Nuevo escenario para la reforma constitucional
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El 23 de diciembre de 2019, se firma el “Memorando de Entendimiento entre el Ministerio de la Presidencia y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para el Diseño y Desarrollo del Dialogo para la Reforma Constitucional.” Ese mismo día el Concejo de Gabinete emite la Resolución para el retiro de la propuesta de reformas a la constitución de la Asamblea Nacional.
El Memorado de Entendimiento tiene el objetivo de formular “una propuesta de Reformas Constitucionales caracterizada por un amplio dialogo nacional”. Para lograr el objetivo se crearán las mesas provinciales, comarcales y la nacional. Habrá una Comisión de Expertos (redactores) y otra de Garantes (vigilantes). Los miembros de estas Comisiones serán seleccionadas “luego de un proceso científico de investigación cualitativa y cuantitativa, la idoneidad de sus perfiles será clave para pertenecer a los espacios.” Por último, habrá una Coordinación Central (Ejecutivo-PNUD).
Los resultados del diálogo se clasificarán en: 1) Las que puedan ser materia de Reformas Constitucionales, 2) Aquellas que representan iniciativas de Políticas Públicas y 3) Las propuestas que representen Principios Democráticos.
El año 2020 inicia con una nueva fase de la polémica sobre la reforma constitucional, se inicia nuevamente desde cero dejando al margen la metodología institucional que implemento la Asamblea Nacional. Según el Presidente Cortizo este nuevo escenario será un diálogo amplio, inclusivo y participativo de toda la sociedad panameña. Sin embargo, además de estas características se señala que los temas que se abordarán tendrán relación directa con la reforma de los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).
Más claro no puede estar el agua del río. Todo lo que no sea susceptible de atención constitucional -los tres poderes del Estado- serán considerados en las otras dos clasificaciones. Sobre este aspecto surgen dudas.
En el mes de noviembre de 2019, el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) publicó su Encuesta sobre las reformas constitucionales. En dicha encuesta frente a la pregunta “¿Qué cree que debería ser lo más importante en la reforma constitucional?, el 39.9% de los encuestados eligió la respuesta “defender a los pobres”. En la submuestra de (la provincia del) Darién y comarcas (indígenas), el porcentaje es del 44.5%.” En este mismo informe se señala que no se tiene claro el significado de defender a los pobres. Empero, lo que queda claro es la idea que tiene la población panameña sobre la reforma constitucional: que se garantice sus derechos económicos y sociales. Todo parece indicar que estas preocupaciones quedarán marginadas.
¿Será posible que las inquietudes económicas y sociales de los panameños/as queden plasmadas en la reforma constitucional? ¿Existe el interés de incorporarlo? El 26 de diciembre de 2019 el Presidente Cortizo afirmó que habrá “cero privatización” del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN) y la Caja de Seguro Social (CSS), adelantándose a las críticas latentes sobre el compromiso del gobierno nacional con los organismos financieros internacionales de profundizar el neoliberalismo. Con esta afirmación se reconoce las preocupaciones que tiene el pueblo sobre su bienestar y futuro socioeconómico. ¿Será posible que las preocupaciones socioeconómicas de la población sean consideradas en la reforma constitucional?
Varias voces desde el campo popular han levantado críticas y señalado la poca credibilidad que tiene el facilitador del dialogo. Al PNUD se le señala como cómplice de la destrucción de la solidaridad en la Caja de Seguridad Social durante el diálogo que se desarrolló sobre el tema (2005). Responsable de un diálogo sobre la represa de Barro Blanco (territorio indígena Ngäbe Buglé) que fue beneficioso para la empresa propietaria de la obra (2015).
El retiro de la propuesta de reformas a la constitución impulsada por los diputados en la Asamblea Nacional es una victoria de la movilización juvenil, magisterial y del pueblo. Sin embargo, la pregunta siempre fue que pasaría si se retiraba la propuesta. Estamos frente al hecho consumado y una propuesta desde el poder.
Para el movimiento popular y social panameño la pregunta sería: ¿Cuáles serían las tareas que tendrían que definirse en estos momentos? Para lograr una respuesta acertada a esta pregunta, es necesario abrir de manera inmediata el tiempo de reflexión y debate sobre este nuevo momento para formular propuestas, definir la estrategia conjunta y los consensos organizativos para la acción.