¿Qué representará en el corto tiempo el gobierno de transición?, ¿será asumido como suyo este gobierno por toda la oposición cívica, política, regional, sectorial? ¿En la estructura del Ejecutivo todos tienen su cuota política de poder, unos con mayor incidencia que otros, algunos más decorativos, pero todos tienen lo suyo? Por esta forma de distribución del poder ¿es el gobierno de toda la oposición? Es decir, ¿en este momento todos son oficialistas? Estas y otras interrogantes pueden circular a medida que pase el tiempo e ingresemos en el clima electoral propiamente dicho.

En la movilización, todos contra Evo, pero sin Evo todos sienten la legitimidad de ser el sucesor y abanderado de la renuncia del exPresidente. Con la convocatoria a nuevas elecciones se podrá ver la composición política de todas las oposiciones hoy oficialistas, sus propias ambiciones, pero también el nivel de distancia que tomarán unos y otros con el gobierno de “transición”.

Carlos Mesa en la última etapa electoral logró utilizar muy bien los tiempos, con la consigna de “voto útil”, el apoyo de Doria Medina, Tuto Quiroga y Juan de Granado; y la falta de liderazgo político de Oscar Ortiz y Rubén Costas en Santa Cruz con los Demócratas, concentró una importante votación, la más alta de toda oposición desde el 2005.

Pero esa era la coyuntura con Evo Presidente-Candidato, hoy es otro escenario. No participarán candidatos que pesaron menos que una mosca, pero candidatos que creen tener caudal electoral propia sí lo harán. El Candidato Chi se presentará porque cree que el voto es suyo y no así del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Mesa-Pedraza lucharán por recuperar la votación obtenida, Camacho y Pumari por separado, lucharán por convertir en voto las movilizaciones. Doria Medina y los Demócratas buscarán algún espacio en las fórmulas en disputa, solos no tienen posibilidades, pero lo que sí es claro es que no quieren estar ausentes de la próxima disputa electoral y en lo posible del poder político.

En esta lógica política, este gobierno de transición que hoy es signo de unidad de todas las oposiciones, puede ser el tema de distanciamiento en el corto tiempo por el efecto en materia de derechos humanos (muertes, heridos, detenciones, el Decreto Supremo que autoriza a las FFAA a reprimir, tener impunidad por las muertes y el Decreto de financiamiento a la represión con 5 millones de dólares). Las consecuencias económicas de la demanda de nivelación salarial y de jubilación a los policías para el Tesoro General de la Nación, que además genera un clima de demanda de otros sectores con la misma solicitud en el corto plazo, inviabilizará la economía boliviana y el próximo gobierno tendrá que administrar la crisis económica, déficit económico, inflación, conflicto político que le está organizando este gobierno de transición.

No habrá una nueva composición política que dé origen al nuevo sistema de partidos políticos, las organizaciones están girando en la eventualidad de la coyuntura política-electoral, al igual que de los resultados del referéndum del 21F, todos intentarán su apropiación como caudal político. Su eje discursivo tiene la misma connotación, que en síntesis es una auto-reivindicación de su derecho a tener la autoría y paternidad de la renuncia de Evo. Ya cumplieron su objetivo inicial, derrocar al Presidente Evo.

Lo que sí es seguro, habrá una modificación sustancial en la configuración política en Santa Cruz. Rubén Costas y los Demócratas cedieron su caudal acumulado en 14 años a favor de Luis Fernando Camacho, pero también emergerán otros que reclamen su espacio de poder político interno. Ahora la derecha y centro derecha camba ya no tienen un eje de articulación y unidad interna, hoy se disputan ese liderazgo y la titularidad departamental y cívica.

Aparentemente con la transición se resolvió la crisis, pero en realidad hay una pausa en la disputa por el poder y las vertientes en disputa pueden hacer renacer una crisis que no tenga solución en el mediano tiempo.