La Economía Solidaria: Construyendo sociedades de Buen Vivir
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 533: Educación popular para reinventar la democracia 13/06/2018 |
La economía solidaria contiene una propuesta integral de modelo de sociedad, que define en su estructura todos los factores que componen el “buen vivir”: económicos, sociales, culturales, ambientales, educativos, científico tecnológicos y políticos. Es una propuesta basada en valores y prácticas solidarias que vinculan a movimientos sociales de enfoque integral y emancipatorio, a través de experiencias locales y alianzas globales que apuestan por la justicia, la solidaridad, el humanismo y la sustentabilidad.
En este enfoque se reúnen prácticas muy diversas, que comparten el promover relaciones más justas entre las personas y hacia el entorno social y ecológico, además de un cuestionamiento político y estructural a la lógica capitalista que va a la par de la construcción de formas solidarias de intercambio, con el fin de que las comunidades puedan elegir sus propias formas de bien-estar.
Euclides Mance, filósofo brasileño y uno de los principales teóricos de la economía de la liberación, plantea que estas experiencias pueden comprenderse desde tres horizontes de Economía Solidaria:
- La economía solidaria de supervivencia: busca básicamente atender la satisfacción de necesidades de las personas y de las propias iniciativas.
- La economía solidaria de resistencia: más allá de eso, busca hacerlo resistiendo al modelo capitalista. Pero, por falta de una comprensión más amplía del funcionamiento del capitalismo y de cómo superarlo, sus propuestas no consiguen avanzar en la construcción de otro sistema económico pos-capitalista.
- La economía solidaria se liberación: como un eje de luchas, consigue atender demandas económicas inmediatas, enfrentar las estructuras económicas capitalistas y avanzar en la construcción de las estructuras de un nuevo modo de producción, de un nuevo sistema de intercambio y de una nueva formación social. Organiza redes, circuitos económicos solidarios y cadenas de consumo, intercambio y producción, liberando las fuerzas productivas y comunidades humanas.
Una propuesta necesaria en un contexto excluyente
Si bien muchas prácticas tradicionales de producción e intercambio en todo el mundo son cercanas a la economía solidaria, es especialmente urgente fortalecer esta otra economía en el contexto latinoamericano actual.
El planeta vive una crisis como consecuencia de un capitalismo voraz que está causando la pobreza extrema, el deterioro ambiental, pérdida de derechos de las personas trabajadoras, criminalización de los movimientos sociales, desempleo y precarización del trabajo, crimen organizado, y la muerte en su más amplio sentido de la palabra.
A principios del siglo XXI, América Latina comenzó un periodo de prosperidad de la mano del alza de los precios de las materias primas. En 2004, la región tuvo un crecimiento económico de 5.9%, encabezado por la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) cuyo PIB avanzó ese año un 9.5% mientras que el Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay) crecía a una tasa de 8.4%, Brasil un 4.9%; México-Centroamérica un 4.9% y el Caribe un 4%, según datos de la CEPAL. Alicia Puyana, profesora investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), indica que "había la sensación de que en América Latina ya no habría crisis. Los economistas tenían la idea de que los políticos y los servidores públicos ya no tendrían que preocuparse por la tragedia permanente de la región. Ahora la tarea era distribuir la prosperidad".
Pero con la llegada de la gran crisis económica mundial de 2008-2009, ese periodo de optimismo se terminó, y la riqueza no llegó a distribuirse. "Ahora estamos atravesando un ciclo de precios bajos que difícilmente se recuperarán", dijo la economista, que prevé que los precios deprimidos de las materias primas continuarán así por los próximos 10 o 15 años. Así, las economías de la región –que tras dos años de recesión lograron avanzar apenas un 1.1% en 2017– se perfilan para continuar con expansiones bajas y con sus poblaciones "disgustadas porque no se aprovechó la bonanza de los años de crecimiento", dijo Puyana. "La riqueza se distribuyó algo en Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, pero no hubo la intención de cambiar el modelo económico y depender menos de las materias primas". Para 2018, el Banco Mundial espera que la región crezca un 2%.
En América Latina, las primeras dos décadas del Siglo XXI han estado marcadas por el ALBA, el MERCOSUR y la Alianza del Pacífico, tres grandes proyectos de integración político-económica asentados en tratados comerciales multinacionales. Sin embargo, según el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Arturo Oropeza, esa época está terminando. El capitalismo neoliberal empieza a mostrar sus fisuras, su incapacidad para sostener un desarrollo equitativo y democrático, su carácter concentrador y excluyente. Ante ese proyecto agotado, la economía solidaria se convierte en una propuesta y una realidad transformadora, que tiene el potencial de generar bienestar para los pueblos de la región.
El 2018 será un año clave para el rumbo político y económico de América Latina. Siete países de la región cambiarán de presidencias: Costa Rica, Paraguay, Colombia, Venezuela, México, Brasil y Cuba. Es muy probable que ocurran importantes transformaciones políticas en la región, en medio de un periodo económico que podría ser definido como de "vacas flacas" y en la era de la "política global de agresión" promovida por Donald Trump desde Estados Unidos.
En este contexto, la economía solidaria expresa un necesario esfuerzo por construir redes colaborativas solidarias, valorar los vínculos humanos y extender acciones de sustentabilidad ambiental y económica, que son además formas de defensa del territorio, de los saberes y los derechos desde las bases comunitarias y las articulaciones regionales e internacionales.
CEAAL en el movimiento internacional de economía solidaria
El 18 y 19 de abril del 2018, se celebró en Cuajimalpa, México, el “Encuentro Internacional de Economía Solidaria y Economía Azul”[1], promovido por el CEAAL, Dinamismo Juvenil A.C. y las organizaciones e instituciones educativas del Grupo Promotor de Economía Solidaria de México, asistieron representantes de 12 países entre los que se encuentran: Brasil, Chile, Perú, Colombia, Cuba, Costa Rica, Guatemala, España y México con participantes de organizaciones, instituciones educativas, cooperativas e iniciativas productivas de 17 Estados de la República Mexicana.
Para el CEAAL, fue muy importante este Encuentro, ya que fue una oportunidad para vivir la solidaridad y construir procesos económicos, sociales, emancipatorios y justos. Se aportó a la construcción de conocimiento colectivo y se lograron articular las experiencias que participaron. Se facilitó el diálogo entre las experiencias presentes y se nutrieron de los aportes teóricos que plantearon: Euclides Mance, promotor de los circuitos económicos solidarios; Marcos Arruda, quien propone un sistema de indicadores para orientar el camino hacia el buen vivir; y Carlos Bernal, que desde la Economía Azul propone el diseño sistémico y el aprovechamiento sostenible de los recursos disponibles en cada ecosistema, con una generación mínima de residuos.
Desde CEAAL, como educadores y educadoras populares de América Latina y el Caribe, tenemos el desafío de plantear procesos de liberación desde la formación, que contribuyan a la acción-reflexión junto con los propios sujetos de nuestra acción, utilizando metodologías que permitan el cambio de nuestras prácticas. Nos planteamos también poner en práctica algunas herramientas de la economía solidaria, como la creación de un fondo solidario; el diseño y puesta en práctica de un curso virtual sobre Economías Solidarias para el Buen Vivir y la Emancipación de los Pueblos.
Celina Valadez, Elisiane de Fátima Jahn, Eva Carazo Vargas y Rosa Elva Zúñiga son educadoras populares, integrantes do Grupo de Trabajo sobre economía solidaria del Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe - CEAAL.
[1] El Encuentro reunió a más de 200 personas. Se compartieron experiencias de cooperativas, de educación popular, de Eco Aldeas y de diseño sistémico, circuitos económicos solidarios y redes colaborativas locales. Fue en sí mismo una experiencia solidaria, enriquecida con los aportes voluntarios de las familias que integran el Circuito Económico Solidario “Tianguis del Buen Vivir” de Cuajimalpa, que acogieron a las personas participantes y compartieron su experiencia en la construcción del Circuito.