Comenzó el Quinto Congreso Nacional Extraordinario de Morena que tiene como tareas, al decir de Ricardo Monreal –el coordinador de los senadores por “compromiso político” del presidente electo, además de sus propios méritos–, con el propósito de prorrogar por un año el mandato de la dirigencia que encabeza Yeidkol Polevnsky, la línea de acción y definir los términos en que acompañarán al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Naturalmente que en términos formales y esperemos que también reales, son los delegados los que decidirán, pero no se envía la mejor señal cuando en la antesala de que comience sus funciones el gobierno que postula “la cuarta transformación de México” en su historia, empiece con prorrogar una dirigencia que por muy exitosa que sea, y seguramente lo es, no asuma a plenitud su deseo de continuar, para lo cual existe la vía de la reelección estatutaria. Y sobre todo cuando el mismo senador zacatecano que hace unos meses “jugó a las vencidas” con AMLO y por supuesto que perdió, asegura que se definirá cómo será la relación partido-gobierno y que “Morena no repetirá el viejo y repudiado binomio de partido y gobierno y tampoco será el partido del gobierno”. Veremos.

En paralelo a las definiciones a cargo de los congresistas, saltó Porfirio Muñoz Ledo para quejarse con Roberto Garduño (La Jornada, 19-VIII) y colegas de otros medios por la “grilla brutal” en curso para que no presida la Cámara de Diputados y en consecuencia no coloque la banda presidencial a Obrador. Además propone que Ifigenia Martínez presida el Senado. Ambos lo merecen por su trayectoria, en el caso de la maestra desde 1968, y en el de Porfirio Alejandro desde 1987, pero la argumentación del guanajuatense “por derecho de sangre” arroja un amor propio descomunal.

En México, coloquialmente grilla significa: “Actividad política, principalmente la que implica deshonestidad o intrigas para favorecer los intereses de un grupo”.

El virtual diputado exige “votación abierta, si no quieren que presida la Cámara, yo tengo muchas tareas todavía, si la presido creo que haré un buen papel, tengo 19 años de parlamentar en mi vida, seis en las Naciones Unidas, seis en el Senado contra viento y marea, tres cuando volteamos la mayoría de la Cámara y tres más cuando organizamos el primer grupo lopezobradorista en la Cámara de Diputados, cuando, otros –que ahora andan en la grilla interna– se negaron a incorporarse al movimiento”.

Sólo que los diputados que grillan y los que no lo hacen, tienen derecho a participar en la contienda por el cargo, con independencia de la respetable trayectoria y los 85 años de edad de Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, quien advierte “hay muchos intereses de por medio, eso es incorrecto en estas horas de definición histórica, y en las que todos deberíamos estar al lado de Andrés Manuel López Obrador”. Intereses, incorrecciones y compromisos con AMLO que también incluyen a Porfirio Muñoz, aunque al parecer se coloca por encima de los demás legisladores.

La legítima aspiración de Porfirio Alejandro replantea el problema de los ciclos de los políticos de todos los signos, en particular los de las izquierdas que tienen como constante no saber replegarse a un segundo, tercer y cuarto planos, no sólo porque la realidad acaba por imponerse, sino por decisión propia e incluso retirarse a tiempo. Como lo hicieron en forma gradual y sin aspavientos los dirigentes comunistas Arnoldo Martínez Verdugo y Valentín Campa.

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@IbarraAguirreEd