Homenaje póstumo y furioso

01/07/2019
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Oscar Alberto Martínez y su hija Valeria, en el Rio Grande
Foto: Julia Le Duc
AP
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Se llamaron en vida Oscar Alberto Martínez, de 23 años, y Angie Valeria Martínez, de 23 meses, su hija. Quisieron cruzar al infierno americano que la farándula hollywoodense les había vendido como el paraíso, para escapar de la miseria y la violencia de su país natal, El Salvador. Están regresando a su patria en sendos ataúdes.

 

El Imperio los asesinó ahogándolos en el río Bravo.

 

Y digo los asesinó, con informado e investigado conocimiento de las causas. Desde hace 200 años los gobiernos de los EUA, sus Agencias Especiales y sus empresarios, han sembrado en América Latina violencia, muerte, cohecho y soborno para asaltar sus recursos naturales y aplastar las pocas insurrecciones que han podido fraguar, y perseguir por 60 años a la única que les ha resistido y no se ha dejado, Cuba. Persecución que mantienen contra los países que llevan 20 años intentando liberarse de las garras del Imperio más depredador y genocida de la historia humana: Nicaragua, Bolivia, Venezuela.

 

EUA y sus multinacionales de lo que sea, han esparcido miseria y desigualdad en América Latina. Han depredado los recursos naturales de lo que consideran su patio trasero, con la complicidad interesada e indigna de las clases dirigentes económicas del subcontinente, serviles al Imperio por codicia vergonzosa que no tiene recato humano en acumular las limosnas que les dejan el Imperio y sus empresas, monto mínimo comparado con lo que se lleva, pero suficiente para su mezquina codicia.

 

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La familia de migrantes ahogada

 

EUA ha prohijado dictaduras criminales que han llenado campos y cementerios de cadáveres y fosas comunes; han enviado sus marines a asesinar a nuestros pueblos y a violar a nuestra mujeres, cuando no a permitir y facilitar el infame negocio del narcotráfico; a sus lingüistas y predicadores para catequizar y aculturizar nuestros pueblos aborígenes, y ha disfrazado su invasión criminal como instauración de su perversa democracia, o de ayuda humanitaria para chantajear a nuestros pueblos, o de apoyo logístico para sobornar a nuestros milicos traidores a sus patrias y a su gente.

 

La migración de los pueblos pobres y marginados de América Latina a EUA, principalmente, y a la Europa colonialista e igualmente depredadora y genocida, ha sido ocasionada por el Imperio y sus cómplices, los aprovechados encubridores ex imperios europeos.

 

Todos ellos tienen la obligación política, humana y moral de recibir a los migrantes del Tercero y Cuarto Mundos, porque su miseria, su pobreza y su hambre, son su creación… Pero en lugar de recibirlos como mínima compensación a las desgracias que les causaron y al expolio que por 5 siglos han sometido al África y a la América Latina, los asesinan ahogándolos en el río Bravo o en el Mar Mediterráneo.

 

Y todavía hay gente en nuestro terruño que admira y copia las costumbres de sus asesinos y torturadores. ¿No les dará algo de vergüenza? Porque a mí, me da ira…

 

Les dibujo con rabia la realidad del progreso y el desarrollo del Primer Mundo: Sin las riquezas de América Latina y del África, no hubiera sido posible la Revolución Industrial europea, y, por lo tanto, el desarrollo industrial y tecnológico de los EUA estaría casi en pañales. Nos deben gran parte de su enorme y mal habida riqueza de hoy. Así de simple.

 

Duele este homenaje gráfico (ver fotografía) a las penúltimas víctimas del Imperio. Duele y enfurece.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/200725?language=en
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