Acostumbrados como están a recibir órdenes de todos los niveles de la cadena de mando hasta llegar al primerísimo eslabón, el general y el almirante secretarios, seguramente fueron gratamente sorprendidos los 30 mil soldados y marinos que se reunieron con el aún presidente electo cuando les dijo: “Vengo a pedirles su apoyo, no a imponer. Desde luego que podría ser una orden, pero no vamos a imponer nada. Y estoy seguro que voy a contar con su apoyo, porque sus familias, y ustedes mismos donde viven, saben que tenemos el problema de inseguridad y violencia”.

Ese estilo personal de gobernar, ese tono empleado durante 55 minutos por el próximo comandante supremo de las fuerzas armadas impactó a los 2 mil familiares, 102 generales y almirantes, 775 jefes y capitanes, 4 mil 89 oficiales y 25 mil 134 elementos de tropa y marinería, pertenecientes al Ejército (Fuerza Aérea incluida) y la Armada sostuvieron un encuentro con Andrés Manuel López Obrador, a solicitud de él, el domingo 25 en la explanada Damián Carmona, del primer Cuerpo de Ejército del Campo Militar 1, con los secretarios de la Defensa y de Marina en funciones Salvador Cienfuegos y Francisco Soberón, respectivamente, así como sus sustitutos Luis Crescencio Sandoval y José Rafael Ojeda Durán. Para el primer encuentro de este tipo en la historia mexicana, se contó con la autorización de Enrique Peña Nieto

Gratamente sorprendidos, si nos atenemos a las palabras del divisionario y el almirante. Soberón de plano le dijo a AMLO que “Somos una gran herramienta, utilícenos; nunca lo vamos a defraudar”. Y Cienfuegos le dio una cálida bienvenida al inusitado encuentro cívico-militar con la participación de Olga Sánchez Cordero, Alfonso Durazo y Claudia Sheinbaum.

También porque algunos familiares portaron cartulinas en las que se podía leer: “AMLO, la familia militar lo saluda” o “Unidad Habitacional Chihuahua Campo Militar No. 1. Bienvenido a su casa, Lic. Manuel López Obrador”. O los desacostumbrados aplausos en espacios castrenses cuando adelantó que quienes sean transferidos a la Guardia Nacional mantendrán sueldos y el esquema de ascensos, e incluso anunció que la pensión universal incluirá a los militares en retiro. “Van a mantener sus sueldos. Algunos, para meterles miedo en la campaña, decían ‘cuidado con ya sabes quién, porque te va a bajar los sueldos’. No. Van a bajar arriba, los de abajo van a ganar más. ¡Arriba los de abajo!”, exclamó entre más aplausos para corresponder a una desacostumbrada frase entre la sociedad vestida de verde, blanco y gris.

Encuentro en el que AMLO expresó su confianza en el Ejército porque nunca ha dado un golpe de Estado y lo convocó a enfrentar juntos la crisis de inseguridad, como nunca se había padecido, pero con respeto a los derechos humanos y a los protocolos para el uso de la fuerza; para lo que explicó a detalle el proyecto de la Guardia Nacional –muy criticado entre otros por los que acostumbran hablar en nombre de la sociedad civil (integrada por 38 mil organismos diversos) y no por las estrechas siglas que con frecuencia representan a una familia o grupúsculo–, que la reforma a la Constitución presentada por Morena para crearla busca dar poco a poco un giro a la responsabilidad de las fuerzas armadas en la defensa nacional, para asignarles, sin darle la vuelta y sin simulaciones, tareas de seguridad interior y pública. Propuesta que, por cierto, está contemplada en el libro 2018: La salida. Decadencia y renacimiento de México.

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