El feminismo antipatriarcal
- Opinión
“No me dejan ser sacerdote, marcho por una iglesia que enseñe igualdad y justicia con el ejemplo”, llevaba como mensaje en una pancarta una monja el 8M por las calles de Santiago de Chile. Un claro mensaje anti machista, pero al mismo tiempo pro patriarcal. En el fondo, un caso inconsciente de defensa de la institucionalidad patriarcal que ha oprimido desde siempre a las mujeres. Si mañana la iglesia católica lo aceptaría, lo único que sucedería es que la institucionalidad eclesiástica del patriarcado se reforzaría con la presencia de mujeres en las altas cúpulas del poder de la iglesia misógina que nos culpa del pecado venial. De hecho, eso ya sucede en otras iglesias cristianas como la anglicana y la pentecostal, donde las mujeres pueden ser sacerdotes, y lo que ha sucedido es que estas iglesias tienen ahora mujeres que defienden desde sitios de poder a la institucionalidad y a toda la sociedad patriarcal. Antes lo defendían desde abajo ahora desde arriba. Es el único cambio.
Es lo que ha sucedido en el ejército, donde ahora hay mujeres que defienden la institucionalidad machista y patriarcal del ente militar como tal. Acaso la incorporación de mujeres o incluso, el de que algunas de ellas estén en puestos altísimos ha significado el cuestionamiento del machismo y del patriarcado que representa en sí mismo las fuerzas armadas. Por el contrario, hoy la armada tiene mujeres especializadas para reprimir y enfrentar a las mujeres rebeldes, si antes solo lo hacían los hombres ahora cuentan con un equipo especializado que se hace cargo de las mujeres. La institución patriarcal tiene ahora a mujeres militares y policías defendiendo a toda la institucionalidad, pensamiento y sistema patriarcal de vida.
Y eso mismo podemos decir de todas las instituciones creadas por el patriarcado, pues absolutamente todas fueron inventadas, diseñadas, y puestas en movimiento por la mente patriarcal. Las mismas que tenían el propósito de controlar, dominar y someter a las mujeres y a los Otros, es decir, a quienes no eran parte del pequeño grupo de privilegiados, que la constituían después de sus propias mujeres e hijas todos los demás, sean de cualquier sexo, género, raza, cultura, nacionalidad, profesión, etc.
Como consecuencia hoy existen mujeres en todas las instituciones y hasta en los más altos cargos de la oficialidad patriarcal como presidentas de la república, pero que lo único que han hecho estas mujeres es mejorar o perfeccionar la institucionalidad patriarcal, la que sigue inexorablemente y como siempre haciendo lo mismo contra los Otros. El único cambio ha sido para ciertas mujeres privilegiadas, pero el 90 % de la población humana y el 100% de la población no humana sigue en las mismas condiciones de desapropiación y de empobrecimiento permanente.
Las mujeres antes eran dependientes de sus maridos y ahora algunas han pasado a ser dependientes del Estado y del gran capital. Antes solo el marido trabajaba directamente para sostener el capitalismo, ahora las mujeres se han incorporado al mercado laboral. Como consecuencia ahora el capitalismo tiene más mano de obra calificada, que pagan más impuestos y que consumen más; y como consecuencia los ricos cada vez más ricos.
Antes los hijos se criaban con sus madres ahora en el neoliberalismo se crían en las guarderías o con las empleadas domésticas. Solo se ha cambiado el sometimiento, y muchas creen que se han liberado porque ya no dependen del marido pero han pasado a depender de un patrono privado o público. Patrono, hombre o mujer, que les presiona y les exige, pues en la ley de la competencia también de orden patriarcal, sino se auto explotan al máximo tienen que ser reemplazadas. Y nos dicen que la sociedad está evolucionando, que la lucha feminista está dando cambios. Sí, pero cambios gatopardos para que no cambie nada en el fondo. Un reacomodo del patriarcado capitalista para modernizarse y para que sea más rentable, poniendo a trabajar en la producción a una inmensa masa de mujeres con un gran potencial intelectual y una gran fuerza de trabajo.
Y por ello dicen que estamos avanzando las mujeres, porque ahora hay más presencia femenina en los parlamentos, en los gobiernos seccionales, en las ongs, etc. Como que el problema fuera solo de sexo o de género, por el contrario, el patriarcado se ha reforzado a pesar de que haya disminuido el machismo. El anti-androcentrismo aislado se convierte en un pro-patriarcado. Han caído en la trampa del patriarcado, las mujeres sirviendo a los intereses del sistema-estado antifeminista.
Tanto es así que solo hay un recambio, en cuanto hoy tenemos un feminismo liberal y un feminismo conservador, y por otro lado, hay una confrontación entre mujeres. Si antes todas las mujeres del mundo en el inconsciente colectivo nos apoyábamos frente a nuestra situación de discriminación frente a los hombres, hoy la pelea entre mujeres es abierta y directamente. Y el patriarcado sonríe. No hay una mejora sino un empeoramiento, en cuanto ahora la mujer se auto somete y se auto induce, poniéndose voluntariamente al servicio de cualquiera de las instituciones patriarcales. Han pasado de servir al marido a servir al Gran Patriarca. Eso es todo.
Toda lucha seccional, sea de clase, etnia, sexo, religioso, colonial, etc., si no es transversal o integral se convierte en última instancia en una actividad que sostiene al sistema estatuido antes que lo resquebraja. Toda acción sectorial termina en el fondo siendo absorbida y digerida por el sistema, y puesta en su beneficio.
El feminismo, el ecologismo, el animalismo, el indigenismo, el sindicalismo, el culturalismo, y cualquier ismo, solo le hace reaccionar al patriarcado para que se reajuste y se perfeccione, para que cree un capitalismo verde, un capitalismo estatista, un capitalismo feminista. Mientras el “capitalismo salvaje” o conservador le pone en aprietos al sistema, el capitalismo liberal lo realimenta. Eso lo sabe Inés Arrimadas en España con su feminismo liberal, como lo es el feminismo musulmán del hijab, el feminismo teológico cristiano, el feminismo blanco, el feminismo lésbico, etc.
Lamentablemente, el feminismo se convierte en pro patriarcal cuando lo centraliza en un asunto de género o androcéntrico, y desde ahí pretende abrirle a todo lo demás. Cuando el centro son los Otros, son todos los excluidos y excluidas por el patriarcado. Las mujeres tenemos que pasar del feminismo a construir junto con los hombres un movimiento anti patriarcal, entendido éste como un movimiento anti colonial, anti sexista, anti racista, anti machista, anti capitalista, anti extractivista, anti clasista, etc.
Si las mujeres se quedan en la lucha de género están condenadas a quedar desmovilizadas, como ahora los socialistas que lo enfocaron solo en una lucha clasista. Las mujeres no podemos repetir los errores de la izquierda, aunque al paso que vamos ya hay una oleada antifeminista empujada por propias mujeres y por hombres que gritan “feminazis”. Debería servir de ejemplo la lucha clasista, sindicalista, indigenista, ecologista, las mismas que en su época tuvieron su auge, pero que ahora todas ellas han sido integradas e incorporadas al sistema. Y hoy vemos a algunos socialistas (Nicolás Maduro), sindicalistas (Lula), ecologistas (Alexander Van der Bellen), indigenista (Evo Morales), homosexuales (Leo Varadkar) que han llegado a lo más alto de los poderes institucionales del estado patriarcal, pero que han terminado dando argumentos y poder a la derecha para que puedan arremeter con más fuerza con su liberalismo. Por cierto, ninguna de las mujeres que han llegado a ser presidentas de un país se han declarado abiertamente feministas y peor han llegado ahí con un discurso feminista.
Es el momento de pasar a un nuevo nivel y eso implica unir a todos para enfrentar al enemigo común que es el patriarcado, antes que el cambio climático destruya al ser humano en su conjunto.
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