El día en que comenzaron los debates para las elecciones presidenciales

26/09/2019
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Foto: Fernando del Corro
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El 26 de septiembre de 1960, en Chicago, Estados Unidos de América, se desarrolló el primer debate entre candidatos a una próxima elección política. Se trató de una disputa entre los postulantes presidenciales John Fitzgerald Kennedy, por el Partido Demócrata, y el entonces vicepresidente Richard Milhaus Nixon, por el Partido Republicano.

 

Ese debate que se llevó a cabo en los estudios de la cadena CBS marcó un hito en la historia política moderna. Hoy, frente a las inminentes elecciones presidenciales en la Argentina aún no está claro si habrá un debate entre los candidatos que superaron las PASO con vistas a la realización de las mismas el próximo 27 de octubre pero la cuestión genera mucho interés.

 

Dicho debate, el primero en la historia política mundial, también fue el primero en esa campaña por cuanto el futuro ganador, Kennedy, y Nixon volvieron a confrontarse otras tres veces haciendo conocer sus propuestas a los setenta millones de votantes estadounidenses que ese día se sentaron frente a sus televisores para observarlos.

 

Si bien los debates fueron cuatro, ese primero marcó la cancha para los otros tres. Contaron algunos de aquellos setenta millones que la cuestión no fue solamente escuchar a ambos postulantes sino que resultó fundamental observarlos ya que ello resultó determinante para terminar volcando muchísimos votos en favor de Kennedy.

 

El candidato demócrata, que contaba con apenas 43 años, se ocupó de mostrarse como alguien que, además de sus propuestas, era capaz de llevarlas adelante y para ello se preparó de manera de presentar una imagen convincente, de persona segura e ilustrada para lo cual se preparó convenientemente con un equipo de colaboradores.

 

Durante esa preparación recopiló mucha información acerca de temas muy diversos como para mostrarse al tanto de la realidad del país y de las necesidades de su pueblo pero también hizo que desde su equipo se le realizasen preguntas incómodas y se estudiasen los gestos más adecuados para mostrarse convincente en las respuestas.

 

Como remate Kennedy esa tarde durmió la siesta. Quería estar fresco de mente y de buen semblante fresco frente a quienes lo iban a escuchar pero también a ver. Así fue como llegó en las mejores condiciones y pudo cumplir con el papel que había pretendido desempeñar para ganarse la voluntad de los próximos sufragantes.

 

 

Quienes posteriormente comentaron dicho debate inaugural señalaron que el candidato opositor era la contracara de Richard Nixon quién mostró una imagen poco agradable ya que estaba pálido, con sudor en su frente y una mirada esquiva, una boca reseca y transmitía una sensación de mucho nerviosismo. Es decir, no transmitía confianza.

 

Claro que el entonces vicepresidente no había llegado al debate en las mejores condiciones físicas ya que en los días previos al mismo había estado internado y durante el desarrollo del encuentro televisado aún tenía unas líneas de fiebre. Era evidente que la campaña electoral le resultaba en extremo agotadora y que esas eran las consecuencias.

 

Quienes han escrito sobre todo ello sostuvieron en su momento que ese primer debate definió la elección. Si bien todo transcurrió de una manera amable, sin agresiones, Kennedy se mostró ante los ciudadanos como alguien más preparado y resuelto que su adversario de turno y el 8 de noviembre, con una exigua diferencia de 100.000 votos, se convirtió en el presidente electo.

 

Cuentan que Nixon cuando llegó a la CBS no quiso maquillarse e iba vestido con un traje gris que le daba una imagen apagada. En cambio Kennedy, que había estado tomando sol en los días previos, se dejó maquillar y concurrió vestido elegantemente. El joven Kennedy supo, así, ganar la nueva batalla de la televisión.

 

“El 26 de septiembre de 1980 la política cambió para siempre. Nada volvería ser igual después de aquel primer debate entre Nixon y Kennedy”, escribió Daniel Ureña, director de la consultora española MAS Consulting, cuando en 2008 se aproximaba el debate entre Barack Hussein Obama y John Sidney McCain y ya se sabía de la importancia de la “caja tonta”.

 

26/09/2019

 

https://www.alainet.org/es/articulo/202343
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