La ofensiva conservadora aterriza en tierras bolivianas
- Opinión
La oposición arrecia sus acciones en contra del Gobierno boliviano, con estrategias de confrontación callejeras que suponen una apuesta mayor en la ofensiva conservadora. De los ataques mediáticos del 2016 (apoyados en las redes sociales), han pasado a convocar a sectores urbanos que, volcados en las calles, han impactado en la cotidianidad de las ciudades, al punto de hacer retroceder decisiones estatales como las incluidas en el nuevo código penal [1]. Hasta el momento, la gestión estatal liderada por el Movimiento al Socialismo-MAS ha soportado esa ofensiva conservadora interna (y los vientos reaccionarios en toda la región), pero todo indica que la conflictividad apenas comienza.
La estrategia opositora -apoyada desde el exterior y centrada en ataques personales al presidente Evo Morales- utiliza ideas de la democracia formal, que luego enarbolan medios de comunicación y cámaras empresarias. A esto ha sumado, en los últimos meses, el uso de un sujeto de disputa que identifican como “la ciudadanía” encarnada en grupos corporativos (médicos, transportistas y ONG) que tomaron las calles y dinamizaron la estrategia de descrédito mediático utilizada en el referéndum 2016. Las huelgas, los inicios de alianzas en la oposición, las protestas callejeras e intensos ataques por redes sociales, son acciones que pueden calificarse como la antesala de una ofensiva mayor, a poco más de un año para las elecciones.
I.
La derecha boliviana está probando tácticas (o un método) que la lleve a superar la dispersión (organizativa y programática) que la caracteriza hasta el momento, con el objetivo de contar -en el 2019- con algunas posibilidades contra la candidatura presidencial de Evo Morales, habilitada por el Tribunal Supremo de Justicia a finales del 2017. Con liderazgos poco novedosos y sin un discurso propio, la derecha viene escalando en la estrategia de polarización política, apoyada con un activismo en redes sociales (y todos los atajos y trampas ya conocidas: troles, manipulación, fake news, etc.), logrando captar la simpatía de jóvenes en zonas urbanas (y prometiéndoles ascenso social). Para esto, utiliza mensajes de odio que al ser masificados en los medios de comunicación hegemónicos permean en otros segmentos sociales en forma de corriente de opinión, que realza el sentido común conservador de la sociedad, central para la táctica opositora.
Una estrategia forjada con el engranaje político y económico del poder conservador tradicional, congregado en las cámaras empresariales, grupos de terratenientes (ganaderos en especial) y los partidos políticos tradicionales, liderados en distintos espacios por Carlos Mesa, Rubén Costas y Samuel Doria Medina[2]. Una articulación de la derecha que ya resultó efectiva en el referéndum del 2016, donde lograron imponerse y encontrar un formato efectivo contra el Gobierno del MAS, aunque sin lograr un desequilibrio de las políticas estatales, ni socavar el apoyo de los movimientos sociales a este (en especial de indígenas, campesinos y de trabajadores).
La estrategia a la que se hace referencia tiene las siguientes características:
- Las redes sociales se convirtieron en un escenario de polarización y disputa contra el Gobierno boliviano, utilizando las métodos de segmentación y de manipulación de las emociones, puestos a la luz por las filtraciones de los WikiLeaks y por el exespía norteamericano Edward Snowden, y comprobadas con el reciente escándalo de Cambridge Analytica[3]. Métodos digitales que fueron fundamentales para el triunfo de la oposición en el referéndum del 2016, con los cuales impulsaron acciones coordinadas de manipulación y desprestigio del presidente Morales.
El Gobierno y el MAS tienen claro que hoy constituyen una fuerza de articulación de la derecha boliviana y parte importante de su estrategia, al punto de convocar a todas las fuerzas populares a prepararse para la “batalla digital” [4].
- Movilización callejera: no son nuevas, fueron usadas por la derecha desde inicio del primer Gobierno de Morales, entre el 2006-2008, violentas y desafiantes para la unidad del Estado plurinacional, aunque sofocadas por el triunfo constituyente del 2009, que sepultó el amago secesionista de la llamada “media luna” conformada por los gobernadores y “líderes cívicos” de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija. Luego de promulgada la nueva Constitución en el 2009, le ha costado mucho a la derecha generar movilizaciones contundentes, aunque las desarrolladas por los “cooperativistas en el 2016” terminaron con el asesinato del viceministro del Interior Rodolfo Illanes [5].
La derecha no había logrado consolidar un sujeto (o un significante) de disputa social que desafiara al Gobierno con la contundencia lograda por los médicos y transportistas, quienes estuvieron en huelga durante más de 47 días, paralizando servicios y torciéndole el pulso al Gobierno respecto de la vigilancia en los cobros del servicio y las sanciones penales por mala praxis [6]. Lograron irradiar su movilización hacia los estudiantes de medicina, enfermeros y al gremio de transportistas, que realizaron una paralización de actividades que impactó en varias ciudades y en carreteras principales [7].
Estas movilizaciones corporativas, han animado a la derecha boliviana a retomar la calle y han hecho retroceder al Gobierno en decisiones, que si bien no debilitan en esencia las políticas públicas estatales, si generan un clima adverso de cara a la reelección de Morales. No por mérito de la derecha, esta ha encontrado esa “ciudadanía” que al parecer marca rupturas con el proyecto encarnado por Morales.
-Desprestigio de Evo Morales. La derecha viene erosionando la imagen del presidente con un relato muy básico, pero efectivo: la necesidad de la rotación de Gobierno. La excusa ya no es por ser “indígena e ignorante” como lo hicieron en la década pasada, sino por inmoral (al hacerle un montaje de paternidad no reconocida) y por querer -según ellos- “perpetuarse” en el poder. Algunos analistas internacionales, que antes apoyaban a Morales, contribuyen con el relato, advirtiendo que el proceso político se desvió hacia un proyecto personalista del presidente: “Morales mira a Argentina o Ecuador (e incluso Brasil) para convencerse de que el «proceso de cambio» depende solo de él” dicen quienes sostienen esa posición [8].
La derecha local, con troles de redes sociales y mensajes insidiosos, y desde afuera del país con argumentos institucionalistas, pretenden arrinconar a Morales, señalándolo de autoritario, caudillista y dictador. Un relato adscrito a la idea del mainstream formulada desde los Estados Unidos que aplican los “indicadores de democracia” que ellos se han inventado, sin consultarle democráticamente a nadie[9]. Por esa vía el proyecto democrático de Bolivia está siendo minado, como ya lo hicieron en Brasil, Venezuela, Ecuador, Argentina, Honduras, en donde los líderes populares terminaron enjuiciados y proscritos por la democracia made in USA.
Minimizar logros del Gobierno: por esa misma vía se pretenden minimizar los alcances sociales y sistémicos del proceso político boliviano. No bastan los números para argumentar el desarrollo de un buen Gobierno. El Gobierno se soporta en una excelente gestión económica, que le mantiene creciendo a una tasa del 4.5 % anual, muy por encima de los demás países de la región, y con un proceso de inclusión social sin precedentes, 1,6 millones de personas salieron de la pobreza (en un país de diez millones de habitantes), con un esquema de redistribución de la riqueza nacional espectacular, avalados por datos de la CEPAL, el PNUD y del propio FMI [10].
Sin embargo, esos logros son relativizados tanto por la derecha local, como por los críticos de Morales en el exterior. El expresidente Jorge “tuto” Quiroga difunde, desde el 2015, el relato de que el Gobierno del MAS tan sólo cosechó los logros de su Gobierno (que duró tan solo un año: 2001-2002) [11], y desde el exterior algunos académicos acusan al Gobierno boliviano de “falta de iniciativa” y “de vivir de los logros del pasado”, [12] mostrándolos anquilosados. Planteamientos discutibles ante la realidad de la crisis económica regional, de las acciones de justicia social realizadas con políticas públicas y con el propio proceso de inclusión implementado desde el 2006. Un relato académico débil pero que avala el discurso de “cambio” enarbolado por la derecha.
Acción de las cámaras empresariales: están más activas que en la disputa electoral anterior (2014). Participaron de un llamado a paro general, el pasado 21 de febrero, reactivando la vocería de líderes cívicos opositores en la “media luna”, y logrando un acatamiento en las zonas de mayor presencia opositora (oriente de Bolivia) [13]. Los intereses de Rubén Armando Costas Aguilera, gobernador de Santa Cruz y precandidato presidencial (exdirigente de la Confederación de Ganaderos de Bolivia, y de otros gremios empresariales), empiezan a jugar en procura de articular la movilización opositora y ampliar la presión en torno al resultado del referéndum del 2016 y el rechazo al aval del Tribunal Supremo de Justicia que permite a Evo Morales participar como candidato en las próximas elecciones.
Aunque en el terreno de la economía el país va bien, y el Gobierno de Morales ha logrado anticipar problemas y actuar con consistencia, las cámaras empresarias parecen orientadas a administrar el poder, de manera que el respaldo de algunos sectores empresariales no basta para desactivar la acción opositora de otros sectores en el mismo ámbito. Sólo con los avances en el reclamo de salida al mar para Bolivia, impulsada en la Haya por el Gobierno, los opositores empresarios se allanan y respaldan al Gobierno, incluyendo al gobernador-empresario Rubén Costas. El eje de articulación de esa derecha empresarial no es la mala gestión gubernamental de Morales (los datos de la realidad son favorables), sino la agenda anti-reelección y por el cumplimiento de los resultados del referéndum 2016.
-¿Unidad de las derechas?, empresarios candidatos: Samuel Doria Medina, un empresario de la localidad de El Alto, dirigente del partido Unidad Nacional, que representa la segunda fuerza en el congreso (nueve de 36 senadores y 32 de 130 diputados), está planteando que la tarea de la derecha es debilitar al Gobierno en la pugna en contra de la reelección y encontrar un camino unitario de “centro” que dispute en las elecciones del 2019 para derrotar al MAS [14].
Doria se posiciona como ese candidato de centro, ante la negativa del expresidente Carlos Mesa de ser candidato y de la posición más tradicional de derecha que encarna Costas, el gobernador santacruceño. Parte de la estrategia es plantear continuidad de algunas políticas exitosas del Gobierno Morales, para captar votos de los indecisos, y cabalgar sobre el descrédito que vienen trabajando en redes, medios de comunicación, movilizaciones, y desde algunos sectores de la academia. Deslegitimar a Morales para debilitarlo como candidato y unir esfuerzos en torno a una candidatura que represente al empresariado.
II.
Reconocer esas características de la estrategia opositora, adaptadas de la ofensiva conservadora desarrollada en otros países de la región, puede permitir avizorar algunos escenarios de la disputa política electoral en el país andino:
-El período preelectoral y electoral seguramente será de conflictividad y polarización, para vincular a sectores que hasta el momento no están incluidos en la disputa contra Evo Morales, en especial gremios que actúen con intereses corporativos, como ocurrió con los médicos y los transportistas. Esto obliga a prepararse para el adelanto en el debate pre-electoral, que ha empezado desde este 2018 (las elecciones son en octubre de 2019).
-La confrontación opositora estará centrada en mostrar al Gobierno como antidemocrático, por continuar con la idea de reelección por la vía judicial, que ya cuenta con el aval del Tribunal Supremo de Justicia. Y tratarán de edificar la imagen caudillista de Evo Morales, al tiempo de minimizar los logros del Estado Plurinacional en la última década.
-Estados Unidos y otros países con intereses en la región, quizás aporten a la estrategia opositora, desde la idea de asistencia para el desarrollo con financiamiento para grupos opositores, y con el debate sobre el narcotráfico a partir del enojo estadounidense por la finalización de los convenios de asistencia con la DEA, que le impiden actuar en Bolivia, como lo hace en Colombia, Perú y en la mayoría de países de la región.
-Como en Venezuela, las facciones de derecha tratarán de unificarse alrededor de una candidatura que sea competitiva ante el liderazgo del MAS y del presidente Evo Morales. Teniendo las redes sociales como un escenario de disputa, polarización, y de convocatoria opositora.
- Pueden endurecerse las acciones de los países vecinos contra Bolivia, la mayoría adversos al presidente Evo Morales. En Argentina el presidente Mauricio Macri ya se expidió con declaraciones humillantes en contra de la migración boliviana, al igual que puede hacer en las relaciones comerciales. Brasil (con Temer) y Argentina (con Macri) son los principales compradores de gas boliviano y en determinado momento pueden desestabilizar la economía boliviana [15]. Del mismo modo que Chile, en medio de la disputa por la salida al mar, puede participar de acciones que mellen la economía del país andino.
-Un desafío para el Gobierno y para el MAS (partido que lo conduce). Tienen en frente un período electoral anticipado, que resulta crítico y decisivo para garantizar la continuidad del proceso. Le obliga a abrir diálogos hacia otros sectores sociales de trabajadores, profesionales y jóvenes, conectados con el mundo digital y con una agenda de intereses y demandas emergentes, a quienes les cuesta reconocer las transformaciones que ha tenido Bolivia. Es preciso proponer como escenario que los vientos huracanados de la ofensiva conservadora regional han llegado a Bolivia.
Notas
[1]https://elpais.com/internacional/2017/12/20/america/1513728845_949680.html
[2] Estamos hablando de: La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), la Cámara Nacional de Comercio, Confederación de ganaderos de Bolivia,
[3]https://www.celag.org/cambridge-analytica-el-big-data-y-su-influencia-en-las-elecciones/
https://www.youtube.com/watch?v=RLbDKf_6oOQy; https://elpais.com/elpais/2017/03/12/opinion/1489336649_864857.html
[4]https://www.hispantv.com/noticias/bolivia/367613/evo-morales-prepararse-guerra-digital-elecciones
[5]http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37191005
[6]http://www.france24.com/es/20180109-bolivia-medicos-huelga-evo-morales
[8]http://www.sinpermiso.info/textos/bolivia-evo-for-ever
[9]http://www.celag.org/indicadores-de-la-calidad-democratica-o-de-la-democracia-mainstream/
[10]http://www.bo.undp.org/content/bolivia/es/home/ourwork/povertyreduction/overview.html
[11]http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/article28776385.html
[12]http://www.sinpermiso.info/textos/bolivia-evo-for-ever
Javier Calderón Castillo
@javiercc21
Investigador de CELAG
http://www.celag.org/la-ofensiva-conservadora-aterriza-en-tierras-bolivianas/
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