El retroceso histórico está prohibido

21/05/2019
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Foto: resumenlatinaomericano.org
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Tanto Evo Morales como Álvaro García (presidente y vicepresidente de Bolivia) están en plena campaña política-electorera de cara a las elecciones generales de octubre próximo. Y lo hacen, destacando los principales logros de su gobierno desde 2006, inaurando obras, aumentando el gasto en salud, educación y protección social. Para los candidatos de partidos de oposición, la reelección presidencial es ilegal, ya que el 51% del pueblo boliviano se manifestó en contra, aunque el Tribunal Supremo y Tribunal Electoral interpretan que la misma tiene sustento jurídico e institucional. Más que eso, la evidencia demuestra que los logros alcanzados (2006-2019) superan con creces lo poco rescatable con la ejecución del modelo neoliberal en Bolivia (1986-2005).

 

La reelección está garantizada, ya que el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Juan Almagro, la avala, en tanto no se puede cortar las aspiraciones de un líder cuando en otros países se permite y apoya desde dentro (institucionalidad pública) y fuera (instituciones y organizaciones de cooperación), está práctica política. Para los opositores como Carlos Meza, exvicepresidente de la República, detrás de EVO en las encuestas elaboradas por firmas privadas, recién cuestionado por la venta poco “transparente” de un bien inmueble, consideran que el espaldarazo de Almagro a la candidatura de Evo Morales es una traición a la democracia ya que no puede sustituirse la voluntad de pueblo expresada en el referéndum.

 

Los logros del gobierno de Evo Morales no ameritan dudas. Más de 3 millones de personas salieron de la pobreza, reduciéndose la pobreza extrema de un de 38.2% en 2005 a 15.2% en 2018, una reducción de 23% (cifras del Instituto de Estadísticas de Bolivia). Ello también abarca la reducción de la pobreza de género e inequidad, en tanto el gobierno amplio el acceso de las mujeres al trabajo productivo en condiciones de igual en términos de raza y sexo. Es común encontrar en las calles de La Paz, mujeres desempeñando oficios y trabajos que antes eran prohibidos, como la de cobradores de buses y bomberas de gasolineras, sumado a la protección del trabajo informal y la ampliación de sus derechos económicos y sociales.

 

Otro logro es el aumento sostenido del salario mínimo en términos reales, o sea aumentos del salario por encima de la tasa de inflación interna. En 2005, el salario mínimo era de 440 bolivianos, hoy (2018) es de 2,122 bolivianos, un aumento de 382,2% para el periodo (Comunica, Bolivia, pág. 5). Ello no solo permite aumentar la capacidad de compra de los salarios, sino garantizar que serán sostenibles en el tiempo, lo que ayuda a satisfacer la mayor parte de las necesidades materiales de las familias; los ajustes van acompañados de mejoras sustanciales en el régimen de protección social y acceso a los servicios de salud y educación universal. Implica, contrario al pasado, la vigencia plena de los sistemas de salud universal y el cambio de enfoque en la educación prebásica y básica con énfasis en la educación técnica.

 

Bolivia tiene la tasa más baja de desempleo en Latinoamérica, un 4.27%, donde las mujeres ocupadas en diversas actividades económicas han venido en ascenso hasta alcanzar el 46% (Comunica, Bolivia, pág., 4). Tiene en ejecución un Plan Nacional de Generación de Empleos, como una política de Estado donde el principal instrumento es el aumento sostenido de la inversión pública principalmente.

 

A ello se agrega, el aumento de la producción alimentaria como resultado de una mejora en la gestión de las empresas públicas de alimentos, los subsidios directos de apoyo a los productores y la construcción de obras de irrigación y transferencia tecnológica. “La Empresa Boliviana de Alimentos (EBA) registró utilidades por más de Bs 13 millones en 2018; de ese monto, una parte se destinó al pago del bono Juancito Pinto (…). La empresa cuenta con 18 plantas industriales” (Declaraciones de Javier Freire, gerente de la Empresa). Contrario a países como Honduras, donde los fondos para los programas de compensación social como el Bono DIEZ MIL provienen de préstamos de los OFIs, en Bolivia son financiados con recursos generados por las empresas del Estado como ENTEL (telecomunicaciones), YPFB y ENDE (energéticas) y HUANUNI (minera).

 

Hay también una apuesta a la ciencia, el conocimiento y la tecnología, ya que el reto más grande de Bolivia a futuro es la transformación de la educación con base a estos tres (3) pilares fundamentales. No solo observa un acelerado proceso de desarrollo de la infraestructura educativa y tecnológica, sino también la participación de cada vez más población joven en las carreras técnicas e intercambios de conocimiento y aprendizaje con otros jóvenes de países latinoamericanos y del mundo.

 

El desarrollo de la infraestructura vial y transporte no se queda atrás; el teleférico es uno de los más modernos y con mayor cobertura de Latinoamérica, y se lanzó con éxito el primer satélite boliviano Tupac Katari ( TK-SAT-1); pero además está en proceso la negociación con empresas suizas y alemanas la construcción de un Tren Bioceánico con un costo aproximado de 7,000 millones de dólares que integrará todos los pueblos y comunidades, principalmente aquellos fronterizos con los países de la región.

 

Recién, la exvicepresidenta de Costa Rica y representante de la Secretaria General Iberoamericana (Segib) de Naciones Unidas, Rebeca Grynspan, reconoció que Bolivia es uno de los pocos países que avanza en la reducción de la desigualdad (pasó de un coeficiente GINE de 0,6 a 0,47) y exporta cooperación en temas de hambre cero, educación, salud y trabajo decente. Bolivia era antes de EVO, un país mendigo de la ayuda internacional y hoy ofrece cooperación a otros países.

 

El crecimiento del PIB de Bolivia para 2019, se estima en 4.0%, el más alto de la región según cifras del FMI y Banco Mundial, pero también observa una de las tasas más bajas de inflación en 2018, menor del 2%. Hay un problema de inestabilidad por el aumento del déficit fiscal (8.3% en 2018), pero la capacidad de la economía en la generación de ingresos y la atracción de inversión extranjera directa permite al gobierno poder cubrir este desequilibrio de corto plazo, ya que existe confianza en la gestión del presidente Morales; igual, establecer una meta menor de 7% de déficit fiscal para 2019.

 

Bolivia le apuesta también a la integración latinoamericana y cooperación bilateral entre países vecinos, caso de Paraguay, Perú y Brasil. El modelo de desarrollo boliviano con autonomías regionales y participación comunitaria, ha sido fundamental para fortalecer la democracia y la protección de los derechos humanos y recursos naturales, ya que se sustenta en un amplio apoyo de organizaciones y pueblos que comparten no solo una historia común, sino también un proyecto de país de largo plazo. Se ha cuestionado que Bolivia sigue siendo un país de tercer mundo que exporta materias primas; sin embargo, hay en marcha un proceso de generación de mayor valor agregado de sectores y productos, ampliación de la oferta turística (dentro y fuera de la ciudad maravilla) y mejora en la capacidad técnica y conocimiento de los (as) jóvenes, sobre los cuales descansará el futuro de la patria.

 

Tegucigalpa, Honduras, 21 de mayo de 2019.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/199964?language=es
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