Assange: ¡Todos somos cómplices!

18/04/2019
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Marcha efectuada en Quito el 16 de abril en solidaridad con Julián Assange
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El 11 de abril de 2019 aconteció un hecho mundialmente escandaloso: Por pedido del gobierno de Estados Unidos el gobierno ecuatoriano entregó al periodista Julián Assange, asilado en la embajada ecuatoriana en Londres, a la policía británica. Antes de esta expulsión, se le había quitado la nacionalidad ecuatoriana. Por todas partes se critica la medida aduciendo que no se ha respetado el derecho de asilo ni el deber de hospitalidad ni el derecho al libre conocimiento y al acceso a la información.

 

¿Cómo se ha llegado a tal aberración? Aparecen como motivos la presión del gobierno de Estados Unidos, las acusaciones al presidente ecuatoriano de dinero y paraísos fiscales: se lo veía venir desde meses. Pero eso ha sido posible porque, como ecuatorianos, no hemos impedido que se abstenga de tal atropello. Sabemos que todo gobierno hace lo que le permitimos hacer nosotros los ciudadanos. Nos faltó organización, decisión y valentía. ¡Qué triste imagen estamos dando al mundo entero! Somos el único país del planeta a haber hecho tal crimen contra los derechos humanos. ¡Qué vergüenza la nuestra porque es un hecho sobresaliente que pasará a la historia!

 

Claro la responsabilidad primera es la del gobierno ecuatoriano que tomó la decisión en un acto de servilismo al gobierno de Estados Unidos. No vaciló en montar todo un show con el ministro de relaciones exteriores, la ministra del interior, la Asamblea nacional, los medios de comunicación comerciales para justificar dicha decisión: Están montando una cortina de huma para desviar nuestra atención en cosas secundarias.

 

Julián Assange es un periodista profesional australiano que utiliza medios sofisticados de investigación para entrar en las plataformas de informaciones que los gobiernos mantienen en secreto para que no se conozca sus asesinatos y destrucciones militares que atropellan los derechos humanos, los de los pueblos y de la misma naturaleza. Por eso con un grupo periodístico fundó en 2006 la Agencia de Información Internacional ‘Wikileaks’. Más que publicar informaciones, las entregan a los grandes medios de comunicación internacionales que la difunden. Además reciben de otros periodistas informaciones llamadas ‘secretas’. ¿Por qué no se enjuicia los medios de comunicación que publican dichas informaciones? ¿Son menos culpables que Julián Assange?

 

Sin estos periodistas, no hubiéramos podido saber informaciones veraces que estamos en derecho de conocer. Por ejemplo, se conoció los archivos de Guantánamo y sus políticas de detenciones arbitrarias y torturas, los ataques aéreos directamente contra civiles en Irak, el diario de la guerra de Afganistán y sus horribles masacres, los documentos de la diplomacia estadounidense para someter gobiernos y países enteros, el espionaje a los presidentes de Europa, de Israel, de Italia, a Ban Ki-Moon de la ONU, los emails de Hillary Clinton en la ‘guerra sucia’ de las últimos elecciones presidenciales en Estados Unidos… Por estas informaciones, el gobierno de Estados Unidos tuvo que modificar sus prácticas más mortíferas. ¿No será más que necesario un periodismo de esta dimensión, de esta calidad y valentía? Por este motivo, Julián Assange fue proclamado ganador, entre otros, del “Premio Amnistía Internacional” por la defensa de los Derechos Humanos.

 

¿Qué va a pasar con “¡Quito, luz de América!?” después de tal defenestración de Assange? ¿Quién ahora va a pedir asilo al gobierno del Ecuador? ¿Cuál periodista de renombre internacional va a sentirse seguro en países como Ecuador y los de la Alianza del Pacífico -Chile, Perú, Colombia, México- cuyo servilismo con Estados Unidos es más que vergonzoso? ¿Será cierto que el gobierno de Estados Unidos aseguró al presidente Moreno que Assange no sería condenado a muerte ni maltratado, ya que no se presenta ningún documento escrito y firmado? Y la ‘Carta de intención’ firmada con el FMI, ¿por qué no se la da a conocer?

 

Todo esto pasa porque estamos dormidos, desorganizados, indiferentes, individualistas, oportunistas, corruptos, consumistas… y nos decimos cristianos y país católico… Nadie tendría que decirnos: ¡A manifestar nuestra desconformidad! ¡A hacer respetar nuestros derechos! ¡A vivir con dignidad! ¿Cómo nos vamos a quitar de encima esta mancha, para volver a ser reconocido como país digno, solidario, valiente? ¿Cuándo vamos a emprender una formación cívica y política para dejar de ser presas de las mentiras de los medios de comunicación y borregos tras autoridades que nos engañan tan fácilmente? A ver cómo van a reaccionar los periodistas digitales para no terminar ahogados por un sistema dictatorial de control informático: ya temen persecuciones. ¿Cómo vamos a sumar solidaridad?

 

En la Biblia, se nos dice que Dios destruyó a Sodoma: No fue tanto por homosexualidad, tal como se no lo metió en la cabeza, sino por faltar a la hospitalidad, tradición sagrada del Pueblo de Moisés y de los Pueblos del desierto. Hoy, nosotros mismos preparamos nuestra propia autodestrucción. Si seguimos así, ha muerto nuestra tradicional hospitalidad y nuestra dignidad: ¡lo peor no ha terminado de venir!

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/199396
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