oprimido de Paulo Freire y comenzó a aplicarla en su explicación del sistema de opresión en Sudáfrica.

 

Haciendo eco del argumento de Freire de que solo lxs oprimidxs pueden liberar a todo el mundo, el BCM enfatizó la importancia de que fueran personas negras quienes lideraran la lucha contra el apartheid. Freire había enfatizado que “sin un sentido de identidad, no puede haber lucha real”. Esto también resonaba con el BCM, que afirmaba una identidad negra fuerte y orgullosa contra la supremacía blanca.

 

El movimiento se basó directamente en Freire, ya que desarrolló un proceso constante de reflexión crítica como un proyecto continuo de concientización. Aubrey Mokoape, que había pasado por el Congreso Panafricanista (PAC) y se convirtió en un mentor mayor de lxs estudiantes que fundaron SASO, explica que el vínculo entre la Conciencia Negra y la concientización es claro:

 

La única forma de derrocar este gobierno es que las masas de nuestro pueblo entiendan lo que queremos hacer y se apropien del proceso, en otras palabras, se vuelvan conscientes de su posición en la sociedad, en otras palabras (…) que conecten los puntos, que entiendan que si no tienen dinero para pagar (…) las pensiones escolares de sus hijos, los estudios de medicina, si no tienen vivienda adecuada, si tienen transporte deficiente; todas estas cosas forman un solo continuum; todas esas cosas están realmente conectadas. Están insertas en el sistema, la posición de ellos en la sociedad no es aislada sino sistémica.

 

La Iglesia

 

En 1972, Biko y Bokwe Mafuna (que habían sido parte de la capacitación en métodos freireanos) fueron contratados por Bennie Khoapa como oficiales de campo. Khoapa era el director del South African Council of Churches (SACC) [Consejo de Iglesias de Sudáfrica] y de Christian Institute’s Black Community Projects (BCP) [Proyectos de la Comunidad Negra, del Instituto Cristiano] y también había recibido capacitación en métodos freireanos. El trabajo del BCP estaba fuertemente influenciado por Freire. Tanto el BCM como las Iglesias Cristianas en Sudáfrica se basaban en la teología de la liberación, una escuela de pensamiento radical que había influenciado a Freire y a la que él también había contribuido. Rubin Phillip, que fue elegido vicepresidente de SASO en 1972 y se convertiría en arzobispo anglicano, explica que:

 

Paulo Freire es considerado uno de los fundadores de la teología de la liberación. Era un cristiano que vivió su fe de una forma liberadora. Paulo colocó a lxs pobres y oprimidxs en el centro de su método, lo que es importante en el concepto de opción preferencial por los pobres, la marca registrada de la teología de la liberación.

 

En Sudáfrica, las ideas extraídas de la teología de la liberación eran —junto con la teología de la liberación negra desarrollada por James H. Cone en Estados Unidos— una influencia poderosa en varias corrientes de lucha. El obispo Rubin recuerda que:

 

La única cosa que saqué de nuestra conversación fue una necesidad de ser pensadores críticos (…) Los teólogos de la liberación dicen que la teología, como la educación, debe ser para la liberación, no para la domesticación. La religión nos ha hecho serviles, nos ha hecho perezosos para usar nuestras facultades críticas y conectar el conocimiento con nuestra realidad cotidiana. Entonces, la educación para él es sobre (…) una forma de vida crítica y sobre la conexión del conocimiento con la forma en que vivimos.

 

El movimiento de trabajadorxs

 

El Movimiento de Conciencia Negra incluía organizaciones de trabajadorxs como el Proyecto de Trabajadorxs Negrxs, un proyecto conjunto entre el BCM y SASO. El movimiento de trabajadorxs también estaba influenciado por las ideas de Freire a través de proyectos de educación de trabajadorxs que comenzaron en los años 70. Uno de ellos era el Urban Training Programme (UTP) [Programa de Capacitación Urbana], que empleaba la metodología “ver – juzgar – actuar” de Young Christian Workers [Juventud Obrera Cristiana], que a su vez había influenciado el pensamiento y la metodología del pensador brasilero. El UTP usaba este método para fomentar que lxs trabajadorxs reflexionen sobre sus experiencias cotidianas, piensen lo que podrían hacer respecto de su situación y después actúen para cambiar el mundo. Otros proyectos de educación de trabajadorxs fueron iniciados por estudiantes de izquierda en y alrededor de la National Union of South African Students (NUSAS) [Unión Nacional de Estudiantes Sudafricanos]. SASO se había separado de NUSAS en 1968, pero esta última, aunque mayoritariamente blanca, era una organización conscientemente antiapartheid que también estaba influenciada por Freire, principalmente a través de miembros que también formaban parte de la UCM.

 

Durante la década de 1970, se establecieron comisiones salariales en la Universidad de Natal, la Universidad de Witwatersrand y la Universidad de Ciudad del Cabo. Utilizando los recursos de las universidades y de algunos sindicatos progresistas, las comisiones contribuyeron a establecer estructuras que llevaron a la formación de la Western Province Workers’ Advice Bureau (WPWAB) [Oficina de Asesoramiento a los Trabajadores de la Provincia Occidental] en Ciudad del Cabo, el General Factory Workers’ Benefit Fund (GFWBF) [Fondo General de Beneficios de lxs Trabajadorxs de Fábrica] en Durban, y la Industrial Aid Society (IAS) [Sociedad de Ayuda Industrial] en Johannesburgo. Varios estudiantes de izquierda apoyaban estas iniciativas, así como otros sindicalistas mayores, como Harriet Bolton en Durban. También en esa ciudad, Rick Turner, un académico radical cuyo estilo de enseñanza fue influenciado por Freire, se convirtió en una figura influyente entre una serie de estudiantes. Turner estaba comprometido con un futuro basado en la democracia participativa y muchos de sus estudiantes se convirtieron en militantes comprometidos.

 

David Hemson, un participante de este ambiente, señala:

 

Dos cerebros en particular trabajaban, el uno (Turner) en una casa de madera y hierro en Bellair, y el otro (Biko) en la sombra de la apestosa y ruidosa refinería de petróleo de Wentworth en la residencia Alan Taylor. Ambos se convertirían en amigos íntimos y ambos morirían a manos de los aparatos de seguridad del apartheid después de ráfagas de escritura enérgica y compromiso político. Ambos fueron influenciados por Pedagogía del oprimido de Paulo Freire, y esas ideas y conceptos fueron inculcados y entretejidos en sus escritos que luchaban por la libertad.

 

Omar Bashda fue uno de los estudiantes cercanos a Turner y participó en la creación del Institute for Industrial Education (IIE) [Instituto de Educación Industrial]. Bashda recuerda que:

 

Rick Turner estaba muy interesado en la educación, y como cualquier intelectual comenzamos a leer, y uno de los textos que leímos fue el libro de Paulo Freire que había salido hace poco en ese tiempo. Y ese libro resonó con nosotros en el sentido de que había ideas valiosas sobre la enseñanza y una forma afirmativa de enseñar, tomando en cuenta la audiencia y cómo relacionarse con ella.

 

En enero de 1973, lxs trabajadorxs de todo Durban se declararon en huelga, un evento que ahora se considera como un punto de inflexión en la organización de lxs trabajadorxs y la resistencia al apartheid. Hemson recuerda:

 

Desde el amanecer, brotaron de los hostales estilo cuarteles de Coronation Bricks, de los extensos molinos textiles de Pinetown, de los recintos municipales, de las grandes fábricas, molinos y plantas y de la planta procesadora de té Five Roses. Lxs oprimidxs y explotadxs se levantaron y golpearon a sus patrones y a su régimen. Solo en grupo —los piquetes reunidos, las reuniones masivas de huelguistas sin líderes, las reuniones de trabajadorxs bloqueadxs— la expresión individual tenía confianza. El sólido orden del apartheid se resquebrajó y nacieron nuevas libertades. Los nuevos conceptos tomaron forma humana: el tejedor se convirtió en delegado sindical, una masa organizada superó a lxs no organizadxs, el capacitador textil se convirtió en un sindicalista dedicado, el tímido anciano en un renacido veterano del Congreso, un barrendero en un trabajador general determinado.

 

Después del momento de Durban

 

El período en Durban antes y durante las huelgas de 1973 vino a ser conocido como el momento de Durban. Con Biko y Turner como sus dos figuras carismáticas, fue un momento de una importante creatividad política que sentó las bases para gran parte de la lucha por venir.

 

Pero en marzo de 1973, el Estado proscribió a Biko y a Turner junto con varios líderes de BCM y de NUSAS, incluyendo a Rubin Phillip. Pese a ello, en la medida que se creaban sindicatos tras las huelgas, varios intelectuales con formación universitaria, a menudo influenciados por Freire, comenzaron a trabajar en y con los sindicatos, que avanzaron rápidamente. En 1976, la revuelta de Soweto, que fue directamente influenciada por el Movimiento de Conciencia Negra, abrió un nuevo capítulo en la lucha y desplazó el centro de la contienda a Johannesburgo.

 

Biko fue asesinado en custodia policial en 1977, después de lo cual las organizaciones del Movimiento de Conciencia Negra fueron prohibidas. Al año siguiente, Turner fue asesinado.

 

En 1979, varios sindicatos se unieron en la Federation of South African Trade Unions (FOSATU) [Federación de Sindicatos de Sudáfrica] que, en el espíritu del momento de Durban, estaba firmemente comprometida con el control democrático de lxs trabajadorxs en los sindicatos y en las fábricas, así como con el empoderamiento político de lxs delegadxs sindicales.

 

En 1983 se formó el United Democratic Front (UDF) [Frente Democrático Unido] en Ciudad del Cabo. Reunía a organizaciones comunitarias de base de todo el país, comprometidas con prácticas democráticas de abajo hacia arriba en el presente y una visión de un futuro radicalmente democrático después del apartheid. A mediados de la década de 1980, millones de personas se movilizaban a través del UDF y del movimiento sindical, que se federó en el Congress of South African Trade Unions (COSATU) [Congreso de Sindicatos Sudafricanos], alineado con el partido African National Congress (ANC) [Congreso Nacional Africano] en 1985.

 

A lo largo de este período, las ideas freireanas absorbidas y desarrolladas en el momento de Durban fueron a menudo centrales para pensar sobre la formación y la praxis políticas. Anne Hope y Sally Timmel escribieron Training for Transformation [Capacitación para la transformación, en traducción libre], un libro de texto en tres volúmenes que tenía por objeto aplicar los métodos de Freire para desarrollar una praxis radical en el contexto de las luchas de emancipación en África meridional. El primer volumen se publicó en Zimbabue en 1984. Fue prohibido rápidamente en Sudáfrica, pero circuló ampliamente de forma clandestina. Training for Transformation se utilizó en el trabajo de formación política tanto en el movimiento sindical como en las luchas de base reunidas en el UDF.

 

Salim Vallly, un activista y académico, recuerda que “los grupos de alfabetización de los años 80, algunos grupos preescolares, movimientos de educación de trabajadorxs y de educación popular, fueron profundamente influenciados por Freire”. El South African Committee for Higher Education (SACHED) [Comité Sudafricano de Educación Superior] también llegó a estar fuertemente influenciado por Freire. Este Comité —formado por primera vez en 1959, en oposición a la aplicación de la segregación en las universidades por parte del Estado del apartheid— prestó apoyo educativo a los sindicatos y movimientos de base en la década de 1980. Vally señala que “Neville Alexander siempre hablaba de Freire en SACHED —él era el director de Ciudad del Cabo— y en otros círculos de educación en los que participaba. John Samuels, el director nacional de SACHED, se reunió con Freire en Ginebra”.

 

Desde 1986, la idea de poder popular se volvió muy importante en las luchas populares, pero las prácticas y la comprensión de lo que esto significaba variaban mucho. Algunxs veían al pueblo como un ariete abriendo el camino para que el ANC regresara del exilio y de la clandestinidad y se apoderara de la sociedad. Otrxs pensaban que la construcción de prácticas y estructuras democráticas en los sindicatos y las organizaciones comunitarias marcaba el comienzo del trabajo necesario para construir un futuro post-apartheid, en el que la democracia participativa estaría profundamente arraigada en la vida cotidiana: en los lugares de trabajo, las comunidades, las escuelas, las universidades, etc. Esto era lo que quería decir el lema sindical “construyendo el futuro hoy”.

 

Aunque hubo fuertes corrientes freireanas en este período, se debilitaron significativamente por la militarización de la política a finales de los años 80, y más aún cuando se levantó la prohibición del ANC en 1990. El regreso del ANC del exilio y la clandestinidad llevó a una desmovilización deliberada de las luchas comunitarias y la subordinación directa del movimiento sindical a la autoridad del ANC. La situación no era diferente a la descrita por Fanon en Los condenados de la tierra:

 

El partido, actualmente, tiene como misión hacer llegar al pueblo las instrucciones que emanan de la cima. Ya no existe ese ir y venir fecundo de la base a la cima y de la cima a la base, que funda y garantiza la democracia en un partido. Por el contrario, el partido se ha constituido en pantalla entre las masas y la dirección.

 

Paulo Freire hoy

 

Las ideas freireanas continuaron prosperando después del apartheid en algunas de las fisuras del nuevo orden. Por ejemplo, en los primeros años de la exención democrática, el Durban Worker’s College [Colegio de Trabajadores de Durban], un proyecto de educación de los sindicatos, incluyó a algunos profesores comprometidos con los métodos freireanos. Mabogo More, un filósofo con antecedentes en el Movimiento de Conciencia Negra, era uno de estos profesores. More recuerda que conoció a Freire cuando era estudiante en La Universidad del Norte (también conocida como “Turfloop”) en la década de 1970 “a través del concepto de concientización de SASO, utilizado durante los cursos de formación de invierno que organizaban. Después, S’bu Ndebele, bibliotecario de Turfloop en ese entonces, pasó de contrabando una copia de Pedagogía del oprimido, que junto con Los condenados de la tierra de Frantz Fanon, leímos subrepticiamente en tanto estudiantes concientizados”.

 

En 1994, More pudo asistir a una presentación de Freire en la Universidad de Harvard en Estados Unidos, sobre la que dijo: “la ponencia de Freire fue fascinante y me ayudó a dar forma a mi práctica de enseñanza alineada con los preceptos articulados en Pedagogía del oprimido”.

 

Actualmente, una serie de organizaciones sigue comprometida con los métodos freireanos, como el Umtapo Centre en Durban. El Centro comenzó en esa ciudad en 1986 como respuesta al aumento de la violencia política en las comunidades negras. Tiene raíces en el Movimiento de Conciencia Negra y su trabajo está basado explícitamente en la metodología de Freire.

 

Otra organización que utiliza las ideas de Freire es Church Land Programme (CLP) [Programa de Tierra de la Iglesia] en Pietermaritzburg, que tiene sus raíces en la tradición de la teología de la liberación y está estrechamente vinculada al obispo Rubin, Abahlali baseMjondolo y otras organizaciones y luchas de base. El CLP fue establecido en 1996 como respuesta al proceso de reforma agraria que se estaba llevando a cabo en Sudáfrica y se convirtió en una organización independiente en 1997. A principios de la década de 2000, el CLP se dio cuenta de que la lucha contra el apartheid no había llevado al fin de la opresión, que el programa de reforma agraria del Estado no estaba tomando una dirección emancipadora y que su propio trabajo no estaba ayudando a terminar con la opresión. Por lo tanto, el CLP decidió incorporar la idea de animación de Freire y solidarizarse con las nuevas luchas.

 

Zodwa Nsibande, un animador de CLP, señaló:

 

En nuestras vinculaciones, dejamos que la gente piense porque no queremos apoderarnos de su agencia. Hacemos preguntas exploratorias para que las personas piensen sobre sus experiencias vividas. Abrazamos el pensamiento de Paulo Freire cuando dice que “la educación cuestionadora afirma a mujeres y hombres en el proceso de ser”. Cuando nos involucramos con las comunidades usando metodologías de planteamiento de problemas, buscamos darles su poder. Sibabuyisele isithunzi sabo, ngoba sikholwa ukuthi ngenkathi umcindezeli ecindezela ususa isthunzi somcindezelwa. Thina sibuyisela isithunzi somcindezelwa esisuswa yisihluku sokucindezelwa [Devolvemos su dignidad, pues creemos que cuando el opresor oprime, se lleva la dignidad de lxs oprimidxs. Restauramos la dignidad de lxs oprimidxs que se lleva la crueldad de la opresión].

 

En los últimos años, conexiones con el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) de Brasil han revitalizado la potencia de las ideas de Freire en Sudáfrica. Formado en 1984, el MST ha movilizado a millones de personas y organizado miles de ocupaciones de tierras improductivas. La organización ha establecido relaciones estrechas con National Union of Metalworkers in South Africa (NUMSA) [Sindicato Nacional de Trabajadores Metalúrgicos de Sudáfrica], el mayor sindicato de Sudáfrica, y con Abahlali baseMjondolo, el mayor movimiento popular del país. Esto ha significado que varixs militantes de NUMSA y Abahlali baseMjondolo han podido participar en cursos de la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), la escuela de formación política del MST.

 

Existen conexiones directas entre las experiencias de lxs militantes en la ENFF y el establecimiento de escuelas de formación política en Sudáfrica, como la Escuela Política Frantz Fanon, construida y dirigida por Abahlali baseMjondolo en la ocupación eKhenana, en Durban.

 

Vuyolwethu Toli, el oficial regional de educación de NUMSA JC Bez, señaló:

 

Los sistemas escolares en Sudáfrica y en todo el mundo utilizan el método bancario de educación, en el que no hay procesos de aprendizaje recíprocos o mutuos. El profesor o quien sea que esté facilitando, se posiciona como el diseminador de conocimiento dominante y se ve a sí mismo como teniendo el monopolio de la sabiduría. Como compañeros responsables por la educación popular en el sindicato, nosotros no operamos así. Nos aseguramos de que haya una producción de conocimiento colectiva y que todas las sesiones están informadas por las experiencias vividas de lxs trabajadorxs. Nuestro punto de partida es que el conocimiento de la o el trabajador informa el contenido y no al revés. No creemos en el método bancario de educación.

 

Las ideas de Freire, primero generadas en Brasil, han influido en luchas de todo el mundo. Casi 50 años después de que intelectuales y movimientos en Sudáfrica empezaran a adoptarlas, permanecen relevantes y poderosas. El trabajo de concientización es un compromiso permanente, una forma de vida. Como dijo Aubrey Mokoape: “la conciencia no tiene fin. Y la conciencia no tiene un verdadero comienzo”.

 

Agradecimientos

 

La investigación presentada en este dossier y su redacción fueron realizadas por Zamalotshwa Sefatsa.

 

Queremos agradecer a las siguientes personas que fueron entrevistadas: Omar Badsha, Judy Favish, David Hemson, Aubrey Mokoape, Mabogo More, Zodwa Nsibande, David Ntseng, John Pampallis, Bishop Rubin Phillip, Barney Pityana, Patricia (Pat) Horn, Vuyolwethu Toli, Salim Vally, y S’bu Zikode.

 

También queremos agradecer a las siguientes organizaciones por contribuir con la investigación: Abahlali baseMjondolo, The Church Land Programme, Levante Popular da Juventude, The National Union of Metalworkers of South Africa [Sindicato Nacional de Metalúrgicos de Sudáfrica], Escuela Nacional Paulo Freire, y The Umtapo Centre.

 

Así mismo, queremos agradecer a Anne Harley, cuyo trabajo pionero sobre las ideas de Freire en Sudáfrica abrió las puertas para gran parte del trabajo realizado aquí, y que además nos brindó su generoso apoyo en la producción de este dossier.

 

Lecturas adicionales

 

Biko, Steve. I Write What I Like. Johannesburg: Raven Press, 1996.

 

Friedman, Steven. Building Tomorrow Today: African Workers in Trade Unions, 1970-1984. Johannesburg: Ravan Press, 1987.

 

Fanon, Frantz. Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica, 1965.

 

Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI, 1970.

 

Freire, Paulo y Pereira Macedo, Donaldo. (1987). Alfabetização: leitura do mundo, leitura da palavra. Paz e Terra, 1990.

 

Hadfield, Leslie. Liberation and Development: Black Consciousness Community Programs in South Africa. East Lansing: Michigan State University Press, 1996.

 

Macqueen, Ian. Black Consciousness and Progressive Movements under Apartheid. Pietermaritzburg: University of KwaZulu-Natal Press, 2008.

 

Magaziner, Dan. The Law and the Prophets: Black Consciousness in South Africa, 1968-1977. Johannesburg: Jacana, 2008.

 

More, Mabogo. Philosophy, Identity and Liberation. Pretoria: HSRC Press, 2017.

 

Pityana, Barney; Ramphele, Mamphele; Mpumlwana, Malusi and Wilson, Lindy (Eds.) Bounds of Possibility: The Legacy of Steve Biko & Black Consciousness. David Philip, Cape Town, 2006.

 

Turner, Rick. The Eye of the Needle: Towards Participatory Democracy in South Africa. Johannesburg: Ravan Press, 1980.

 

https://www.thetricontinental.org/es/dossier-34-paulo-freire-y-sudafrica/

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/209722
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