El “destino manifiesto” de Donald Trump
- Opinión
Los estadounidenses están tan convencidos de la perfección de sus instituciones que no firman Convenciones ni Acuerdos Internacionales tan básicos como Los derechos del Niño (Estados Unidos, Somalia y Sudán son los únicos tres países del Mundo, que no han firmado) la Convención Contra la Tortura, Contra el Uso de Minas Antipersonales, Reconocimiento del Tribunal Internacional de la Haya, la Convención Sobre el Estatuto de Refugiados de 1951, y muchísimas otras, todas destinadas a fortalecer formas de democracia y de convivencia pacífica para la humanidad. Tanto poder tienen que sus soldados acantonados en nuestros países, tienen estatus de asistencia técnica e inmunidad. Cuando ellos hablan “del destino manifiesto de su gran nación”, se refieren en rigor, al derecho que sienten y ejecutan de intervenir, política, económica y militarmente en cualquier país del Mundo, con ello justifican las más de 70 invasiones que han realizado en 200 años, a nivel mundial. Paisitos como Grenada (peligrosísimo productor de nuez moscada, que había logrado un gobierno independiente y que gracias a la estupidez de dirigentes radicales dio pie a la invasión yanqui). Haití, República Dominicana, Panamá, Guatemala, etc, doloroso etc. Claro no todos fueron éxitos, sus grandes derrotas en México a manos de Pancho Villa (el único General extranjero que invadió territorio estadounidense, en Columbus); o Nicaragua desde la derrota del pirata Walker hasta la huida precipitada de los marines gracias a los muchachos del General de Hombres libres, A.C. Sandino y la expulsión del último marine el 19 de julio de 1979. Playa Girón bajo la dirección de Fidel, las FAR y milicianos cubanos miles de hombres, barcos y aviones tuvieron que abandonar la Isla, casi sin haberla pisado. Ho Chi Minh y por supuesto, Viet Nam, los gringos derrotados hasta la humillación, como para tener que huir de su embajada como racimos de plátano, colgados de helicópteros.
¿Está convencido Donald Trump de ser esa bestia apocalíptica del Evangelio de San Juan?
Sí, está convencido, es lo que quiere, busca y le gusta jugar ese rol demoniaco que le ha asignado la historia, el pésimo y antidemocrático sistema electoral estadounidense y los enormes poderes que detrás de él transitan. La codicia es quien gobierna y los poderes demoniacos detrás de ella. No quiero dar una interpretación religiosa, dualista al tema, pero no podemos dejar de reflexionar sobre ello, el bien y el mal en pugna y Trump es el mal. Me resultaría más simple escribir que la maquinaria industrial militar, norteamericano/sionista, es la gran responsable y que en prevención de la próxima crisis está acumulando recursos y buscando generar empleo para los WASP (White Anglo Saxon Protestant), y así poder responder a sus promesas de campaña y al endeudamiento externo y otros argumentos similares de gran dominio de los economistas. Sería más fácil escribir sobre ello, pero no responde a lo que realmente ocurre. La industria militar y la ambición petrolera y de dominio mundial es parte de ello. Pero Donald Trump tiene un papel personal y éste es el del espíritu del mal. Se mira en el espejo del dios Mammon y extiende su mano sobre el planeta. Trump, con esa mirada medio demente, el peinado Elvis Presley rubio pintado y la actitud matonesca de un Rambo pasado de moda, lo que hace es provocar y provocar. Su política internacional va destinada a humillar y desgastar cualquier tipo de relaciones. Pero, esto, que parece caricatura, pone en peligro a la humanidad entera y de hecho a muchos países y millones de seres humanos, principalmente niños, niñas y mujeres que son el 70% de los muertos y refugiados de estas guerras. Ayer creó el caos en el mundo árabe reconociendo a Jerusalén como Capital del Estado Israelí. Hoy su Secretario de Estado, dice que está dispuesto a sentarse a la mesa de negociaciones con Corea del Norte, sin condiciones previas y esto preocupa seriamente. Confronta a Alemania, interviene en la Unión Europea y aumenta las tropas en Afganistán. Desafía a Rusia. Cuál es entonces el próximo objetivo que puede convencer al pueblo estadounidense, tan mayoritariamente ignorante y alienado, de participar en una nueva invasión, una nueva guerra.
La Unidad Latinoamericana progresista, en defensa de la democracia.
Venezuela aparece como el próximo objetivo de la guerra de baja intensidad o incluso de invasión. La construcción de la figura de Dictador de Nicolás Maduro, que realizan todos los medios de comunicación, está tocando extremos de alto riesgo. La oposición venezolana no participa de las elecciones municipales y pierde espacio de manera exprofesa, pero genera dudas sistemáticas sobre la calidad del proceso electoral. Ya lo escribí en artículo anterior, pero la preparación que se está dando en el campo de la ayuda humanitaria en territorios circundantes a Venezuela, incluyendo islas del Caribe, presagia momentos duros. (No olvidemos las operaciones conjuntas en la Amazonía.) La estrategia continúa, en Brasil tratan de destruir a Lula con todos los recursos; en Argentina la acusación contra Cristina es mayúscula, nada menos que de traición a la Patria; en el Ecuador, proceso destructivo y autodestructivo está guiando a lo mismo. La prepotencia Trump se refleja entre otros temas recientes, en el tono insolente de la carta dirigida al Ministro de Comercio Exterior Pablo Campana del Ecuador, firmada por el Señor John M. Mele, Asistente del Representante de Acuerdos del Hemisferio Occidental, donde le recuerda compromisos adquiridos en la Ley Económica Urgente y que el “Presidente Moreno hará muy bien en corregir aquellos elementos que disturban las relaciones comerciales”… para finalizar con tono creciente que “ …Un tratamiento limpio honrando compromisos en esta área del mercado, restaurará la confianza en las inversiones (estadounidenses) en Ecuador en una ruta más segura para la competitividad económica.” Por lo menos el encargado de negocios de la Embajada EEUU, ya debería haber sido llamado a Cancillería a dar explicaciones. Toda esta ofensiva orquestada alrededor del tema de la corrupción está destinada a destruir imágenes y reemplazar las nuevas democracias por el retorno al neoliberalismo. El propio juicio al Vicepresidente Jorge Glas, deja más dudas que certezas, hasta ahora. Nada justifica la corrupción, pero tampoco seamos tontos para no entender el juego del ajedrez mayor. En Honduras, el muy probable fraude electoral, nuevamente tiñe de sangre las calles e incluso en el Perú, donde la mafia fujimorista pretende derribar al Presidente Kutzinsky, un hombre de la derecha, pero incómodo a los mafiosos. Llamar a una reunión de CELAC urgente, debe ser el siguiente paso. Tal vez tome la iniciativa Evo, pero sería muy digno que la Cancillería ecuatoriana retome protagonismo en esta etapa. Trump quiere jugar al papel de ángel de la muerte. No lo dejemos, somos más, somos mejores y tenemos la Espada de Bolívar y la fuerza de Túpac Amaru. Y esto no es solamente un acto de fe, es la seguridad de que seremos organización y fuerza.
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