Centros y polos en el mapa político argentino: la competitividad CFK

14/01/2019
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
macri_argentina.jpg
-A +A

2019 es año de elecciones. Se cumplirán 30 años del triunfo de Carlos Menem y de la llegada del peronismo al poder luego de la dictadura militar (1976-1983). Hoy el peronismo no es el de 1989, que llegó unificado luego de una disputada interna, sino un universo fragmentado y oscilante. Un espacio que todavía no sabe dónde colocar sus recursos identitarios y sus capitales políticos electorales. Si ubicarse en un centro amigable que surfee entre la globalización y el mercado interno o plantarse en el territorio resbaladizo de la izquierda argentina y pensar su mundo desde la legitimidad de lo nacional y de sus mercados internos. Pero no solo el peronismo tiene ese dilema, también lo tiene CFK quien, en caso de presentarse, no deja de leer cómo el macrismo, pese a sus magros y malos resultados económicos, construyó una legitimidad cultural significativa. CFK está ante una cuenta electoral diferente. Sabe que para disputar tiene que tensionar su núcleo progresista.

El macrismo, que parecía condenado al dictado de la irreversibilidad -esgrimido por el kirchnerismo cuando dejo el poder- avanzó con apoyo social. Todo el mundo observó entre 2015 y 2017 un bienio de grandes logros del oficialismo en torno a la adhesión electoral y a la modificación de las políticas económicas y públicas.

El 2018 fue un año de impactos severos sobre el oficialismo. Fue el año que padeció por sus promesas de campaña: la pobreza no se redujo y el crecimiento cayó. Las inversiones no vinieron. Fue, también, el año del sinceramiento del proyecto político macrista: austeridad, restricción del consumo y apuesta por sumarse a los flujos culturales y económicos de la globalización y sus mercados. Pese algunos descalabros internos, el macrismo mantuvo el pulso político y económico. Logró detener la devaluación del dólar, obtuvo aire político con el G20 y con su posición antikirchnerista. Pero, fundamentalmente, logró paz social en las calles. El oficialismo se mantiene a partir de una asociación entre el logro de ciertas estabilidades, los malos resultados económicos e identificación con el antikircherismo y lo que este supuso en términos culturales. Por ahora, esto le permite insistir con la reelección de Mauricio Macri y algo más: quiere que ese enfrentamiento sea con CFK. Porque la polarización no culminó, sino que fue instrumentalizada desde el inicio por el oficialismo para dividir el campo político y reorientar las adhesiones electorales.

En este sentido, el macrismo vivió hasta hoy en campaña electoral. Situación que se profundizó por la ausencia de un candidato moderado del peronismo y por la intención significativa de votos de CFK. La expresidenta, que todavía no se pronunció sobre su candidatura, fue medida y probada por propios y ajenos como candidata a presidenta y a gobernadora de la provincia de Buenos Aires (el territorio que concentra el 38% del padrón electoral). El oficialismo, que no se baja de la candidatura de Macri, también especuló con ingenierías electorales como el adelantamiento de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires con respecto a la fecha de la elección nacional. El propósito es desenganchar y limitar la chance de los intendentes de beneficiarse de la adhesión que tendrían al participar el mismo día que las elecciones nacionales. El adelantamiento territorializa la elección y los votos de cada municipio dependen más del arrastre local que de una referencia a CFK.

Más allá de las mediciones, CFK necesita de la unificación del peronismo, cuestión que hasta hoy parece difícil. Lo único que sabemos es la insistencia de diversos operadores y dirigentes decididos por la unidad, pero solo eso. Hoy el peronismo está más cerca de las buenas intenciones que de una fórmula amplia que lo retorne al poder. Si bien el macrismo se ve acariciando la reelección, algunos sectores del radicalismo (los socios más importantes del presidente) ven la posibilidad de llevar un candidato propio para disputar en las internas primarias quién debería ser el candidato presidencial del oficialismo. No está dicho que Macri se encuentre con un candidato interno; lo que sí se sabe es que las condiciones en un nuevo gobierno deberán ser mejores para unos socios que se sintieron “mal pagados”.

Todos los caminos conducen a la polarización

Si durante el primer año de gestión del 2016 de Mauricio Macri podía especularse con un mapa político de tercios –macrismo, kirchnerismo y, eventualmente, un tercer bloque sobre todo de actuación parlamentaria, que tomaba impulso en torno de lo que había sido la figura de Sergio Massa durante la campaña presidencial del 2015-, con el transcurso de los años la escena política volvería hacia una mecánica polarizada. Tendencia que, percibida y afirmada durante buena parte del 2018, se vuelve más clara en los sondeos de diciembre, y parece consolidarse a comienzos de este 2019. A 9 meses de las elecciones, la fotografía de la competencia política es de polarización: CFK por un lado, Mauricio Macri por el otro, con las advertencias realizadas más arriba.

Está claro que los nombres no siempre equivalen a hablar de espacios políticos, maquinarias territoriales, ni palancas mediáticas; es allí que Macri tiene su ventaja. Porque aun teniendo “centralidad” –que la tiene, y por eso es uno de los nombres de la polarización- CFK no completa el “liderazgo” al interior del amplio espectro y arco opositor, ni siquiera en el estrictamente peronista.

CFK lo sabe: necesita de ese “liderazgo” en el peronismo. Cualquier candidato opositor lo necesita. Menem lo supo en su momento: quien tenía la “centralidad” peronista en los años `80 era su rival, el gobernador Antonio Cafiero, que precisamente la perdió cuando el propio Menem impuso su “liderazgo”; Néstor Kirchner construyó su “centralidad” y “liderazgo” por etapas, en secuencias de rupturas internas al interior del peronismo y con la ampliación en su política de alianzas, pero siempre enfocando la importancia de ambas dimensiones. En ese sentido, el propio Daniel Scioli, el candidato que compitió contra Mauricio Macri en el balotaje en el 2015, puede ser ejemplo de una carencia parcial de ambos aspectos: nunca asumió una debida “centralidad” política en la campaña y tampoco pudo imponer su “liderazgo” al interior del peronismo –por ejemplo, ni siquiera en el distrito donde ejercía como gobernador, la Provincia de Buenos Aires, pudo evitar una encendida interna peronista, determinante en los resultados nacionales dado el peso del distrito-.

En ese sentido, la “centralidad” de CFK es inobjetable, es un dato: dice algo en un encuentro de encumbrados intelectuales y ya genera que se debatan sus posiciones; recibe a tal o cual líder sindical, y ya se realizan todas las especulaciones posibles. Incluso los mercados latinoamericanos comenzaron a medir el “riesgo” que implicaría una vuelta suya a la Presidencia; lo expuso en un informe el BTG Pactual, el mayor banco de inversiones de la región –fundado por el ministro de Economía de Jair Bolsonaro, Paulo Guedes. En diciembre, las principales consultoras confirmaban esta “centralidad”, además de registrar una suba en la intención de voto de CFK y una baja en la del actual mandatario.

 



Es que el 2018 fue el año de la consolidación de la polarización: los argentinos (más bien, sus intenciones de voto para dentro de unos meses) confirmando lo que ven, conocen, les genera respuestas, certidumbres, organiza su propio mapa cognitivo. La polarización consolidándose y hay muchas posibilidades de que se mantenga como estructura de competencia. Habrá que ver si esa polarización, organizada a partir de la “centralidad” de CFK y Mauricio Macri, se mantiene más allá de ellos, o si se disipa si alguno de ambos no participa. La encuesta de este mes de enero del 2019, incluso aumenta la densidad de ambas “centralidades”.

 



Los próximos meses serán decisivos. La ansiedad por clarificar el panorama se ha instalado en dirigentes, observadores y candidatos, y la argentinpolitc se introduce en una banda ancha ultraveloz.

Notas

[i] https://www.clarin.com/politica/nuevas-encuestas-electorales-confirman-p...

[ii] https://www.eldestapeweb.com/encuestas-2019-cristina-kirchner-consolida-...

Fuente: https://www.celag.org/centros-polos-mapa-politico-argentino-competitivid...





 

https://www.alainet.org/es/articulo/197547?language=es
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS