Un nuevo y sistemático ataque a Francisco
- Análisis
Desde los curas villeros a Grabois, pasando por la Madre Teresa, todo es bueno para criticar a Francisco
Que el casi sesquicentenario diario La Nación es la expresión coherente de la oligarquía dependiente argentina, quedan pocas dudas. Los Mitre –cumpliendo la voluntad británica- ejecutaron el genocidio del pueblo paraguayo, al tiempo que liquidaban al gaucho de la pampa húmeda, estuvieron contra Irigoyen, apoyaron los bombardeos a la Plaza de Mayo en 1955, los fusilamientos de 1956, todos los crímenes de las dictaduras, en especial la furia oligárquica de 1976 y ejecutaron cientos de actos antinacionales y antipopulares más. Repito siempre han sido coherentes.
No es casual que desde la elección del papa Francisco hayan sostenido una conducta uniformemente opositora al pensamiento y al accionar del pontífice, siendo “la tribuna” desde donde se ha expuesto la mayor cantidad de mentiras e infundios contra Jorge Bergoglio.
El mecanismo fue siempre el mismo, el ocultamiento, la mentira, la calumnia, la denigración, ejecutado en particular cuando el papa realiza gestos destacados que facilitan (y obligan) difundir su prédica.
Cuando Francisco recorría Colombia y celebraba el proceso de paz que había impulsado, cerrando el último conflicto armado que quedaba en el continente, La Nación publicaba en tapa los informes de sus enviados sobre los huracanes en los EE.UU. Era difícil estar públicamente a favor de la continuidad del conflicto armado, entonces lo mejor era la conspiración del silencio.
Ahora, que el papa se apresta a iniciar un histórico viaje por Perú y Chile, donde seguramente abordará temas que hacen a los pueblos originarios (se encontrará con dirigentes mapuches), el cuidado de la creación, la dignidad de la mujer, la migración, la religiosidad popular (y el ejemplo de los santos peruanos Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y San Toribio de Magrovejo), junto a la solución de los problemas limítrofes (lo que incluirá la cuestión de la salida al mar para Bolivia, la exclusión social, recibirá movimientos sociales argentinos (luego de negarse a hacerlo con el presidente Macri) y los problemas que hacen a la justicia social y a la Iglesia pobre para los pobres, nada mejor que redoblar las críticas a Francisco. (No olvidamos el impulso que seguramente dará al convocado Sínodo sobre la Amazonia, lo que excederá seguramente la defensa de la creación).
Entre otras muestras del bombardeo anti Francisco podemos citar una nota de un tal Marcos Novaro, donde centra las críticas al dirigente social (y amigo y colaborar de Francisco) Juan Grabois. El artículo afirma que los avances que Macri y Vidal lograrían en el combate contra la pobreza, perjudicarían al dirigente social, haciéndole perder importancia (e indirectamente lo mismo a los curas villeros y al propio Francisco).
Como todo está permitido, en la habitual columna política de J. Fernández Díaz, hoy -como único tema- se analiza el último libelo del desconocido para las nuevas generaciones J. J. Sebreli. Este es un supérstite “intelectual” del liberalismo ateo y antipopular, expresado por los restos del ex partido Demócrata Progresista, que devino en un partido provincial de tercer orden en Santa Fe, con una pequeña sucursal en la Capital y que desapareció inmerso en frentes que confluyeron en el PRO, con otras expresiones ultra gorilas, como el socialismo “democrático” o la Unión Cristiana Demócrata (casualmente UCD como el partido del tristemente célebre Alvaro Alsogaray).
El artículo y el libro, que según el título de la nota “pone en jaque a Bergoglio” (¿?) y al que califica de “monumental y erudito”, reedita el discurso del progresismo antipopular, denostando el pensamiento del papa, atacando en una múltiple ensalada a la Iglesia católica, a los curas villeros (sin nombrarlos), a la Madre Teresa, al peronismo, etc., usando en todo esto supuestas o reales afirmaciones sobre moral sexual, aborto y otras yerbas por el estilo. El argumento falaz es que Bergoglio (“y sus seguidores”) “no encuentran en la pobreza una carencia sino una virtud”.
La crítica reiterada a los curas villeros, a quienes no nombra, pero homenajea identificándolos como “su heroico equipo de trinchera”, dice que se oponen a la “urbanización” de las villas, cuando el reclamo de los curas ha sido siempre la “integración urbana” (total entre tantas mentiras vale una más), citando luego en frases entrecomilladas los documentos de los curas cuando afirman que en las villas persisten “valores evangélicos muy olvidados por la sociedad liberal de la ciudad.”
Las críticas a Francisco incluyen la condena a la “teología de la pobreza”, a su predilección por los movimientos sociales”, al “populismo” religioso que condena la modernidad que genera el capitalismo (sic), también a la mención de Bergoglio en el tedeum de 1999 a “las reservas culturales de la sabiduría de la gente corriente”, incluyendo la critica a su “populismo”, que lo hace parecerse a Perón, según se afirma.
Por supuesto que la campaña tiene y tendrá muchos otros componentes y “colaboradores”, como un artículo de Ricardo Roa, que se pregunta si es Grabois el que habla o si es el papa Francisco, refiriéndose a lo expresado sobre Macri y la situación nacional, por el dirigente social.
Ladran Sancho diría Cervantes, no caben dudas de que el accionar de Francisco, en su rol de único líder planetario frente al avance de la brutal e irracional concentración de las riquezas, molesta a los poderosos.
Muchos me preguntan por qué leo el diario La Nación y una vez más respondo “porque pensando al revés seguro que no me equivoco”.
San Martín 7 de enero de 2018
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