Duque un gobierno sin rumbo
- Opinión
La sensación de desgobierno se ha venido acentuando en estas últimas semanas por las cada vez más frecuentes salidas erráticas del Gobierno del presidente, Iván Duque Márquez. Son múltiples las salidas en falso durante estas últimas semanas. Una de las primeras la manera errática como ha enfrentado el paro de los estudiantes universitarios que ya va a completar ocho semanas y seis movilizaciones masivas, la última de este año se producirá precisamente este jueves 13 de diciembre sin que se vislumbre una salida a la exigencia de los estudiantes centrada en la crisis financiera de las 32 universidades públicas existentes en el país. El movimiento no ha dado signos de debilidad. Duque se ha negado a reunirse con los líderes de la protesta mientras que de manera frívola se reúne con personajes de la farándula que ha dado para que las mofas y los chistes se vuelvan virales en las redes sociales que reclaman que el presidente asuma directamente la negociación y lidere un acuerdo con los estudiantes. Erróneamente quiso dividir el movimiento reuniéndose no con los líderes de la protesta sino con los rectores lo cual profundizó el descontento y fortaleció la movilización.
El manejo que le ha dado a las acusaciones y exigencias de retiro del actual fiscal general, Néstor Humberto Martínez de la investigación sobre la corrupción propiciada por la firma brasilera Odebrecht de la cual Martínez fue abogado lo que a todas luces lo inhabilita para conducir dicha investigación, pero además se ha comprobado que Martínez sabía por lo menos desde el año 2015 sobre delitos y contravenciones tanto de la firma Odebrecht como de su socio, Coficolombiana, de propiedad del grupo Aval, socia con un 33% de la concesión en la que se cometieron todo tipo de delitos asociados a la corrupción.
Durante este proceso el presidente ha manifestado su defensa de Martínez. Ante la insistencia de diversos sectores para que Martínez se haga a un lado y se nombre un fiscal o una fiscalía ad hoc Duque se ha mostrado de acuerdo pero reduciendo dicha fiscalía ad hoc a un mero formalismo para guardar las apariencias. Una vez la Corte Suprema se pronuncia para que el presidente envié una terna para nombrar el fiscal ad hoc, Duque integra una terna con reconocidas figuras del uribismo. Rechazada la terna por la renuncia de una de sus integrantes Duque insiste en dos de los tres nombres propuestos y agrega a la lista a otro conspicuo representante del uribismo. La terna podría ser devuelta por la Corte por improcedente pues en ella no hay un solo penalista. Son tres candidatos sin peso ni independencia lo cual es muy mal visto por la opinión pública que ve allí más un intento por cubrir las apariencias que una salida institucional para investigar uno de los casos de mayor corrupción que se ha presentado en el país en los últimos años.
Otro manejo errático fue el que le dio al paquete de proyectos ligados a la Consulta Popular Anticorrupción. Esta quizás fue una muestra de la torpeza política con la que maneja los asuntos del Estado. Los promotores de la consulta le dieron a Duque la posibilidad de llenar de contenido su anunciado pacto por Colombia. Todos los partidos políticos con representación en el Congreso concurrieron el miércoles 29 de agosto a la reunión realizada en la Casa de Nariño para apoyar los proyectos que dieran vida jurídica a los siete mandatos de la consulta que obtuvieron una votación de 11`760.000 votos. Duque pidió la conformación de una Mesa Técnica para elaborar los proyectos y él personalmente fue al Congreso para radicar los proyectos de reforma y públicamente adquirió el compromiso de enviar un mensaje de urgencia para que su trámite fuera más expedito. No lo hizo sino entrado el mes de noviembre ante el reclamo de los promotores de la Consulta. Los proyectos languidecieron y solo dos de 21 proyectos podrán salir adelante en la presente legislatura. Algunos de ellos se hundieron en manos de congresistas de su partido, el Centro Democrático. No hubo liderazgo ni empeño del gobierno por sacarlos adelante. Y con ello su pacto por Colombia quedo en mera palabreria huera.
Su agenda legislativa muere en el Congreso como la reforma a la justicia o sufre drásticas modificaciones como la llamada eufemísticamente como Ley de Financiamiento que en realidad es una propuesta de reforma tributaria. La propuesta del gobierno en cuyo centro estaba el extender el Impuesto al valor agregado, IVA, a los productos básicos de la canasta familiar para recabar 14 billones de pesos con lo cual pretendía rebajar el impuesto a las empresas del 33 al 30% fue drásticamente modificado en el Congreso de la República y ahora se dice que solo recaudara unos 7 billones de pesos. La propuesta tuvo un efecto devastador sobre la imagen del Gobierno. Se quedó con el pecado y sin la plata que buscaba.
Otro manejo completamente errático es el que le ha dado a los acuerdos de paz. El último que valió un duro pronunciamiento de la Misión de Naciones Unidas que hace el seguimiento y el monitoreo del cumplimiento de los acuerdos, se refiere a un artículo que introdujo en el proyecto de Ley de Orden Público que busca darle continuidad al marco jurídico que permite las negociaciones del gobierno con los grupos armados. El artículo en mención fue introducido e inicialmente aprobado en la plenaria de la Cámara de Representantes por el representante a la Cámara del Centro Democrático, Álvaro Hernán Prada, que le otorgaba potestad al presidente de la República para revivir las órdenes de captura contra exguerrilleros sometidos al Acuerdo de Paz. Ante la gravedad de esta propuesta no solo se pronunciaron los partidos de la oposición sino una parte importante de los partidos declarados independientes y aún de un sector de los partidos que apoyan al gobierno. Por su iniciativa el debate fue reabierto y fue hundido en una nueva votación. La postura errática del gobierno la encarnó la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, que manifestó que aunque no era iniciativa del gobierno ellos acatarían cualquiera fuera la decisión del Congreso. Es decir que poco le importa al gobierno la suerte del proceso de paz en un asunto de la mayor importancia que es el de la seguridad jurídica para las excombatientes de las FARC.
A este asunto se suma el nombramiento de funcionarios contrarios al acuerdo de paz al frente de entidades estatales que tienen como misión el cumplimiento de los mismos. Un hecho insólito es el nombramiento del director del Centro Nacional de Memoria Histórica para el cual el uribismo quiere un funcionario negacionista del conflicto. Hasta ahora y luego de dos intentos fallidos el cargo sigue acéfalo. El desgaste del gobierno es evidente no solo en el país sino en el exterior.
Pero el desencuentro mayor se presenta en sus políticas continuistas y antipopulares ligadas al modelo neoliberal que profesa y que han sido ampliamente cuestionadas y fueron el centro de la campaña presidencial. Sus bases del plan nacional de desarrollo mantienen el modelo neoliberal en sus rasgos fundamentales. Se mantiene el extractivismo como uno de los motores del desarrollo económico y su ministra de minas y energía, María Fernanda Suárez, aboga por establecer el fracking para la explotación de hidrocarburos pese a que Duque en campaña se comprometió a no utilizar dicha tecnología.
Busca rebajar los impuestos de renta a los empresarios para supuestamente impulsar la formalización del empleo y ganar competitividad de las empresas. Con su proyecto de reforma tributaria buscaba gravar a los pobres para beneficiar a los ricos. Un proyecto reciente en materia de información busca dar gabelas a las firmas privadas de televisión en desmedro de la televisión pública y contempla un proyecto de reforma al régimen pensional para favorecer a los fondos privados de pensiones en desmedro del régimen público de pensiones que es más favorable a los pensionados. Así que no es que Duque carezca de proyecto es que su proyecto es mantener el modelo que ha favorecido a los más poderosos en detrimento de los sectores populares que han tomado un nuevo aire en las protestas y en las movilizaciones sociales que han ganado un nuevo aire con el fortalecimiento de la oposición.
Podríamos seguir enunciado más y más hechos erráticos del gobierno en estos cuatro meses, que lleva al frente de los destinos del país. La sensación de desgobierno es cada vez más generalizada. Pero lo paradójico es que los llamados para que Duque de un timonazo o sea una rectificación, podría terminar acabando con un uno de los pocos actos del gobierno de Duque que marcha en la dirección adecuada cuál es su negativa a dar participación en el gobierno a los partidos políticos a cambio de su respaldo político en el Congreso. La mayor parte de quienes claman por una rectificación en el gobierno le plantean que debe dar representación en el gobierno a los partidos que a cambio deberían comprometerse a respaldar sus proyectos en el Congreso. A esa repartija burocrática la llaman gobernabilidad. Hasta ahora Duque se negado a esta solicitud. Pero el manejo errático que hemos descrito lo están conduciendo a esta salida.
Bogotá 13 de diciembre de 2018.
Pedro Santana Rodríguez
Director Revista Sur
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