Por una sociedad e Iglesia de iguales
- Análisis
La igualdad logro irrenunciable de los últimos siglos
Estaremos de acuerdo en que la igualdad es uno de los logros más importantes de la humanidad en los últimos siglos. Un logro irrenunciable. Pero, al mismo tiempo y paradójicamente, vemos cómo no dejan de surgir legitimaciones ideológicas del desigualitarismo que llevan a establecer niveles escandalosos de desigualdad.
La crisis que padecemos se la pretende resolver a costa de una mayor desigualdad y de una mayor injusticia, como si guiados y extralimitados por una demagogia igualitaria, debiéramos ahora devolver a los ricos, a los poderosos y a los escogidos por la fortuna, los recursos que habían consentido compartir con los demás.
Un capitalismo cínico trata de derribar el Estado del bienestar y el proyecto de una Europa socialista. Los hechos demuestran de qué manera el capitalismo impone una dominación política y una hegemonía cultural a escala global que empobrece y destruye a una gran parte de la humanidad.
Su faz más siniestra aparece en esa aniquilación biológica llevada a cabo por el genocidio más grave que haya conocido la humanidad como es el producido por el hambre y todo lo que le niega al ser humano la posibilidad material de vivir.
¿Por qué este retroceso a un mundo tan radicalmente desigual? ¿Será que la igualdad es un espejismo o mito anacrónico?
Sin pretender desarrollarlos, voy a destacar tres de los factores que más han impedido traducir la igualdad en unas relaciones humanas sociales y eclesiales más justas y solidarias.
- El individualismo posesivo
Este individualismo posesivo es el que alimenta la lógica propietarista, es decir, esa cultura que nosotros tenemos socializada, que ha permitido a ciudadanos -y ciudadanos cristianos honorables- enriquecerse a toda costa sin ningún límite moral, sin ninguna responsabilidad y sancionar como natural la desigualad y la servidumbre del pobre.
Quien sea ético –y debe serlo todo ciudadano- y quien se atreva a llamarse cristiano debe estremecerse ante el clamor de los pobres para hacer simplemente lo que Dios quiere. En su Reino tienen asiento y preferencia los empobrecidos.
- La lógica nacionalitaria del Estado-Nación
Esta lógica comenzó por garantizar un estatuto de ciudadanía con derechos y libertades para todos, pero acabó convirtiendo a la ciudadanía en un “instrumento de cierre y exclusión” dando lugar a un nosotros y a un ellos conflictivo y polémico. De modo que cada Estado crea un modelo legal e ideológico de relación entre los ciudadanos que conlleva una discriminación a la hora de reconocer derechos y deberes a unos y a otros….En ese sentido, todo Estado es nacionalista y excluyente.
- El peso de la lógica patriarcalista y clerical
La misma revolución francesa se quedó corta y no permitió pensar en una sociedad en que hombres y mujeres fueran libres e iguales.
El patriarcalismo, entendido como un sistema de dominación que ejercen los varones en cuanto género en todas las esferas de la vida, es una de las causas más decisivas de la desigualdad humana.
Si sobre ella abundan las razones que argumentan que la desigualdad de hombres y mujeres es un hecho natural y querido por Dios, podemos comprender que el peso de la lógica patriarcal y clerical plantea un reto de enorme trascendencia.
Lo cual presenta como especialmente urgente e interesante la investigación que la teología, especialmente la feminista, está realizando sobre el cuándo y cómo se produjo la desaparición del matriarcado, con estudios directos del relato de la Biblia, en que se describe el comienzo del mundo y se sustituye y elimina el relato anterior , diabolizándolo y convirtiéndolo de bendición en maldición.
4. Vigencia y desmantelamiento del patriarcado
La investigación demuestra que hace unos 10.000 años se produjo la liquidación del matriarcado. Sin necesidad de comprobar ahora esa larga trayectoria , nos ceñimos al tiempo más cercano en que a nosotros se nos ha transmitido esa cultura, hace unos 3.000 años y que, aún hoy día, está vigente en grandes sectores de la Sociedad y de las Iglesias, manteniéndolo como si fuera expresión y voluntad de la Divinidad.
El relato primordial sustituido:
Génesis 33, 16: EL HOMBRE TE DOMINARA
“Y tendrás ansia de tu marido y te dominará “.
Génesis 3, 13-15 - PONGO HOSTILIDAD ENTRE TI LA SERPIETE Y LA MUJER.
El Señor dijo a la mujer:
-¿Qué has hecho?
–La serpiente me engañó y comí”.
El Señor Dios dijo a la serpiente:
–Por haber hecho eso, maldita tú entre todos los animales y fieras salvajes; pongo hostilidad entre ti y la mujer.
Génesis 3,6 –EL ARBOL DE LA VIDA TENTÓ A LA MUJER.
“Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable. Cogió del árbol, comió y se lo alargó a su marido”.
Génesis 3,16: DISTORSIÓN DEL AMOR ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER
A la mujer, Dios le dijo:
- Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás los hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido y te dominará”.
Estos cuatro símbolos significaban en el texto matriarcal primordial:
. Que la a mujer era portadora de vida.
. Que la serpiente representaba la sabiduría divina.
. Que el árbol de la vida significaba la renovación continua de la vida.
. Que a relación sexual hombre – mujer posibilitaba el acceso al éxtasis y al saber místico.
Pues bien, en el nuevo -y actual- relato estos cuatro símbolos quedan desacralizados y convertidos en malditos. Y sobre ellos se ha apoyado por siglos el muro que religiosamente sustentaba la desigualdad entre el hombre y la mujer.
Según Leonardo Boff, “El trabajo teológico actual pretende demostrar el carácter construido del actual relato bíblico dominante, centrado sobre la dominación, el pecado y la muerte y proponer una alternativa en la cual aparece una relación nueva con la vida, el poder, lo sagrado y la sexualidad. Estamos asistiendo a un cambio de paradigma en las relaciones masculino-femenino. Pero esto sólo se consigue deconstruyendo relatos que destruyen la armonía masculino-femenina y construyendo nuevos símbolos que inspiren prácticas civilizatorias y humanizadoras para los dos sexos. Es lo que las feministas, antropólogas, filósofas y teólogas y otras están haciendo con expresiva creatividad. Y hay teólogos que se suman a ellas”.
El ser humano es:
1º) Una realidad convivencial
Todo ser humano, desde su individualidad personal, se conoce a sí mismo como independiente y separado de los demás y con la conciencia de que, junto a él, existen otros muchos seres: el cosmos, la sociedad, el prójimo, Dios.
Esta conciencia le permite descubrirse a sí mismo como ser frágil y dependiente, sumergido en medio de grandes fuerzas sociales, con un destino de vida limitado, pero con la inapelable tarea de construir su vida poniendo en juego su libertad.
Pero su conciencia le descubre al mismo tiempo un hecho radical: que él no puede existir sin el mundo, sin el otro, que su realización no puede darse en sí y para sí solo, en la soledad, sino con el otro y para el otro desde la relación.
El con-vivir y relacionarse es la exigencia más obvia y profunda del ser humano. Como que, sin ella, el ser humano resulta inconcebible o quedaría como un mal proyecto frustrado.
El problema que se plantea es cómo la persona, superando su propio aislamiento y soledad, establece su concreta relación con el mundo que lo rodea y, en especial, con el mundo de las personas.
2º) Una realidad convivencial de amor
La necesidad de relacionarse con los demás puede llevar a la persona a hacerlo de diversas formas. Frente a otras formas de relación, que sólo superficialmente superan el propio aislamiento y logran una unión con los demás, cabe destacar la originada y conseguida por el amor.
El amor exige:
. Relacionarse salvaguardando la propia individualidad.
. Actuar buscando el bien del otro, es decir, desinteresadamente, lo cual no es posible sin que mi actuación vaya tejida de conocimiento, cuidado, respeto y responsabilidad por el otro.
. Consolidar mi vida como actitud básica de dar, desde lo que soy y tengo, para enriquecer enriqueciéndome.
. Superar la actitud egoísta que desconoce y subestima los valores más hondos de la persona, de la propia dignidad y le lleva a interesarse por otros valores secundarios, dejándose fácilmente manipular y caer entonces en la miseria de envidiar y querer apropiarse de lo de los demás.
El amor, por otra parte, es algo que hay que aprender constantemente, una capacidad que exige cultivo permanente. Porque el amor no se lo puede confundir con un sentimiento momentáneo, con una atracción, con un lote enorme de riquezas y poder. El amor, como arte que es, requiere conocimiento y destreza, tiempo, reflexión y paciencia.
Y requiere, cómo no, un gran sentido de la realidad, en virtud del cual uno ve como importante lo que es y no sólo lo que le afecta a él, y se percata de la realidad sin ilusiones ni fanatismos, desde una apertura generosa, humilde y libre.
El amor comienza por infundirnos un sentimiento de seguridad, que se nutre de la fe y confianza en nuestro yo, en nuestra dignidad y potencialidades y, consiguientemente, en la dignidad y potencialidades de los otros. El amor confía en la persona en cuanta persona y no en las otras eficacias –frecuentemente malignas- del poder y de la autoridad irracional. El amor cree que nuestra naturaleza está hecha y poseída por la ley fundamental de la razón y la verdad, la igualdad y la justicia, la solidaridad y el compromiso.
Y, por eso, al amor es fuerte, y se convierte en coraje; coraje contra los reveses y la rutina, el materialismo y la desilusión, el legalismo y la burocracia.
3º) Una convivencia contra la ley despótica del tener
Si el convivir y el convivir desde el amor, es la exigencia más honda del ser humano, la civilización actual se ha organizado de tal manera que contradice y deforma hasta la exasperación esa exigencia.
En su libro ¿Tener o ser?, Eric From demuestra cómo la gran promesa nos la despertó la civilización industrial. Con ella creímos que nuestra felicidad estaba definitivamente asegurada a base de una producción y consumo ilimitados, de una técnica y ciencia omnipotentes, de una libertad y dominio nuevos.
Pero la gran promesa ha fracasado por haber puesto nuestra meta en la satisfacción de todo deseo o necesidad experimentado (hedonismo radical) y haber creado un sistema económico-socio cultual basado en el egoísmo y la avaricia.
Hemos creído que la satisfacción de todas las necesidades, incluso las dañosas para el desarrollo humano, son indispensables para nuestra felicidad. “Hemos realizado, escribe Fromm, el experimento social más grande para contestar a la pregunta: el placer (como experiencia pasiva opuesta al amor, al bienestar y la alegría activos). ¿Puede ser una respuesta satisfactoria al problema de la existencia humana? Por primera vez en la historia, la satisfacción del impulso del placer no sólo es privilegio de una minoría, sino que es factible para más de la mitad de la población. El experimento ya ha contestado la pregunta en forma negativa “. (¿Tener o ser?, Fondo de Cultura Económica, 1979, pg, 25).
Por otra parte el egoísmo ha pasado a convertirse en principio orientador de la conducta económica y personal. Lo económico, a diferencia de otras épocas, se ha separado de lo ético, ha obtenido calidad de funcionamiento autónomo, independientes de necesidades y voluntades humanas: “Se ha hecho verdad: es bueno lo que es bueno para el sistema y como el sistema requiere afirmar que los individuos son egoístas y avaros por naturaleza, entonces es bueno y necesario afirmar tal cosa”.
El principio del Tener se ha apoderado de tal forma de la sociedad y de los individuos, que ha dado lugar al modo fundamental l del tener: “Tienes mucho, vales mucho; tienes poco, vales poco; tienes nada, no vales nada”.
Crucial, por tanto, recuperar la distinción entre el tener y el ser, y decidir según qué modo queremos orientar, educar y proyectar nuestra existencia.
Es la cuestión clave para que la convivencia humana y la convivencia masculino-femenina no acaben en esterilidad y destrucción. En el modo de ser tenemos la originalidad de nuestra existencia, lo que la puede hacer veraz y positiva, lo que le puede hacer escapar del engaño y el fracaso. Y el modo de ser se define como modo de ser en el amor y para el amor.
L A P A Z
D E C A L O G O
“Mi paz os dejo, mi paz os doy”
- Y, ¿cuál es tu paz, Señor?
- Mi paz la tiene,
Quien se acepta a sí mismo y a todos los demás en todo lo que son y con cuanto Dios los dotó.
2. Mi paz la tiene,
Quien admite lo que de ser común hay en todos y lo que de singular y diferente hay en cada uno.
3. Mi paz la tiene,
Quien acepta que lo común a todos es la racionabilidad y la sensibilidad, la libertad y la responsabilidad, el amor y la solidaridad, la regla universal de que trate a todos como él quiere que todos lo traten a él.
4. Mi paz la tiene,
Quien profesa que toda criatura humana es, a la vez, sujeto individual, comunitario e histórico-cultural.
5. Mi paz la tiene,
Quien, siendo con todos UNO y DIFERENTE en sí, actúa como hermano de todos.
6. Mi paz la tiene,
Quien construye la convivencia sobre la piedra angular de la igualdad y la justicia, que hace imposible el binomio amos y esclavos.
7. Mi paz la tiene,
Quien en medio de la historia, se siente llamado a implantar este proyecto
de universal y plural fraternidad, y derruir el antinatural del egoísmo y la avaricia, que divide, margina y aparta de su finalidad los bienes creados y producidos.
8. Mi paz la tiene,
Quien preserva la identidad humana, que a todos nos hace iguales, libres y felices, frente al rodillo nivelador del neoliberalismo materialista, cosificador y consumista.
9. Mi paz la tiene,
Quien sostenga que nadie es ni puede ser humano si aspira a realizarse a costa del otro, sea persona o pueblo.
La realización es conjuntiva y no disyuntiva,
desde el nosotros solidario y no desde el yo excluyente.
- . Mi paz la tiene,
Quien cree que el proyecto del Dios Amor, está sembrado en todos los corazones y en todos los pueblos, sin que imperio alguno, de ayer, de hoy o mañana pueda legitimarse.
- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.
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