El problema no es Trump

14/08/2019
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Los calificativos negativos a las palabras y actuaciones del presidente de Estados Unidos son casi innumerables y en su propio país. Hasta los obispos católicos lo van cuestionando duramente… Y se nos quiere hacer creer que tiene 67% de opción favorable para una nueva candidatura a la próxima presidencia del país. La cuestión principal es preguntarnos: ¿Cómo es posible que un tal presidente haya podido ser elegido y se mantenga sin mayores problemas, haciendo lo peor que le viene en gana?

 

Esa es la verdadera crisis humanitaria de Estados Unidos y de los demás países autollamados ‘civilizados’. ¡Trump no pasa semana y casi día sin que atropelle los derechos humanos y el sentido común! Estamos frente a una dictadura de lo absurdo y de lo diabólico. En su tiempo, Jesús de Nazaret llamó esta perversidad “el pecado contra el Espíritu”, o sea, hacer pasar la mentira y la maldad como vedad y bondad. Hemos llegado al colmo de la desgracia. De allí proceden las mal llamadas guerras ‘humanitarias’, guerras declaradas sin agresor ya que son preventivas por si acaso la pudieron declarar, guerras que matan más civiles que militares, guerras innecesarias que dejan los países totalmente aniquilados y duraderamente empobrecidos (por eso las multitudinarias migraciones)…

 

Los grandes responsables de esta situación son los medios de comunicación en manos de un puño de ricachones que pagan millonadas para que así pasen las cosas, haciéndonos creer que es lo mejor y que no hay alternativa. Hemos llegado a la gran manipulación de hacer aceptar como bueno lo que es sumamente dañino para toda la humanidad y la misma naturaleza. Un periodismo que informe la verdad está totalmente marginado, perseguido y casi aniquilado: lo hemos visto con la entrega de Julián Assange a la supuesta justicia de Inglaterra. Hay que saber también que la mayoría de estos ricachones son los señores de las guerras que se dedican a producir armas y más armas cada vez más sofisticadas para la destrucción masiva e instantánea. Estos señores de la guerra y responsables de esta catástrofe planetaria son los accionistas de la Banca Federal norteamericano o Banco Central de Estados Unidos, el banco privado de los más ricos del planeta. Se reúnen anualmente en Davos, Suiza, para pulir esta mundial máquina de guerra, de despojo y de manipulación. ¡Bendita Suiza que lo acoge tan amablemente!

 

Además de marginar un periodismo responsable, nos manipulan de tal manera que pasamos a ser espectadores pasivos y silenciados de nuestros propios castigos. Los que no queremos ser cómplices de tales abusos generalizados nos tachan de agitadores, desquiciados y ‘terroristas’. ¿Y la gran mayoría de la población? ¡Muy bien, gracias! Ocupada en mirar telenovelas deshumanizadoras. Ocupada en manipular teléfonos de la cuarta o quinta generación que dan la sensación de estar acompañados de ‘un millón de amigo’ virtuales y desechables. Ocupada en mirar partidos de futbol sobre partidos de futbol, con cerveza en la mano, ahora no sólo de varones sino también de mujeres. Ocupada en esconder su miseria, su hambre de pan y de dignidad, su desempleo, sus enfermedades, su vida fracasada, su horizonte sin esperanza, ya que las víctimas de este sistema mortífero se las califica de vergonzosas, gente vaga y perezosa, inútil, descartable y ¡mejor que desaparezca muriéndose rápido!

 

¿Y las Iglesias, ‘maestras de la verdad y expertas en humanismo’? Si no son capaces de unirse para defender y promover la paz, volvamos a la espiritualidad que anida en todos los corazones para sacar valor en favor de la fraternidad universal. En esta espiritualidad, sin Iglesias ni religiones, encontraremos la capacidad de comulgar con el gran Misterio de Vida y de Amor que habita en el cosmos y todos los seres vivos. Este nos hará fuertes y valientes para convertirnos en hombres nuevos y mujeres dignas afín de hacer de nuestras vidas el lugar de lucha para una humanidad reconciliada consigo mismo y con la naturaleza. Esta espiritualidad no permitirá desterrar la guerra y, como lo canta María la madre de Jesús en su Magnificat, seremos presencia de este Misterio de Vida y Amor que dé “un golpe con todo su poder para deshacer a los soberbios y sus planes, derribar a los poderosos de sus tronos y exaltar a los humildes, colmar de bienes a los hambrientos y despedir a los ricos con las manos vacías”.

 

También demos preguntarnos, ¿por qué en Ecuador pasa lo que está pasando? El problema no es Moreno. El problema no es Trump. El problema lo somos nosotros y nosotras, demasiados vacíos de conciencia, valentía, unión, fraternidad y fe. Solamente tenemos la vida y el mundo que nos merecemos, mientras los aceptamos.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201575
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS