Pandemia, ambiente y futuro

12/06/2020
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Pareciera, pero no es; la realidad, una vez más, ha superado a la ficción: que la tercera parte de la humanidad se encuentre bajo confinamiento obligatorio es una distopía; más que distopía orwelliana, cada vez con mayores evidencias, pareciera ser la teleología del capitalismo.

 

Y se sigue aguardando que los líderes mundiales y regionales mencionen la idea que subyace a estas reflexiones: no es el virus, es la crisis civilizatoria socio-ambiental la que ha generado este nuevo principio de incertidumbre, con principio, aunque sin final.

 

Claro, se continúa con una visión tecno-lógica a la que, en forma excluyente, se le asigna la capacidad de aportar a la solución a estos días aciagos. No es una cuestión semántica, pero lo que está en el centro de la actual crisis, es la supervivencia de la especie. Lejos de las concepciones apocalípticas, el hecho de que quienes toman las decisiones omitan tamaña premisa no es casual, sino parte constitutiva del positivismo del crecimiento infinito, que creen, poder jugar por siempre.

 

El grito de la tierra muestra que la pausa en el sistema, basado en la secuencia extractivismo-productivismo-consumismo, es el camino hacia una verdadera sustentabilidad o como concibe Eduardo Gudynas, una sustentabilidad superfuerte (1): la brutal reducción de los gases de efecto invernadero será la más espectacular desde la revolución industrial.

 

Como señaló Paul Krugman, Premio Nobel de Economía: “¿Para qué sirve aumentar el PBI si te mata?”(2). No hay binarismos posibles, es la salud socio-ambiental lo que se juega.

 

Mientras tanto, el juego geopolítico, corre vertiginosamente hacia la búsqueda de la vacuna sin mencionar las condiciones que posibilitaron la coyuntura pandémica.

 

Se ha identificado ostensiblemente que, (3) la destrucción de los hábitats naturales, deforestación mediante, el tráfico de fauna a escala global, el cambio climático global y la urbanización producto de la globalización depredadora fueron construyendo las condiciones de posibilidad para el actual escenario. Y se obstinan en omitirlas.

 

La transformación verdadera se construirá cuando comprendamos que además de ser interdependientes, somos eco-dependientes, cual precisa observación de Maristella Svampa (4): lejos del juego de palabras, decididamente, es el crucial cambio filosófico el que debería asistirnos como civilización, incorporando la pertenencia a la Pacha como inherente a la nueva etapa del urgente por-venir que ya, ha llegado.

 

La Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNCTAD) propuso liberar 2,5 billones de dólares para programas sanitarios y de emergencia en los países en desarrollo, “solicitando abstenciones de pago de servicio de la deuda pública externa para liberar recursos” (5). Éste puede ser el camino para la reformulación de las relaciones norte-sur a partir de un pacto global de justicia socio-ambiental y radicalidad democrática, en perspectivas de un nuevo orden internacional.

 

La política internacional de los que diseñaron el actual orden mundial tiene la histórica oportunidad de reparar y aceptar, haciendo, otro mundo. Otro mundo donde quepan todos los ambientes.

 

Notas

 

  1. http://accionyreaccion.com/la-sustentabilidad-superfuerte-y-la-naturaleza/

  2. https://www.pagina12.com.ar/269100-paul-krugman-de-que-sirve-aumentar-el-pib-si-te-mata

  3. https://www.lavaca.org/notas/cinco-formas-en-las-que-transformando-el-ambiente-creamos-una-pandemia/

  4. https://nuso.org/articulo/reflexiones-para-un-mundo-post-coronavirus/

  5. https://unctad.org/es/paginas/PressRelease.aspx?OriginalVersionID=551

 

Mg. Claudio L. Tomas

Observatorio del SUR-UNR, Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/207200
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