La “autoproclamación guaidana” no es única
- Opinión
No se crean ni imaginen, la oposición venezolana, ni mucho menos Juan Guaidó, que al autoproclamarse, en una plaza pública, el 23 de enero del 2019, presidente “encargado” de Venezuela, desconociendo al Presidente electo constitucionalmente Nicolás Maduro Moros, estaba haciendo un acto original, sui generis, único o excepcional. Mencionando además, que gracias a Trump, a su apoyo, al “arriarlo”, pone de moda el término “autoproclamado”.
Hurgando en la historia latinoamericana y mundial, nos percatamos que ésta está llena de estos actos canallas, y que también es la historia de traidores vendidos al mejor postor, que siempre causaron mucho daño y siempre terminaron mal, “de autoproclamados están llenas las calderas del infierno” reza un proverbio, veamos sin orden cronológico algunas infamias de este tipo.
Ya nuestro Libertador Simón Bolívar tenía claro que “nuestro principal problema es la anarquía de nuestros políticos, de nuestro ejército, de nuestra iglesia, de nuestros comerciantes, y hasta de nuestro pueblo… cada quien cree tener la solución, cada quien quiere ser un lider y desde el primer momento, cada quien enfrenta al contrario; es decir, cada quien quiere hacer una cosa distinta y adopta posiciones antípodas sin causa aparente y sin importar la voluntad de la mayoría”. Con estas palabras proféticas previó autoproclamaciones contra su liderazgo, aunque no traiciones.
El antecedente más inmediato, de este acto ruin, llamado el “Carmonazo”, lo observamos cuando el empresario venezolano Pedro Carmona Estanga, una vez consumado un Golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chávez Frías, el 12 de abril 2002, se proclamó, autojuramentó, mandatario de Venezuela.
Más adelante, el Comandante Presidente Hugo Chávez, previendo le ocurriera nuevamente algo parecido a las autoproclamaciones, un 8 de diciembre 2012, designa constitucionalmente al entonces vicepresidente Nicolás Maduro Moros, como su sucesor, solicitando al pueblo venezolano apoyo para Nicolás y que lo elija como Presidente, si le sucediera algo.
¿Qué hubiese sucedido si Chávez no hubiera tomado tal previsión? De seguro, se hubieran “autoproclamado” candidatos en nombre de Chávez: Jorge Giordani, Rafael Ramírez, Héctor Navarro, entre otros.
Ante la autoproclamación de Guaidó, el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos OEA, denunció que los autoproclamados golpistas, tanto en Venezuela como en Washington y Miami, se han robado 30.000 millones de dólares, al quedarse con el dinero de las cuentas de Petróleos de Venezuela PDVSA y del bloqueo que dispuso Trump el mayor autoproclamado. Repudió la ola de autoproclamaciones que en forma ilegal pretenden sustituir a las verdaderas autoridades electas en Venezuela.
Algunos analistas señalan una relación entre Trump y Calígula, el emperador romano, comparando así que Trump, en su excentricidad, superó a Calígula, quien autoproclamó a su caballo Incitatus como cónsul, el más alto cargo de la magistratura de la república imperial romana. Trump designó a su autoproclamado Juan Guaidó, su caballo, como presidente encargado de Venezuela.
Estas proclamaciones llegaron a tal punto que un escritor, investigador social y artista Alejandro Muñoz, tomó la decisión al estilo Guaidó de autoproclamarse-juramentarse como mandatario de Colombia, en las calles de Bogotá, más específicamente en el lugar donde cayó asesinando Jorge Eliécer Gaitán.
Algunos autoproclamados, no se autonombraron así, pero sus hechos los colocan en la historia como tales, tal es el caso de Cristóbal Colón, antes de su llegada por ejemplo, existían en nuestras tierras, imperios aztecas, incas, éramos territorios libres, originarios, cada pueblo con su cacique, con su religión, idioma, costumbres; cuando fuimos invadidos e injerenciados por Colón, quien se autoproclamó como usurpador de la Abya Yala indigena.
Por cierto, a Colón lo acompañó la Iglesia Católica del momento, y es que los sacerdotes se han autoproclamado y aquella también, como los representantes de Dios en la Tierra, quienes fueron capaces de enarbolar la Inquisición, invadir America y concretar el mayor genocidio de la historia de la humanidad.
Antes de finalizar y para no hacer tan larga la lista de autoproclamados, deseamos mencionar algunos casos puntuales:
El asesino de masas y autoproclamado "Emperador" Jean-Bédel Bokassa, del Imperio Centroafricano (1976-1979).
En el año X (1802), otra constitución dictada por Napoleón otorgó carácter vitalicio a su consulado y sirvió como preámbulo para su “autoproclamación” como monarca del Primer Imperio Francés.
La literatura no está exenta de autoproclamados. En su obra “El mal menor”, Maruan Soto Antaki cuenta la historia de Joshua Abraham Norton I, quien se autoproclamó como Emperador de USA y México, a finales del siglo XIX.
Finalmente, en ocasión del aniversario 40 de la Revolución Nicaragüense, el escritor Atilio Borón, nos recuerda que William Walker en 1856, aventurero norteamericano, médico, abogado, periodista, militar y filibustero, decidido a ejercer la presidencia nicaragüense, expulsa al presidente de turno y se autoproclama como primer mandatario de Nicaragua.
Esta muestra histórica de autoproclamados, nos revela que la aventura “guaidana”, el hecho en sí, no es digna de orgullo, ni mucho menos para vanagloriarse, es una pantomima nada creativa y que históricamente es una larga lista de errores, nada digna de protagonismo.
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