Un análisis desde los sindicatos globales:

El mundo del trabajo y las reconfiguraciones globales

11/09/2018
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Foto: Otra Mirada
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 534: Integración en tiempos de incertidumbre 27/07/2018

Vivimos en un momento clave para el mundo del trabajo y, por consiguiente, para el movimiento sindical en todos los niveles.

 

Por un lado, hay una reconfiguración de la lucha por influencia política, económica y militar, que superó el largo período de dominio absoluto de EEUU como potencia hegemónica; hoy surge China y en cierta medida Rusia y la UE, que cada día aumentan la disputa en el escenario global.

 

Por otro lado, la llamada "cuarta revolución industrial" altera completamente los espacios de producción y distribución de bienes y productos con impactos directos en la actuación sindical.

 

Estos dos fenómenos ocurren en paralelo a una necesidad de cambio completo en la matriz energética, pues está más que probado que ya no es posible tener un mundo sostenible con el uso de energía proveniente de recursos fósiles, la tierra simplemente no resistirá.

 

En este escenario, el movimiento sindical internacional a través de sus grandes organizaciones: CSI (Central Sindical Internacional) que congrega a las mayores centrales sindicales nacionales y los sindicatos globales de rama que asocian a los sindicatos nacionales / confederaciones nacionales de sectores: Industriall Global Union (minería, energía, de fabricación); UNI (Servicios); BWI (Construcción y Madera); IUF (Alimentación); PSI (Servicios Públicos); IE (Educación) reconfiguran su estrategia para ser voz activa en el debate como legítimos representantes de los intereses de los trabajadores y sectores populares y democráticos.

 

Aquí se trata de formular políticas que garanticen un desarrollo sostenible, en ambiente de paz, donde el juego inter-imperialista sea mediado por regulaciones que permitan la creación de una sociedad donde los intereses de las personas estén en primer lugar y no los intereses de los grandes grupos económicos y potencias imperialistas.

 

Participamos en todos los foros de discusión, oficialmente o como observadores, de los grandes debates sobre cambio climático (www.ituc-csi.org/just-transition-centre), migración, comercio, derechos humanos, papel de las instituciones financieras, que se producen en los espacios de la ONU y sus organismos.

 

Incidencia en negociaciones económicas

 

Otro espacio importante son las negociaciones que ocurren en los bloques económicos: seguimos de cerca el G20, donde a través del L20 (labor G20), participamos institucionalmente en discusiones con ministros de trabajo y asociaciones empresariales de países miembros del G20 y buscamos influir en los acuerdos de los órganos de deliberación del bloque.  (www.ituc-csi.org/l20-argentina-2018-informe-de)

 

En el caso de los BRICS, todavía no tenemos una participación institucional, pero las principales centrales de los 5 países (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se reúnen regularmente y formulan políticas que luego cada central utiliza como apoyo para el lobby con sus propios gobiernos y empresarios.  (www.cut.org.br/noticias/csi-participa-do-iv-forum-do-brics-sindical-d069)

 

También acompañamos o intentamos influir en las negociaciones de los acuerdos regionales o subregionales, como es el caso de la Unión Europea (UE), Mercosur, TLCAN, etc.  Apoyamos la creación y luchamos para avances en la UNASUR, amenazada por un giro a la derecha en países del bloque, pero que gana nuevas posibilidades luego de la victoria de López Obrador en México, o con lo que puede pasar en Brasil en octubre y en Argentina en 2019.  Los resultados en Colombia no fueron satisfactorias para las izquierdas, pero la votación expresiva de Petro garantiza una voz importante en el debate nacional y regional.

 

En los enlaces señalados arriba, se puede acceder a más información sobre la participación y las políticas que defendemos en estos foros; pero en resumen podemos decir, en términos generales, que buscamos superar los desafíos que impiden una coherencia global.

 

Necesitamos un sindicalismo 5.0

 

Con un crecimiento constantemente estancado, altos niveles de desempleo, una rebaja general de las ganancias salariales, ataques contra la protección social, la expansión rápida de las cadenas de producción como modelo de producción, aumentan las desigualdades y se convierten por lo tanto en cuestiones cruciales para ser tratadas por los sindicatos en todo el mundo.

 

El sindicalismo internacional trata estas cuestiones que reclaman políticas que coloquen la creación de empleos de calidad, crecimiento de los salarios (salarios justos) y protección social, como elementos centrales del crecimiento económico con justicia social, conforme se establece en los objetivos del desarrollo sustentable adoptado por la ONU en septiembre de 2015

 

En lo que se refiere a la 4ta revolución industrial, que está a pleno vapor, el desafío para los sindicatos es enorme.  Claro que las revoluciones industriales no son un fenómeno nuevo, pero el ritmo que asume la industria 4.0 no tiene precedentes, y los cambios en los diversos sectores están siendo grandes y los sindicatos están teniendo que reestructurarse para no permitir que sólo los más ricos aprovechen los beneficios de la Industria 4.0.

 

El primer desafío es superar la fragmentación y las bajas tasas de sindicalización en países emergentes que han desempeñado un papel importante en el ámbito de las cadenas productivas: me refiero a países asiáticos como India, Tailandia, Bangladesh, Indonesia, Vietnam, etc. y a América Latina y el Caribe.  Las viejas divisiones por sectores tradicionales pierden sentido, pues tenemos que ver la cadena productiva y la lógica de cómo se estructura la producción.  Por ejemplo, si tomamos el sector de la electrónica, vemos que se producen componentes electrónicos para prácticamente todos los bienes, desde computadoras y teléfonos celulares hasta coches, aviones, servicios de transporte, aeroespacial, salud, etc.; además, otra característica del sector es que las grandes marcas prácticamente no producen nada, la manufactura se hace en una vastísima y compleja cadena de producción que normalmente no está sindicalizada y las grandes marcas se dedican al desarrollo del producto, la venta y pos-venta.  Este mismo fenómeno se ve en otros sectores, lo que refuerza la necesidad de cambios estructurales en la forma como los sindicatos se organizan.  Por ello, suelo decir que para una industria 4.0 necesitamos un sindicato 5.0, para ganar la batalla.  En una reciente conferencia mundial de Industriall Global Union, se aprobaron las siguientes acciones[1]:

 

  • Sensibilización y creación de capacidad de los afiliados para promover los objetivos de política industrial sostenible de la IndustriALL
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  • Organización de los trabajadores jóvenes, las trabajadoras y los trabajadores precarios

 

  • Seguridad de que en los Acuerdos Marco Globales se aborden las oportunidades y los desafíos de Industria 4.0

 

  • Formulación y aplicación de un programa de Transición justa que forme parte de todos los debates con gobiernos y empresas

 

  • Derechos de los trabajadores a la información y la consulta, la formación y niveles definidos de privacidad en el trabajo y en el hogar

 

  • Una perspectiva de género en la elaboración de políticas sobre Industria 4.0

 

  • Insistencia para que los trabajadores tengan voz en los debates a nivel mundial, regional, nacional y de empresa sobre Industria 4.0.

 

Otro punto importante a insertar en el debate es la necesidad de reducción de la jornada de trabajo sin reducción de salarios.  No tiene el menor sentido continuar trabajando 48 o 44 horas semanales, si la ganancia de productividad es brutal con la digitalización del proceso productivo de bienes y servicios.  El reciente ejemplo fue el acuerdo alcanzado por el sindicato de los Metalúrgicos de Alemania - IG-Metal, que conquistó para 900.000 trabajadores y trabajadoras la reducción de la jornada de 35 a 28 horas semanales sin reducción de salarios.[2]

 

No menos importante es el debate para garantizar una renta mínima que permita vivir con dignidad, para todas las personas, independientemente de cuánto ganen con sus trabajos.  Para garantizar esto, hay que asegurar una reforma tributaria donde los que ganan con la digitalización de la economía paguen los costos de programas de renta mínima y de transición justa a la nueva forma de organización de la producción.  Experiencias en curso en países Nórdicos deben ser analizadas; asimismo, en Brasil necesitamos reanudar el debate impulsado por el Ex Senador (actualmente concejal) del Partido de los Trabajadores, Eduardo Suplicy.

 

Por supuesto, para dar cuenta de los desafíos del momento, los sindicatos tienen que ser capaces de hacer alianzas con amplios sectores populares y de la academia para que las políticas generadas puedan tener la mirada de las diversas fuerzas que defienden un mundo para todos y todas; y por eso el movimiento sindical es una parte importante de los Foros Sociales Mundiales, pues creemos que otro Mundo es posible.

 

Fernando Lopes es Director del Sindicato de los Metalúrgicos de Simões Filho-Ba; Asesor Internacional de la Confederación Nacional de los Metalúrgicos de la Central Única de los Trabajadores -CUT- de Brasil y Ex-Secretario General Adjunto de la Federación Internacional de los Metalúrgicos y de IndustriALL Global Union.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/195259?language=en

Integración

Publicado en Revista: Integración en tiempos de incertidumbre

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